martes, 26 de noviembre de 2013

EMIGRACIÓN-INMIGRACIÓN







EMIGRACIÓN-INMIGRACIÓN


 (HOJAS DE ENSAYO)               

        En la novela “La ignorancia”, Milan Kundera nos habla de la emigración.
        Con verdadero placer he vuelto a releer, este testigo novelado, que pone como motivo fundamental, el hecho cotidiano y acentuado por la crisis mundial, que es la emigración, es decir, la infinidad de personas en todo el globo, que cambia su país por otro, con la intención de una esperanza de bienestar.
        Kundera pone en palabras de Irina, una de los protagonistas de la novela, unos versos del poeta checo Jan Skacel, que hablan de la tristeza que le rodea. A Irina le ocurre igual que a Skacel, porque le rodea la desesperanza…
        Los versos de Jan Skacel dicen que: “quiere llevarse la tristeza muy lejos, hacerse con ella una casa, encerrarse dentro durante trescientos años, y durante esos años, no abrir la puerta; no abrir la puerta a nadie”.
        Aquí, yo pienso que la tristeza es sinónimo del país abandonado. Tanto quiere a su país, que no  quiere desasirse de él. Su tristeza la convierte en casa, de la que no quiere salir nunca. Lleva en su alma a su país, el país es su alma; el tiempo de trescientos años es  muy exagerado, ya que nadie vive trescientos años, constituyendo con el alejamiento y su ansiada soledad (quiere que no entre nadie), un  dolor muy subjetivo, metáfora de amor eterno a su país.
        Sin embargo Kundera dice textualmente de estos versos: “Si Skacel se encerró para pasar trescientos años en la casa de la tristeza, era porque veía su país engullido para siempre jamás por el imperio del Este. Se equivocaba. Todo el mundo se equivoca acerca del porvenir. El ser humano solo puede estar seguro del momento presente”.
         Yo creo haber traducido unos sentimientos. Kundera traduce el error de cálculo en el tiempo, de un asentamiento revolucionario y duda de la intuición que se pueda tener para calibrar el futuro.
       
        Un país se abandona por fuerzas mayores. El emigrante no es un turista que se va  de su país a otro a conocerle, a pasar unas vacaciones y divertirse el máximo posible. Cuando así va, gasta el dinero que ha estipulado para su tiempo de ocio, alegremente, porque sabe que cuando vuelva tendrá su trabajo y con él, conseguirá seguir  otro año de rutinas (más o menos), pero seguro, para lograr otras vacaciones, renovar el coche o para ahorrar simplemente, para  las vacas flacas, cosa tan necesaria hoy día. Se emigra porque se tiene necesidad de tener lo imprescindible para vivir, y en el sitio de origen, por diversas causas, no se tiene. Se necesita la paz para vivir, y en lugares con guerras, peligran las personas y se hacen éxodos de familias enteras a lugares en los que se les acoge. Los disidentes, si no huyen, corren el riesgo de cárcel o ejecución, según las leyes que rijan…
        Sabemos que en todos los países del mundo, hay muchas diferencias en cuanto a la legislación sobre los inmigrantes o personas que llegan emigrados de sus lugares de residencia. Hay lugares en los que se necesita un permiso de trabajo para poder pasar, y si no demuestras que estás de vacaciones, haciendo gala de una cantidad determinada e impuesta por esos países, o se muestra el citado permiso de trabajo, no se entra. Se procura así un orden que no se les escapa de las manos, y que sumados a los problemas, que se tienen sin buscar, harían la vida menos óptima.
        Estos países más evolucionados, notan la inmigración, de modo muy distinto de los estados que tienen “entrada libre”, y que llegando, los inmigrantes,  con las manos vacías, sin trabajo a países con gran número propio de parados, solo crean conflictos, porque se es más a repartir, y no solo entran posibles trabajadores, también entran estafadores y gentes buscadas por la policía internacional, de las que no se puede esperar nada bueno…, por lo que vemos, que se crean problemas, tanto para la persona que llega, como para el estado que las recibe.
        A nuestros hogares no dejamos pasar a personas que no  nos merecen confianza. Entran familiares y amigos, que creemos que no nos van a insultar, robar o agredir físicamente. Entran personas a reparar algo que se nos ha estropeado, y les dejamos pasar con cordialidad, porque nos van a sacar de un apuro. Si vemos que alguien que creíamos amigo, se pasa, le negamos la vuelta, no queremos una segunda sorpresa.
        Ésto, elevado a nación, debería ser igual. Por supuesto, no es tan simple, pero seguro que se crearían muchos puestos de trabajo organizando unas inmigraciones, que ahora, aunque nos traen su cultura, también nos traen muchos problemas.
        Todos nos hemos “capitalizado”. Cuando más tenemos más queremos…, pero los gobiernos, bancos, empresas nos están demostrando que muchos de sus miembros, se han apropiado de fondos que pertenecen al ciudadano y que además de dejarle sin trabajo, le dejan sin los ahorros de toda la vida. Nunca se ha estado más en la calle que ahora, y se huye a otras calles, a otros lugares en busca de un porvenir que no se encuentra en el propio país.
        No solo se mueve la parte física que es inherente, también entran  los sentimientos que igualmente lo son y se juega demasiado con ellos. Se obliga a salir y en los lugares que se piensa, son de acogida, esperan incertidumbres… No se sabe dónde estará el hueco para aparcar, y lo que es peor, se tarda mucho en saber si ese hueco existe.
        Cuando Josef, el otro importante protagonista de la novela de Milan Kundera, decide volver a Bohemia, no sabe lo que se va a encontrar, siente temor, desconfianza…, son sensaciones naturales de alguien inteligente, que presiente, que puede resultar molesto hasta para su propia familia.
        Salió huyendo, dos décadas atrás, de un régimen que le asfixiaba y le controlaba al máximo quitándole su libertad. Con su huida, creó problemas a la familia que quedaba, porque el régimen daba la espalda a los cercanos de los huidos. No le comunican los fallecimientos de sus seres queridos en este tiempo, llevando una  sorpresa cuando visita la tumba de su madre y se encuentra los nombres de quienes creía con vida, allí enterrados. Veinte años han cambiado la fisonomía de su hermano y su cuñada…, no solo eso, además de parecerle otros, se han anexionado sus pertenencias. Su hermano le dice que no necesitarán abogados, que le piensa pagar en metálico, pero nada de lo que le pertenecía por derecho, está a su nombre… Nota que ahora no tiene nexos con su tierra, nada le hace crear lazos y le motivan más los recuerdos de su tierra de acogida. Demuestra Josef, que los seres humanos vuelven donde han encontrado el amor, aunque ya no puedan abrazarse físicamente, porque una enfermedad se haya llevado a su esposa.
        Los sentimientos se transforman. Se trata de ser uno mismo, no otro, pero no siempre se consigue…Por otro lado cambiar una cultura propia por la del nuevo destino, requiere esfuerzo y sacrificios ímprobos.
        Al tema de la Emigración-Inmigración, tan lleno de injusticias, incógnitas y preguntas todavía sin respuesta, ponen contrapunto estos versos de Skacel que parecen también contradictorios pero…, implícitos quedan los sueños:

“A veces, al mediodía,
con las aguas del río
se ve pasar la noche…”

Torrevieja 23/11/2013
Mª Jesús Ortega Torres

       







        

lunes, 4 de noviembre de 2013

EL CIELO ME MIRA A MI







EL CIELO ME MIRA A MI,
mira a quienes le miramos,
manos blancas, nuestras manos
que solo piden amor.

Palabra mágica ésta, que llena mil ilusiones,
son nuestras aspiraciones, las que llevan a soñar.
Está en todo, esa palabra, que solo nos da alegría,
y yo quiero hacerla mía, ¿y tú también? ¡cómo no!

Hay una flor olorosa, en el jardín, muy hermosa,
que se ofrece si hay amor. Si es roja se la distingue…
amor hay entre dos almas, cuando brota la ilusión.
Pero esta flor pronto muere, y avisa… ¡nada es eterno!

Mas sigue nuestro delirio, sigue nuestra voluntad
porque queremos amar… y a veces lo conseguimos.
Una flor traerá otra flor, y si es el mismo amor,
y si no se marchitara, quedará en el corazón,

pues su aroma misterioso, se guardará eternamente
y hasta que dure ese amor, su perfume es permanente…
El cielo me mira a mí. Mira a quienes le miramos,
manos blancas nuestras manos, rojos corazón y flor.

TORREVIEJA 2/11/2013
Mª Jesús Ortega Torres