lunes, 26 de septiembre de 2011

IDA Y VUELTA



   Me gusta la estación. Su gran vestíbulo lo comparo a una gran sala de baile, en donde príncipes y princesas, siguiendo las melodías de su época, distraían su tiempo, y se relacionaban entre sí.
   Pero no es una sala de baile, es un amplio vestíbulo de suelo brillante, que, a fuerza del pasar continuo de los viajeros y quienes esperan, no sabe lo que es el vacío, ya que siempre está animado y es testigo de las idas y venidas de quienes lo ocupamos.
   Hoy soy yo, una de esas personas. Con mi pequeña maleta, voy a hacer un trayecto corto.
   Hay mucho bullicio. Son las 16.30 h. y continuamente una voz en “off”, nos advierte de las llegadas y salidas. No me quiero dormir ni distraerme porque mi tren va a ser nombrado de un momento a otro...
   Subo al tren que, puntualmente, sale. En la última fracción de segundo se pone en marcha y también enseguida, un ceñudo revisor, asoma con cara de pocos amigos. Me solicita con un gesto el billete y yo le digo un buenas tardes, que no obtienen respuesta…, por lo visto, esas buenas tardes las quiere solo para él (¡mal educado!).
   Tampoco me contestó mi compañero de viaje, cuando al subir y sentarme le deseé buenas tardes. Otro que quiere para él mis, dichas, buenas tardes.

   Vamos caminando…, a lado y lado, las palmeras se yerguen con altivez. Las dos personas que ocupan los asientos de atrás (un hombre y una mujer), hablan de suicidio él y de paciencia ella. El señor levanta un poco la voz, se le nota muy desesperado. Ella, más tranquila, trata de calmarlo: “¡no es nada, no es nada…, todo se resolverá!”.
   Medito, un poco, sobre los problemas que tiene la vida. Hoy te toca a ti, mañana a mí, o viceversa.
   Se divisan montes de un verde seco, tirando a amarillo, el sol no perdona, aunque hoy hay, por aquí, unos nubarrones que lo tapan. Al puente viejo paralelo a la vía, no le sigue un camino, se extingue.
   Han cultivado pimientos en el campo y se ven cactus y chumberas.
   Han anunciado próxima parada y de mi vagón no baja nadie. De los otros sí. Se les oye y se les ve pasar.
   Pienso que hoy he comido bien. El estofado de pulpo, para mí, es una delicia, y siempre me sale aceptable. La pareja de detrás, hace rato que está en silencio. Mi compañero de viaje, ríe solo ante alguna noticia del "Marca"
   Otro puente paralelo, pero con la continuidad de una carretera; la pantalla informativa, instalada en el vagón nos va describiendo las velocidades que vamos cogiendo: 153 Km. /H. ahora. El claxon del tren, retumba frente a las escarpadas montañas. En la siguiente estación se baja una viajera de mi vagón. Suena ahora el claxon, como un quejido y vuelve a sonar. A mi derecha, dos jóvenes se entretienen con sendos portátiles, y, delante dos adolescentes se cuentan sus ligues.
   Me he traído lectura para el viaje, pero apenas he leído cuatro páginas.
   Las nubes están por aquí más dispersas. Quedan dos paradas para bajarse y apenas me he cansado. En el campo la energía eólica no tiene descanso. Como alternativa me parece muy bien si prospera. Voy a tierra de molinos de viento. Desde mi ventanilla, también me parecen gigantes.
Ahora circulamos a 136 Km. /H…, 148, 155(esto se está animando), 157, 158, 159 Km. /H. No está mal y vamos seguros. En Almansa baja un joven. Al pasar deja olor a limón.
   Sube al vagón una joven con unas gafas muy grandes. Me recuerda a las azafatas del concurso “Un, dos, tres…” Suena un móvil y hay intercambio de saludos. ¡Qué alto que hablamos los españoles! Desde mi asiento oigo al personaje que ha llamado.     Vuelvo a recordar el vestíbulo de la estación. Quienes hablan por teléfono, lo hacen con el proyecto de ir a bailar esta noche.
   Ahora me llaman a mí. Han salido bien las fotografías de Santurde y me dan las gracias.
La llegada a Albacete es puntual.
Albacete 14/09/11
Mª Jesús Ortega Torres
(Continuará)



jueves, 22 de septiembre de 2011

AHORA QUE VIENE OTRO TIEMPO

   Cuando faltan menos de veinticuatro horas para el cambio de estación, quiero que lleguen mis deseos de mejoras en todos los aspectos de nuestra vida, tanto a nivel personal como a nivel social.


“AHORA QUE VIENE OTRO TIEMPO”


Se nos va ya el verano, lo hace muy poco a poco,
lo hace muy despacio, como si quisiese estar
su tiempo perpetuando…

Llegan los vientos, las lluvias: ¡paraguas, gabardinas
y botas para no mojarnos!.
Y comeremos buñuelos, castañas y “huesos santos”...
Beberemos un buen vino, y seguiremos pisando
¡ rica uva!, para que no nos falte en el próximo año.

Ahora que viene otro tiempo, que será tiempo de cambio…
no hay que olvidar la mantita que evitará resfriados,
ni tampoco en nuestra mesa nos faltará un buen caldo,
el brasero, nuestro libro y el gatito maullando…

Ahora que viene otro tiempo, más tranquilo, más pausado,
recordaremos, felices, los otros tiempos de antaño.
Alicante 7/09/08

Mª Jesús Ortega Torres

martes, 6 de septiembre de 2011

CAFÉ BRETÓN


Había un gorrión que buscaba alimento
y que al ver mi migaja, se puso muy contento.
A pequeños saltitos, a ella se acercó…,
y, cogiéndola con su pico, un poco se alejó.

La desmenuzó en silencio—a veces me miraba—
la distancia era corta, pero a él yo no asustaba.
Con sus saltitos cortos la migaja comió,
y a su vacía panza, muchas más trasladó.

Todo esto sucedió en el Café Bretón,
en donde un gorrioncillo su agilidad mostró,
y muy bien se sació, quedando satisfecho,
el tierno gorrión.
Logroño 25/07/11
Mª Jesús Ortega Torres