LABERINTO
Quisiera, ¡oh Teseo!,
ayudarte, como Ariadna, a salir del laberinto,
mas, Teseo, yo me siento
laberinto, no me siento Ariadna…
Solo a veces, soy una Ariadna. Otras, las más,
laberinto,
(como todos…)
y a nadie puedo guiar yo,
¡qué más quisiera!, yo pienso,
y todo se va en lamentos,
sin ninguna solución.
Te veo sufrir; yo también
sufro. Te oigo gemir… Yo lloro mucho.
Solo sé, que yo te quiero,
¿me quieres tú...?
No me he mirado en tus
ojos, no sé cuál es su color,
si azules como los cielos, si gris, como el
mar de invierno,
si, como la yerba, verdes,
o si son…, color de miel.
Tu voz me suena lejana, no
me nombras, no me llamas,
tan solo te llamo yo…, ¿no
escuchas tú mis lamentos?,
¿no sientes cerca mi voz?.
Con la túnica de Ariadna,
he atravesado el tiempo,
que es fantasía, y mis sueños
en ti, deposito yo.
Alicante 4/03/2013
María Jesús Ortega Torres