Hubo un tiempo, en el que el planeta Tierra,
estuvo habitado por muchos ladrones. Ladrón, es el que se lleva, para sí mismo,
algo que no le pertenece. Había tantos,
en la tierra, que parecía que nada era de nadie. Todo era de todos los
que robaban, porque casi todos robaban.
Había justicia, pero no se aplicaba a
los ladrones. Éstos tenían tanta influencia, que los jueces los apoyaban, en
vez de sentenciarlos y no hacían que pagasen sus faltas y restituyeran lo que
habían sustraído.
Quienes no robaban tenían la conciencia tranquila, pero se les había desposeído de lo que les pertenecía por derecho, y estaban muy enojados…
¡NO
PODÍAN HACER NADA!
¿Qué posibilidades se tenían al respecto? Había
una cosa que podían hacer…, era utilizar su inteligencia y con ella, su palabra,
para denunciar a los ladrones —que eran muchos--, y así recuperar su patrimonio
y el de sus pueblos, que había cambiado de bolsillo y de lugar, ya que había
sido sustraído por los ladrones.
Por múltiples comunicados, se asociaron
por provincias, luego por naciones, más tarde por continentes…
Había tantos perjudicados injustamente,
en la faz de la tierra, que globalizaron la situación, como antes se había
globalizado la cultura, el comercio y el
trabajo.
Por unanimidad, se acordó una “Ley
Universal de los Derechos y Deberes de Hombres y Pueblos”, y se dictaron normas
contra quienes les desposeían de bienes que les pertenecían, obligando, por
“Decreto Universal”, a que se repararan los daños a los afectados, por quienes
los habían causado.
Los pueblos, las naciones, los
continentes, menos evolucionados, se vieron muy beneficiados porque hasta ellos
llegaron profesionales, sin otro ánimo de lucro que su propia subsistencia, y
no el siempre motivo expropiador, que hasta entonces había prevalecido. Enseñaron a esos pueblos a hacer riqueza con
sus propios medios, y así, explotar sus recursos naturales.
Se avanzó mucho porque ya no se tenían
que mover de sus países de origen. Había riqueza para todos y el orden llegó
cuando unos jueces, dictaron sentencias desfavorables para quienes se habían
apropiado de lo que no les pertenecía y sí le pertenecía al pueblo, obligándolos
a devolverlo todo y pagar, con trabajos penosos, su osadía y desvergüenza.
Con la devolución de los bienes
públicos robados, se puso fin a una crisis universal, que tenía a toda el mundo, gravemente afectado. Las penas de “trabajos
forzosos” a los culpables, sirvieron de escarmiento para que no pasase en
tiempos posteriores.
PLANETA TIERRA AÑO 3012
Puede ser una
historia, ¿podría ser mañana?
Mª Jesús Ortega
Torres
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