MORBO
(Hojas de Ensayo)
“Amar
a alguien, es verlo
como Dios lo concibió”
FEDOR
DOSTOIEVSKI
Comenzar
estas “Hojas de ensayo”, con una cita de Dostoievski, y además, con una cita
que empieza con la palabra “amar”, creo que es un lujo y, también, lo más que
podía soñar, porque creo que en el morbo, lo que no se da, es la palabra amar
ni amor, hacia quien nos produce ese morbo.
En la
tercera acepción de morboso-a, leemos que “se aplica a lo que puede provocar
emociones o sentimientos malsanos y a las personas proclives a tenerlos”
(Diccionario de María Moliner).
El
“morbo”, se define en el mismo diccionario
como “interés o atracción malsanos por lo desagradable, lo prohibido o
lo inmoral”.
Por
inmoral se indica “que se falta a la moral”, es decir, a las buenas costumbres
en costumbres sexuales y en personas que cometen o pueden cometer acciones
contrarias a la moral. En lo “amoral” hay una falta de valoración moral. En lo
amoral no hay moral.
Para
que haya morbo, tiene que haber un objeto,
animal, o persona que lo cause o lo inspire, y una o varias personas proclives
a sentirlo. A veces el morbo por una persona, se da, simultáneamente, en un
grupo, aunque no es amoral, ni pernicioso,
el desarrollo en demasía de la curiosidad por el
argumento de una novela de misterio, crímenes o sencillamente de “amor y lujo”.
En el Eclesiastés se lee:
“La lengua de
los sabios está en su corazón; la de los necios en su boca”.
Es
fácil hablar, y más del otro, nos
concierna o no. Le queramos, o no lo conozcamos y como nos dice el Eclesiastés,
hacemos difícil hacerlo con el corazón y a veces hablamos, muy
precipitadamente, de lo que se ve, no de lo que se siente o se puede sentir.
La
persona o personas que provocan el morbo, no suelen ser conscientes de que lo
están provocando…
Para el observador hay una fase de sorpresa, que
da paso rápidamente a una mayor atención y posteriormente se puede pasar al
olvido o al morbo.
Da
mucho morbo el compañero de trabajo que tiene un mal día y no da “pié con bola”
en lo que está haciendo, y es su compañero de toda la vida, quien le denuncia a
sus otros colegas, y ríen todo el tiempo, a sus espaldas, en vez de ayudarle.
Si de los tropiezos en el trabajo se pasa a los
“tropezones” de la calle, hay situaciones morbosas, en los que las personas que
están cayéndose, no terminan de caer, y se forma un grupo rápidamente, que, en
vez de ayudarle a que no caiga, parece que aplauden la gracia, lo que causa
mucha consternación en la víctima.
Como
sabemos, hay muchas clases de enfermedades mentales y en algunas de ellas, cuando
no se está en crisis aguda, el enfermo mental es una persona normal que sigue
percibiendo, por parte de algún
observador, una curiosidad por todo lo que le concierne, rayando en lo
patológico, y que le sigue marcando, pues no es afecto lo que se le ofrece,
sino curiosidad. Una curiosidad en mayor o menor grado y que puede ser morbosa
y hacer daño, cuando no se vislumbra ni un ápice de afecto.
Los
accidentes en carretera o urbanos, provocan morbo en muchas personas, que se
amontonan a mirar, sin posibilidad de hacer nada para cambiar una fatal
situación a mejor, ya que hay que esperar a la ambulancia y en muchos casos,
por desgracia, a la funeraria. Pero ahí están…, inmóviles y como viendo un interesante espectáculo.
Hay
anuncios en periódicos y otros medios de comunicación, en donde se especifican
claramente los deseos de quienes los ponen, y que, con un lenguaje claro y
desenvuelto, solicitan parejas de matrimonios, para juegos sexuales, teniendo
al marido como el que mira…
En
sus preliminares, el cinematógrafo contó con que algunos científicos, filmaban
sus pruebas para poderlas ofrecer a un público que quería saber y se
interesaba. Thomas Alba Edison, filmó el efecto de la corriente alterna en un paquidermo (con el
resultado de la muerte del elefante), para posteriormente publicarlo y que se
tuviera presente su peligro.
Muchas
son las películas cinematográficas que suscitan
el morbo en su argumento, secuencias, actores y actrices… En la película
“Psicosis” (Hitchock, 1960), se originó mucho morbo, sin haberla estrenado
siquiera, porque en su anuncio publicitario, se puntualizó con cierto énfasis, que
no se admitiría la entrada a las personas si estaba, ya, la película empezada,
puesto que el argumento debía de ser seguido desde el principio. Se terminaron
las entradas, y en todos los lugares
donde se exhibió, hubo “lleno total”. Desde luego, el llamado “padre del
suspense” Hitchock, supo tocar la fibra a sus seguidores y Psicosis, fue récord
de ventas a empresarios cinematográficos y en ventanilla.
De la
película “El último tango en París” (Bertolucci, 1972), se recuerda la escena
de “la mantequilla”, y también que, ante
la imposibilidad de verla en España, hizo pasar la frontera a muchos españoles…
Actualmente
y por otro lado, tenemos a Lars Von Trier, que con varias películas de corte
erótico, todas coinciden en que producen morbo por lo inmoral y amoral de sus imágenes de
sexo y textos. Muy lejos de lo que
pensaba el director al hacerla, la última película de Trier: “Nymphomaniac”
(25/12/013), que es lo que parece: sexo explícito, ha tenido y tiene
dificultades de distribución y divulgación: Las pocas salas que se han atrevido
a aceptarla, no se llenan. Daniel Bajo, responsable de Ventas de “Karma” desde
“El Confidencial” (7/04/014) y haciendo referencia a “La vida de Adele”, opina
que: “el sexo gay es más tabú que el sexo lésbico”. En la citada entrevista, se
nos cuenta que pasa también con las películas de sexo gay, que los productores
no recuperan lo invertido, porque son consideradas como “muy fuertes” y acude
muy poca gente a las escasas salas en donde las han aceptado y se reproducen.
Las
películas sobre “samuráis”, nos cuentan las tradiciones de estos guerreros japoneses, que cuando
perdían su honor, por un delito de
asesinato, robo, corrupción etc., estaban obligados a hacerse el “Harakiri”,
que consistía en usar un sable contra ellos mismos y que les provocaba la
muerte. Era un rito, en donde el suicida samurái, bebía una copa de “sake” y
componía un poema (yuigon) de despedida, en el dorso del abanico de guerra
(tessen). Si perdían en la batalla y para no caer en manos enemigas también,
opcionalmente, se hacían el harakiri, pues se creían deshonrados y ésta era la
única forma de morir con honor.
En la
ópera “Madame Butterfly”, que compuso Puccini, la protagonista, en el último
acto (“Con onor muore”), se quita la
vida con un puñal en cuya empuñadura se podía leer: “Con honor muere quien no
puede mantener su vida con honor”. Esta ópera ubicada en Japón, está basada en
un hecho real que escribió Long, a finales del siglo XIX.
Podemos
entender que lo que es motivo de honor para unas personas, llegue a ser motivo
de morbo para otros, que la muerte, el sexo, el misterio, algunos
experimentos…, lleguen a desembocar en
él, y que, como todo lo que gusta crea adicción y haya adeptos al morbo. Todo
tiene un lado bueno a pesar de parecer malo, y su lado mejor está en la
enseñanza que se deriva de una mala experiencia en otras personas y más en
nosotros mismos, que si a “algunos”, les causa morbo, nos debe servir a los
demás, para aceptar, como una experiencia más en nuestra vida, algo con lo que
casualmente nos hemos encontrado, o que, casualmente, hemos provocado de modo
inconsciente. Creo que todas las experiencias de los demás y también nuestras
experiencias, son buenas si nos sirven para aprender y seguir forjándonos.
Documentación:
Wikipedia
Diario “El confidencial”
“Eclesiastés”
Deducciones personales
Alicante 10/12/2014
Mª Jesús Ortega Torres