miércoles, 2 de enero de 2013

ME GUSTA EL SILENCIO


      







  Me gusta el silencio.

Presentir las nubes,
presentir el viento.

Presentir el rayo,
presentir el trueno.

Presentir tu voz
que me da tormento.

Presentir tus sueños.
Presentir mis sueños

Me gusta el silencio…
Me gusta el silencio.

Alicante 19/12/2012
María Jesús Ortega Torres




martes, 1 de enero de 2013








Mostrarnos como somos, puede ser una desventaja, pero es parte de nuestra verdad.


FELIZ AÑO NUEVO

FELIZ 2013



María Jesús

COSAS






COSAS

        Hoy ha sido un día ilusionante. Quiero pensar que como me he movido mucho y estoy algo cansada, mi insomnio no me visitará.
        He de llamar a mi vecino y repetirle lo buenas que estaban sus avellanas, no me quiero olvidar, porque es importante agradecer. Suelo ir demasiado deprisa y es muy importante ir, a veces, a cámara lenta, porque las prisas nunca vienen bien y nos olvidamos de nuestros deberes cívicos.
        Cuando hacemos las cosas despacio, disfrutamos de ellas, las sentimos, las notamos, las vivimos…
Nos cuesta perdonar a los demás, pero, a pesar de ser muy incrédulo, Cristo perdonó a Tomas  Yo estoy algo aturdida, porque duermo poco y me cuesta concentrarme. Espero que, con algo de entrenamiento, podré superarme.
        Empieza un nuevo año en oscuro… No, no quiero decir que vaya a ser negro por la crisis…, aunque Lucía Etxebarría, una intelectual, comprometida con nuestra sociedad, como lo demuestra en todos sus artículos y libros, en su sección “Simpatía por el débil”, nos trasmite claramente, que esto no es una crisis, que es una estafa, explicándonos porqué, el nuestro, es un “tambourine country” o “país de pandereta”…, son deducciones que compartimos desde hace, a nuestro gusto, demasiado tiempo, por las evidencias que se perciben, incluso, con los ojos cerrados.
        Prosigo con la tesis de que todos los años empiezan en oscuro, porque, como siempre,  a las dieciocho horas, ya no hay sol, y seis horas más tarde, nos alumbra la luz de las estrellas y de algún farol. En el mar, el faro alumbra a los navegantes, desde las diecisiete o diecisiete treinta. Tanta oscuridad, para favorecer un ahorro crematístico.
        El viejo año se ha llevado consigo a amigos y familiares…, ¿qué nos deparará el nuevo año…?, ¿le sobreviviremos?
        Al evocar a algunos amigos, los hay que hicieron el papel y función de familiares. Al mismo tiempo evoco a familiares que no hicieron función de nada, es decir, no estuvieron a tu lado cuando los necesitabas, y han pasado por nuestras vidas como los vecinos del otro lado del pueblo, que raramente te encuentras en el camino.
Tenía yo quince años cuando traduje “Laelius De Amicitia”. Escrito por Marco Tulio Cicerón cuarenta y cuatro años antes de Cristo.
Tuve tres grandes profesores de griego y latín. El primero fue don Antonio Martínez Duréndez, de grato recuerdo, en Torrevieja (Alicante), que hablaba y transmitía ambas lenguas a la perfección. No en vano, según me contaba, ganaba los maratones en el seminario, que se hacían para la práctica de estas dos lenguas y, con frecuencia, dejaba fuera de juego a sus compañeros, quedándose solo recitando a Platón o a César en sus lenguas vernáculas. También las profesoras doña Ana María Queralt y doña Carmen Huguet, en Barcelona, me supieron transmitir la belleza de estas lenguas y su importancia en la nuestra, de donde proviene, incrementando mi interés y curiosidad, sobre todo, por averiguar la etiología y la etimología de las palabras.
Me queda el recuerdo, de que, entonces, me parecieron sublimes, a pesar de sus, difíciles, ablativos absolutos, los pensamientos de Cicerón en su Laelius De Amicitia. Ahora, para mí, apenas es un referente de la amistad. El tiempo borró su contenido pero no la sensación que me dejó Cicerón, sobre la amistad, quedando, su esencia,  en el poso, que conforma nuestro yo presente, que cambia, según el alimento intelectual y de vivencias, que le hayamos estado administrando, que como un abono, permite recoger los frutos más tarde.
        Cambia nuestro yo, por nuestro poso, cambia, por su renovación…
En la amistad, se toca el amor.
Muchos amigos se quieren como hermanos… Nos gastamos bromas, que se perdonan, nos hacemos confidencias, nos mimamos un poco…
        Si se traspasa la amistad, la amistad se transforma…
Sucede cuando alguno de los dos, empieza a querer al otro de modo distinto, y el amigo o la amiga se enamora y quiere al otro como amante…
Cuando, en ambas partes, hay una atracción que no es la meramente de coincidencia de ideas, de actividades, de pasatiempos, de gustos, metas, cercanía, etc., etc., y se añade el ingrediente que multiplica, el atractivo físico, a esa potencia infinita, que conforma el yugo de los amantes, se puede decir lo de “miel sobre hojuelas”.
Si sucede solo en una parte, se acaba la amistad, porque al enamorado o a la enamorada, ese amor rechazado, le duele y, pesa más que la amistad, por lo tanto, deshabita la casa de la amistad; la deja vacía, y queda un sabor amargo que siempre vuelve, cuando se recuerda, simplemente, el nombre de quien le ha rechazado como amante, como enamorada o enamorado…
        No está de más recordar que alguien dijo que estamos aquí, para procurar ser felices. Reponernos y tratar de conseguirlo, debe ser uno de nuestros empeños…
Una suerte de felicidad empieza por tener la vida ocupada. Tener un cajón o una mesa de sastre, (o desastre), nos ayuda a planificar unos ocios variados, que nos sirven para seguir…

Alicante 31 de Diciembre de 2012
     María Jesús Ortega Torres