domingo, 26 de enero de 2014

ADOLESCENCIA




ADOLESCENCIA

(Hojas de Ensayo)


Los años nos enseñan
Muchas cosas que los
Días no saben nunca.
         Ralph w. Emerson
        

         Al periodo en el que  empezamos a mostrar nuestro “yo”, le llamamos adolescencia. Lo van a conformar muchas influencias, que unidas a las primordiales, como son las que van implícitas en los genomas de cada ser, va a influir, de modo esencial, la “genómica ambiental” como manipuladora principal de una conducta, que empieza a querer ser independiente.
         Su “EGO” va a seguir creciendo, además de por  la carga personal y ambiental, ahora también, orquestado por la revolución que le van a provocar  los cambios fisiológicos en su cuerpo y en su mente.
         Es un periodo muy difícil, trascendental y muy decisivo, ya que se va a adquirir, lo que llamamos “autonomía”, y desechando la opinión de los mayores, sus consejos y razonamientos, se  querrá, no solo suprimirlos, también hacer los suyos realidad, y, así  decir que pueden ser “ellos mismos”.
         La adolescencia, empieza en la pubertad, y es ésta su primera fase, en donde se llevan a efecto, los procesos físicos y fisiológicos que marcarán el camino, desde la edad de 10 años hasta los catorce, en las niñas, y desde los once años a los quince, en los niños. La ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (O.M.S.), distingue una adolescencia temprana cuya periodicidad, termino de indicar, y una adolescencia tardía, que  comprende el periodo que va de los quince años, a los diecinueve o veintiún años.
         En la adolescencia se da el paso a la edad adulta, y se puede llamar a este periodo, de transición. Los cambios que van a influir en un desarrollo hacia la adultez, conllevarán un nuevo carácter en el joven, porque se inicia una rebeldía (mayor o menor), en los jóvenes, que a su vez se quejan de un rechazo por parte de los ya adultos, sean familiares, profesores, o bien, otras personas de su entorno. Estos rechazos, que no son otra cosa, que su propia resistencia, unida a el deseo de los allegados de que no tropiecen en la misma piedra, en que tropezaron ellos, y, los efectos y alteraciones que les produzcan, a cada adolescente, sus cambios hormonales, que acarrearán cambios fisiológicos y físicos, como ya he señalado anteriormente, y que le van a preparar para una vida sexual activa y apta para reproducirse. También se seguirá tejiendo su EGO, y este yo, tan especial, va a marcar su personalidad, aunque en esta época de transición a la adultez, es muy difícil que se dejen orientar cuando su rebeldía se hace muy notable, ya que busca su identidad. Cuando ésto llama la atención, porque es demasiado patente, a veces hace falta la ayuda de un profesional de la psicología, que dará unas pautas para la terapia y que el joven, generalmente, siempre acoge mejor que las  correcciones naturales de padres y maestros, por las que se revela y dice que las hacen “para fastidiarle”. Los jóvenes se tratan de desasir de las manos y los brazos de los padres protectores, y cuando se presencia una escena de rebeldía de hijos adolescentes con sus padres, parece que se ha pasado del amor al odio…, tal es la fuerza del “querer ser”.
         El joven adolescente, piensa, pero pocos se “paran a pensar”. Piensan de modo ligero, sin saber bien qué partido tomar, ya que parece, que la mayoría, se juegue a “cara o cruz”, lo que ha pensado, para tomar una determinación, y claro, puede haber mucho índice de error. Por costumbre, casi todos los adolescentes, ponen pegas a lo que se les dice, protestando si no se les hace caso, y, originando muchos conflictos familiares por no admitir ser dirigido y sin aceptar  algo de orientación, procura  siempre salirse con lo que se propone.
         Erróneamente, cree que no es querido, y se suele comparar, él mismo, con los insectos domésticos, que se aplastan, cuando aparecen, y se le ha de convencer para que retire esos pensamientos.
         Los adolescentes tienen que tropezar muchas veces, para decidirse a rectificar, y ésto se convierte, casi, en su único cauce de aprendizaje, que por otra parte, también es y ha sido el principal procedimiento de aprendizaje de quienes nos llamamos hoy día “adultos”, incluyendo a sus propios padres, que tendrán que cambiar, sus actitudes y ponerse de acuerdo, antes de recriminar al hijo que se tambalea inseguro ante las distintas opiniones de sus progenitores, si es que no se coordinan antes de hablarle.
         A veces, el adolescente no sabe qué resolución tomar y cuál de los dos (padre o madre), colma sus expectativas para decidirse. Ante ésto, suele elegir al amigo, o amiga “del alma”, como consejero, porque descubre el lío mental que tienen sus padres entre ellos, con respecto a él y sus, ahora, “nuevas circunstancias”. No es fácil convertir, sensaciones, impulsos, emociones…, en sentimientos, y ésta es una necesidad, que si no se realizara, le seguiría relegando en el infantilismo.
         En tiempos no muy lejanos, se trataba de orientar con charlas por profesionales de la enseñanza, religiosos, médicos y cine fórum, con temas al respecto, y libros, también, de carácter orientativo para jóvenes adolescentes, casi siempre, todo esto, condicionado a unas normas religiosas, que señalaban un camino para que los “problemas” tuviesen una solución. Generalmente, estos libros, se referían de modo selectivo, a el joven y a la joven, pues se les sabía  distintos, y sus sensibilidades  dispares merecían un trato especial y personalizado. Se empezó a valorar a la mujer, ensalzando sus cualidades y su rol en la familia, y potenciando su papel en la sociedad y su responsabilidad como futura madre y también futura educadora… Entre estos libros recuerdo “El diario de Ana María”, “El diario de Daniel”, “Triunfo” los tres del autor, Michael Qoist… Otro libro que fue muy leído, lo escribió Desclée de Brouwer y tiene el sugerente título de “En la encrucijada de la vida” (Libro para la joven).
         En la actualidad, son bastantes los autores que, desde el conocimiento del ser y que buscando las causas y los efectos circunstanciales en el comportamiento de cada persona, encuentran soluciones a problemas derivados a que es, precisamente, en la adolescencia y cuando seguimos tejiendo un  “ego” a veces mal dirigido, o no dirigido, valoran, lo que queda en nosotros de las vivencias familiares y sociales y lo que nos ha afectado, que hace anómalas las conductas mal influenciadas por unos progenitores que no fueron a una “escuela de padres”, y que por lo tanto, no personalizan una educación, sumidos, por otra parte, en la obligada tarea, del mantenimiento del hogar y otros problemas.
         Siguen habiendo tertulias, en donde se trata del tema “adolescencia”. La Radio y la T.V., prensa etc., también forman mucho y los padres deben prestar atención a una formación personalizada, que requiere minuciosidad, y que de su mejor o peor transmisión, va a depender una buena transición a la adultez.
         En los textos, en los que se trataban de encauzar, por la fe católica, las conductas adolescentes, se daba una visión, que aunque orientativa, era algo partidista, muy paternalista y excesivamente protectora, mermando la libertad, por su dogmatismo, ante el “peligro” en el joven, de saltarse  unas reglas preestablecidas, cuya infracción era motivo de “pecado mortal”.
         Las orientaciones de los psicólogos, actualmente, tienden al desarrollo del crecimiento en el joven adolescente y tratar de encontrar las causas, si existen, del no crecimiento. Me pareció, muy interesante leer el libro de Antoni Bolinches: “Peter Pan puede crecer”, en donde el autor nos da unas soluciones para  deshacernos de “ese padre”, y/o, “ese niño”, que no hemos desempolvado de nuestra personalidad y que la enmohece, la anquilosa y no la deja resurgir.
         El comentario de el profesor de Tuba del Conservatorio Profesional de Música de Zaragoza, Eduardo Ruano, que manifiesta que “estudiar música, ayuda a desarrollar, las capacidades, intelectuales, sociales y personales, mientras se divierten”, reafirma que se debe insistir y orientar, en el estudio de algún instrumento. Tanto el joven como el ya adulto, deberían ser estudiosos eternos,  o tener algún tipo de actividad, extra-laboral, que les acompañe. Siguiendo con el profesor Ruano, nos dice las doce ventajas que pueden tener  los niños, infantes o adolescentes, que estudian música, y que pueden encontrarse, en otras artes y/o deportes. Por citar alguna de estas doce ventajas, citaría la autoestima y el desarrollo en valores.
         Conocemos los resultados del desarrollo adolescente, de muchos de los niños “prodigio” que han poblado y siguen habitando el globo. Si bien es verdad que no todos lograron ser felices, también lo es, que los motivos, fueron generalmente, el aislamiento y envidias que  produjeron en su entorno…, ya se sabe que a nadie dejan ser profeta en su tierra, aunque Mozart y Schubert (entre otros muchos más músicos), lo consiguieron, madurando además, una estética personal, que creo, perdurará siempre.
          La afición a la lectura, como medio importante de formación, es muy entretenida e interesante. No pasa inadvertida y siempre se recomienda. Tenemos un ejemplo en el escritor Borges, al que su gran afición a la lectura desde una temprana edad, le llevó a ser un gran escritor, siendo sus primeras traducciones y narraciones en unas  edades, infantil y  adolescente. Ahora es considerado uno de los más peculiares escritores de nuestra época. Borges tuvo estos antecedentes, en sus padres, quienes le inculcaron, el amor a los libros, en su más tierna  infancia.
         Además de a la música, y a la lectura, la dedicación a otras bellas artes, y la práctica de deportes, elegidos dependiendo del gusto y capacidad de los jóvenes, hacen que el adolescente, pase mejor el “puente”, sin ver, continuamente, el abismo.
         Los padres tienen que asumir una responsabilidad de vigilancia y apoyo para con sus hijos, y la asistencia a los Centros de Salud en donde, las revisiones periódicas al “Niño sano”, constituyen también un importante apoyo, ya que se les insta a seguir con una vida, llena de respeto y cariño hacia su familia y demás allegados, y a saber decir no, con entereza, a amistades que no le convengan, a todo tipo de drogas y al sexo sin protección, por los peligros, no solo de enfermedades, sino también, de embarazos no deseados.
         No es fácil pasar de un grado de infancia a un estado de adultez. En la vida nos toca aprender siempre, lo que ocurre es que cuando nuestros padres nos creen capaces de andar solos, y nos dejan decidir en algunas cuestiones, nos pensamos que ya lo sabemos todo… Éste, el periodo de la adolescencia,  es el “reto” a superar.
        
William Shakespeare nos dice:

penséis lo que penséis, creo que
No están de más las buenas palabras.



Fuentes:
Antoni Bolinches: "Peter Pan puede crecer"
Eduardoruano.com ‘doce razones por las que un niño debería estudiar música’.
Prensa, Radio, T.V., Revistas y Libros pediátricos
Conocimientos adquiridos por, gran parte, de mi experiencia profesional.

Alicante 24/01/2014

Mª Jesús Ortega Torres