jueves, 24 de octubre de 2013

CRECER






CRECER

(Hojas de ensayo)

“El yo no es algo que es, sino algo que será. Es una tarea.”

Sören A. Kierkegaard
       
        
        Un niño recién nacido, suele aumentar físicamente de talla, cada mes, de uno, a un centímetro y medio. Hay niños recién nacidos que nacen con un percentil del 97%, y suelen crecer, por lo general, hasta dos centímetros al mes, durante los doce primeros meses.
        El desarrollo psicomotor es muy variable en los niños…,  los hay que gatean muy pronto y suelen andar antes del año, aunque a veces, ocurre, que no siguen con la misma rapidez, su desarrollo psicomotor y es distinta, también, y dentro de su desarrollo, su interactuación con los demás. Todo es muy variable y personal desde el principio, y pocas cosas son exactas.
        Al crecer, el ser humano, se verá influenciado por los genes, la alimentación y los cuidados de los padres biológicos o adoptivos, cuidados que si son de mucho cariño, le van a dar mayor satisfacción, que si no lo son, y se va a notar, a muy corto plazo,  en su desarrollo físico e intelectual o emocional.
        El cariño a los bebés, despierta su alma. Los bebés sonríen cuando se les da muestras de cariño, de amor por parte de sus familiares, y se vuelven tristes y llegan a enfermar, si no  sienten esas sensaciones afectivas, placenteras y necesarias para su desarrollo.
        Desde el último empujón  al nacer y la primera sonrisa que nos dedica nuestra madre, tenemos alma.
        ¿Se puede considerar al alma, parte del ser?, ¿se puede decir que representa el 50% de nosotros, siendo el otro cincuenta por ciento la porción física?
        La respuesta creo que es no. El alma lo inunda todo, es etérea, liviana y densa a la vez. La sentimos en la piel, en una uña…, en cualquier parte y hasta en el aire, en el fenómeno de la respiración, pero donde más, siento que es, que está, es en el pensamiento, porque nosotros somos nuestro pensamiento.
        La llamamos alma, como la podríamos llamar: esencia, espíritu, inteligencia, conciencia…, que son sus sinónimos. Como oponentes: materia, cuerpo.
        Todo lo que representa el alma va íntimamente unido a la materia, compartiéndola. Sin su soporte material, el alma solo fluye en el recuerdo, que tenemos nosotros, de los que nos faltan. El recuerdo del otro  es personificado por nuestra memoria,  si se trata de alguien conocido, querido, amado, odiado, temido, despreciado… o, simplemente, si por algo nos llamó la atención.
        Ha quedado en nosotros un “poso de impresiones”, que a lo largo de su vida, nos ha transmitido, y, su personalidad única, la tenemos bien marcada y la transmitimos casi por inercia, con su consiguiente paradoja de ser iguales entre nosotros, pero diferentes al mismo tiempo, en calidad de irrepetibles.
        La esencia del ser, ha sido estudiada en todos los tiempos. Ya, desde épocas anteriores a nuestra era cristiana, había gran polémica sobre su ubicación y funciones en el ser humano.
        El hacerla inmortal, es una creencia que los cristianos y, anteriormente, con las teorías de la reencarnación, confirmaban que en la muerte, el alma vuela del  soporte físico o cuerpo, pero, sigue viviendo, aunque no se sepa ubicar el lugar o esta cuestión haya dado origen a teorías, religiones, supersticiones  y fantasías, que nos han acompañado en todos los tiempos.
        El ser humano es social, también hay otros seres vivos que lo son porque se necesitan, conviven y se las ingenian creando nuevas formas de convivencia, pero el ser humano razona, no solo se mueve por instinto…
        La primera célula de la  sociedad es la familia, en donde hay unas obligaciones y unos deberes, entre padres e hijos y viceversa. En la edad infantil de los hijos, los padres no deben ser   amigos, deben ser guías, pero con una empatía, necesaria y suficiente, que logre satisfacer las necesidades, tanto físicas o fisiológicas, como psíquicas.
        Su empatía, ha de ser perfecta, los padres tienen que tener la facultad de retroceder en el tiempo; no se puede dirigir a un niño desde las alturas de un adulto…, hay que hacerse niño para apreciar las necesidades que cada uno de los hijos tiene, porque aunque tengan el mismo núcleo familiar, todos los hijos son diferentes y necesitan un trato personalizado, que además de marcar su personalidad, les servirá para hacerlos más fuertes, y en su calidad de receptores, aplicar lo aprehendido.
        Tanto el niño como el adulto necesitan de la sociedad, en quien se apoyan, y formando parte de ella, se moldean y  la moldean,  ofertando su razón de ser.
        El hombre es un animal social que se realiza participando y trabajando en su círculo inmediato, y, que aportando su granito de arena, hace que su colaboración sea imprescindible, para la mejoría de todo y de todos. Si el esfuerzo es de todos, se conseguirá con poco esfuerzo individual…, lo difícil es ponerse de acuerdo en el cómo, porque todos tendemos a orientar nuestro brío, a nuestro personal beneficio y no para el bien general. La mayoría de las veces, eludimos responsabilidades, y considerando que otros piensan por nosotros, como ocurre en el caso de los políticos, les colgamos la culpa a ellos de todo lo malo que sucede a nuestro alrededor, y sin ejecutar nuestro derecho al pataleo públicamente, callamos, siendo nuestra familia y alrededores, quienes acusan nuestro disgusto y nuestra cobardía al no participar por medio de periódicos, y otros vías de comunicación, activamente, para que la sociedad en la que nos desenvolvemos, lleve nuestra colaboración de modo real en lo que querríamos modificar, antes de que se legisle, o nos moleste, si ha sido legislado ya, de modo partidista o injusto.
        No tendremos la sartén por el mango, si no ocupamos un puesto en el que se escuche nuestra voz, pero también la podemos alzar, a nuestro modo…, y un modo de hacerlo, es poner atención en lo que nos interesa y adquirir los conocimientos necesarios para poder expresar nuestra conformidad o disconformidad y así poder manifestarnos al respecto. ¡Ya encontraremos el modo…¡“Poder es querer”! En el caso concerniente a la prole, procurar que desde pequeños, se eduquen en unos valores, que les hagan desarrollar, posteriormente, unas defensas contra la adversidad y en pro de la anhelada felicidad, que es a lo que se debe aspirar, y si cambiamos la idea de triunfar por la de poder trabajar en algo que  guste, y estar con quien te quiera y quieras, también ayudará para lograr un mayor gozo y una paz personal.
        …Y, es que el alma se duele, y de la melancolía se pasa a la tristeza y de ésta a la depresión. Si observamos nuestro entorno, vemos un mundo deprimido porque la fórmula para ser feliz la tenemos encerrada en nosotros mismos, y no sabemos donde hemos puesto la llave para liberarla. Tener esa felicidad de vez en cuando, sería lo ideal ya que la vida moderna, nos dota de medios que ayudarían  al menos a sobrevivir con mínimas preocupaciones,  pero eso hay que trabajarlo y conseguirlo poco a poco. Es importante pensar, lograr dar con los problemas de cada uno, empezando por el que inició la cadena, y poco a poco irles eliminando. Primordial es el primero que generó los demás.
        ¿Nos puede enfermar un pensamiento? ¿Nos puede sanar…?
¡Claro!, en nuestro cerebro existe la plasticidad (nos da buenas lecciones de ello, nuestro divulgador científico Eduardo Punset,  en T. V. E.), se ha descubierto que es maleable, se podía decir que tenemos un cerebro a nuestra medida y tenemos que acostumbrarnos a ideas que nos ayuden y desechar las que nos perjudican. Hay que seleccionar, no descuidarse.

        Es tan importante todo, que no estar atentos y olvidar algo en nosotros, puede llevarnos a dolencias del alma, y después a dolencias físicas, pues se somatiza todo, porque, en nuestro organismo, todo está muy interrelacionado. Siendo nuestra formación, veinte años antes de nacer (según la vieja escuela de pedagogía), la que va a ayudar, a no olvidar nada, porque los padres estarán pendientes, y aplicando sus conocimientos para el crecimiento total.

Marco Aurelio nos dice:
“Acomódate a las cosas que la suerte te ha destinado, y ama con verdadero amor a los hombres con quienes debes convivir.”

“En ninguna parte, puede hallar el hombre un retiro tan apacible y tranquilo,  como en la intimidad de su alma.”

Friedich Nietzche afirma  que:
“Quien siembra en el espíritu, planta un árbol a larga fecha”

Alicante 15/10/2013
Mª Jesús Ortega Torres