martes, 30 de septiembre de 2014

LAS MONTAÑAS








LAS MONTAÑAS

Las montañas nos guardan, guardan nuestro silencio.
Rodeadas de nubes, muy cerca están de Dios.
Sus picos son fronteras entre el cielo y la tierra,
sus laderas sostienen bosques, alrededor.

Luna tú que iluminas, cielos y nubes..,  tierra
y a estas montañas solas, les das tu resplandor,
no te escondas, que vean brillar tus ojos;
y en la montaña, el águila, admire tu fulgor.

Una vez tuve un sueño: Subir a esas montañas,
y al levantar mi mano, alcanzar esa luz;
las noches son oscuras, mas con la luna clara,
llegar hasta la cima, en mis sueños, soñé…

¡Qué gozo! ¡Qué alegría!
Al nadar en las nubes, pensé que me ahogaría,
pero no, no fue así…
Una estrella bajó a hacerme compañía;
no quemaba y me hablaba, yo me sentía feliz.

Desde allí vi los campos y a un pueblo silencioso,
que gozoso dormía, esperando el albor.
Después de mi experiencia, me gustan las montañas:
Sus árboles, sus nidos, su tierra…, ¡que soy yo!

Seguro que otro día, subiré a la más alta,
donde, ¡estoy muy segura!
me esperará a mi Dios.

Santurde de Rioja 10/09/2014

Mª Jesús Ortega Torres

domingo, 7 de septiembre de 2014

SOLEDAD




 SOLEDAD


(Hojas de ensayo)


“Las estirpes condenadas a cien años
de soledad no tenían una segunda
oportunidad sobre la tierra”
   “Cien  años de soledad”
Gabriel García Márquez


         Al sentirse solo-sola de modo individual, se le llama “soledad”. Cuando esto sucede, no nos encontramos bien, siendo pocas las personas que se sienten bien, cuando están solas. A estas personas que se sienten bien cuando están solas, se las califica como “raras”, ya que el ser humano es sociable por naturaleza, y lo “normal”, sería que se sintiera bien entre su familia y entre sus amigos y entorno… Sin embargo, una cosa es “estar solo” y otra “sentirse solo”. No es cuestión de matices: en los dos casos, es un estado que nos va a marcar, por nuestra personalidad, por nuestro ánimo o actitud…, por nuestra voluntad.
         Si se elige estar solo-sola, porque no te sientes así, porque no te sientes incómod@, ni mal, sino, antes al contrario, te encuentras a gusto disfrutando de tus silencios, de tu paz…, el que  los demás encuentren en ello una rareza, no te debe importar, pues, condición humana, es, generalmente reprobar la actitud de los demás, y quedarnos tan tranquilos. Es posible que estas personas a las  que les gusta estar solas y no sienten la soledad, disfruten mucho más de la compañía de los demás, cuando se presente el caso, en reuniones, fiestas, tertulias etc. etc., porque el no sentirse solo, aunque no se tenga a nadie alrededor, lo da, sobre todo, el conectar consigo mism@, y si se conecta bien, es más fácil estar bien con los demás. Este mundo es muy diverso, y hay muchas circunstancias atenuantes, que impiden las conexiones o lazos que nos permitan relacionarnos, y que con solo nuestra voluntad, lo podamos realizar…, porque “los otros”, forman la otra parte de la comunicación, y no siempre estamos de acuerdo con ellos, con los que nos han tocado en nuestro entorno, familiar o social…
         Actualmente, la forma de relacionarnos, es muy distinta a la que se tenía no hace muchos años, antes de instaurarse el uso de los ordenadores y es ahora, con su uso,  un hábito adquirido pertenecer a unas redes sociales, que según estadísticas vertidas por sociólogos, aumentan las depresiones, las envidias  y  los complejos de inferioridad, si en tu participación, tienes menos éxito, que familiares, amig@s y conocid@s, ya que eso se puede comprobar fácilmente. Se apunta, también, en el mismo artículo “Un mundo de cuñados” de Javier Calvo, (Revista de verano “S Moda” de ”El País”), que cuanto más activos seamos en estas redes sociales, menos depresión y envidia se sentirá (entiéndase entre quienes participan en ellas).
         Si solo se tiene esta forma de relacionarnos, que hay que reconocer, puede ser muy enriquecedora y también puede constituir un “escaparate” de tus actitudes, tu empresa o lo que queramos…, pero,  además de crear una mayor o menor dependencia, según sean esas personas, no es suficiente para la amistad, porque el ordenador te aísla y puede ser engañoso, ya que no puedes apreciar de un modo real a tus interlocutor@s, que siempre te van a mostrar su lado bueno, e inclusive, y con frecuencia, una imagen física mejorada o distinta de su persona.
         Para much@s, la soledad, con su silencio, es muy necesaria, porque los demás les distraen de su vida interior, de sus reflexiones, más o menos trascendentes, pero suyas y que necesitan hacer por ellos, para ellos e irradiarlas a quienes  quieran o aprecien. Cuando este recogimiento se hace con mucha frecuencia, se suele decir que la persona es introvertida. A veces se llega a esa introversión por una simple reflexión, que puede parecer poco lógica, pero que la experiencia de cada cual va a determinar, y se dice, simplemente: “Estoy sol@, porque a mis años…, no permito que nadie me aguante, pero yo, no tengo porqué aguantar a los demás”. Se puede pensar que es poco lógica esta determinación, si admitimos que somos seres sociables y necesitados unos de otros, pero pasa y pasará por nuestra condición dual.
         A veces se te echa tanta tierra, que temes, que la próxima vez, te dejen cieg@… Ésta sería una soledad por hastío y temor, algo distante del pensamiento de GHANDI que nos dice: “Únicamente conoce el encanto de la soledad quien la ha elegido libremente”. Estar sol@ por el hastío de los demás o hacia los demás, debe ser muy triste.
          Si por el contrario, se comunica y manifiesta pensamientos, sentimientos, opiniones…, necesitando, poco del aislamiento y, mucho, estar con los demás, hemos dado con una persona extrovertida, que nos puede resultar, simpática, envolvente y capaz de  invadir cualquier espacio. Suelen ser algo  volubles y no tienen, casi nunca, un amig@ de verdad, porque lo  son “tod@s”, y les es imposible o al menos muy difícil, elegir a uno sin traicionarle con los que también son “sus muy amig@s”.
         Creo que la soledad no se suele forjar sola, tiene con sus sinónimos y la personalidad de quien la sienta o padezca, su razón de ser y sus efectos más o menos nocivos, para quienes toque con sus largos dedos…, que no serían rosados, como los de la aurora que cantó Homero, sino, más bien grises o negros, según la intensidad del “roce”.
         En varios diccionarios, a mi alcance, he buscado los sinónimos de soledad y en todos ellos he encontrado las mismas respuestas: Aislamiento, abandono, retiro, incomunicación, separación, desamparo, encierro, clausura, destierro…
         También sus consecuencias vienen dadas como sinónimos: Melancolía, nostalgia, añoranza, tristeza…
         Yo he empezado estas breves “hojas de ensayo”, con una cita del libro de Gabriel García Márquez “Cien años de soledad”. Son las últimas palabras de este libro, que no quiero dejar de repetir, porque me parecen concluyentes y que me hacen añadir, como sinónimo de soledad, la palabra y sentimiento: “olvido”.
         García Márquez pone fin a su novela diciéndonos:

“Las estirpes condenadas a cien años de soledad
no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra”

         Pienso que cien años son pocos, comparados con los cuatro mil quinientos setenta millones de años del origen de la tierra, y los cuatro millones de años en que un hombre se puso de pié sobre la tierra, pero supera la media de vida, en nuestro globo de un hombre, y los hombres son los forjadores de estirpes, que pueden seguir existiendo o terminar. Al querer releer esta novela, en el momento en que estoy meditando sobre la soledad, me doy cuenta de tanto olvido de los otros, irremediable de paliar e inalcanzable para nuestras manos, pero no para nuestro corazón, porque si conocemos la ignorancia por los personajes que ha regurgitado  García Márquez, también la pobreza, el engaño, la superstición, la traición, y comparamos estos personajes, con la actualidad, que por otra parte no es tan lejana a ellos, vemos que siguen existiendo porque conviene a unos pocos que lo quieren dominar todo, y que esos pocos han existido siempre y por desgracia, seguirán existiendo.
         Creo que la soledad es de los olvidados, porque no conviene que se sepa que existen, que existimos…, porque todos quienes no tenemos “poder”, somos los olvidados que aunque gocemos actualmente, de óptimas circunstancias, si no conseguimos una mayor equidad y nos hacemos, todos, responsables de ella, seremos olvidados, porque la tierra, a la que conocemos bien, sigue dando vueltas y vueltas, y en una de ellas, nos tocará ese cambio y será porque no nos implicamos y responsabilizamos, lo suficiente, quienes estamos “mejor” ahora, en atender a los muy olvidados de hoy. Para asumir esta responsabilidad, hay que tener mayor concienciación de la que tenemos, o hasta ahora practicamos y que, con poca perspectiva de futuro, nos han inculcado, porque la tierra es de todos…, y todos, tenemos derecho a una vida aceptable.
          Seguimos, ahora, el camino que nos marcan personas con apariencia de sabias, pero que no saben cómo cuidar lo esencial, que solo se podría lograr, volcando, todos los esfuerzos posibles, a la consecución de un mayor equilibrio y una mayor ayuda, que para muchos de nosotros son segundas palabras importantes  después de la mágica palabra “amor”.


Referencias:

Cita de Gabriel García Márquez de su libro “Cien años de soledad”
“Un mundo de cuñados” de Javier Calvo en la Revista “S Moda” del 23 de Agosto de 2014 (Diario “El País).
Diccionarios: Vox, Cúspide, Wikipedia.
Cita de Gandhi del calendario “El taco del Sagrado Corazón”

Santurde de Rioja 5/09/2014
Mª Jesús Ortega Torres



        


        

martes, 2 de septiembre de 2014

AMAPOLAS








 AMAPOLAS

Las amapolas, son tan bonitas…
¡parecen rosas!
mas no son rosas…, son, amapolas.

Las amapolas, son tan bonitas…
¡crecen en trigo!
mas no son trigo…, son, amapolas.

Pétalos rojos y tallo esbelto
que mueve el viento, que las cimbrea…
y por él mueren, sin un lamento,
y yo diría que con contento…

Las amapolas, tiernas, alegres…
reciben siempre el beso dorado
de un sol vibrante, que desde arriba,
hace que crezcan, bellas, hermosas,
tan ruborosas…, ¡las amapolas!

Santurde de Rioja 10/05/2014
Mª Jesús Ortega Torres