NOSTALGIAS
Yo tenía dos amigos, que se llamaban
Roberto Carlos, porque sus padres se enamoraron, escuchando alguna de sus
canciones. Conocí sus historias porque hace algún tiempo, me las contaron…
Los padres del primero, quisieron ponerle Roberto Carlos, porque la primera vez que
hicieron el amor, estaban escuchando una de las canciones, que, aunque era de
otros autores (Gardel y La Pera), la renovó y vibró en la voz y estilo del
brasileño. Para este amigo, “El día que me quieras”, siempre guardará la
connotación de sus padres amándose, y me contaba que se lo tomaron tan en
serio, que todavía se siguen queriendo…, han atravesado momentos difíciles como
todas las parejas, pero resistieron.
Me recuerdan a la pareja de ancianos, que
ha circulado en un power-point, y que al preguntarles, cómo han durado sesenta
años juntos, respondiendo de un modo natural dijeron: “ en nuestros tiempos, no
se derrochaba…, cuando algo se rompía, se apañaba y seguía funcionado”. Hay
muchas parejas que han hecho igual, cediendo, para no destruir lo que era tan
preciado para ellos.
El otro Roberto Carlos, lleva este
nombre porque su madre lo quiso…, no pasaba igual con su padre que le tenía
algo de celos al cantante, y, cuando notaba que la madre de R. C., se quedaba
extasiada, escuchando esas canciones, compuestas con poesías de amor, procuraba
distraerla para que lo escuchase a él, diciéndole cosas bellas e ilusionantes.
Cuando empezaron a discernir, cuál
sería el nombre de su primer hijo, la madre de mi amigo le cantó a su padre:
“la paz de tu sonrisa, mis sueños realiza, y te beso feliz…” Y así, como si estuvieran protagonizando una
opereta, el padre consintió y se llamó Roberto Carlos.
Esta tarde, escuchando las canciones
de este gran cantautor, he recordado a mis dos amigos y sé que nacieron,
mecidos con bellas palabras de amor.
Santurde de Rioja 1/09/12
Mª Jesús Ortega Torres