LIBERTAD
(Hojas
de ensayo)
“El
arco susurra a la flecha
antes
de lanzarla: Me debes
tu
libertad”
“La
cascada canta: Cuando llego
a mi
libertad, encuentro mi canción”
RABINDRANATH
TAGORE
Sí,
ésto es la libertad. También lo es, el canto libre de un pájaro…, pero ¿cómo
sabemos que ese canto es libre y no condicionado a las necesidades que su
instinto requiera? Nuestro instinto y experiencia, al igual que en los
animales, nos sugiere que, a veces, estamos más felices con lo que callamos que
con lo que decimos, con lo que omitimos y no hacemos, que con lo que
realizamos, por lo que no estamos seguros de tener libertad para decirlo todo,
hacerlo todo, y ni siquiera pensar todo lo que queramos.
La
libertad, bien entendida, proyectada a no herir sensibilidades y, aunque no
deje que digamos, hagamos o pensemos todo lo que se nos ocurra, porque
representaría daño para otros y para nosotros mismos, la encontramos en ese
forcejeo que precede a la decisión final. Al igual que la felicidad, se
encuentra en nuestro pequeño esfuerzo para conseguirla, porque si quieres ser
feliz, tienes un sueño, y ese sueño
puede ser el camino que constituye la felicidad.
De
las muchas definiciones de libertad que he encontrado, en los diccionarios y
enciclopedias que tengo a mi alrededor, he elegido:
“Capacidad de actuar por
propia decisión, impulso, voluntad”.
“Facultad
natural que tiene el hombre de obrar de
una manera o de otra o no obrar”.
“Facultad
de hacer o decir cuánto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres”.
En
esta última definición, vemos que hay un condicionante, en las dos
advertencias: hacer o decir cuánto no se oponga a las
leyes ni a las buenas costumbres. La
libertad, en esta definición, está menoscabada: Hay unas leyes y algunas buenas
costumbres, que se deben respetar…, está explícito en la definición, y a veces y
para muchas personas, en la libertad es la ética quien manda.
La moral y las leyes te dan unas
normas, pero tu ética es la que va a decidir tu conducta. Tu libertad es
entonces tu ética, y decidir en libertad, estará condicionado a tu ética. A la
ética de cada cual (Platón) (427-347 a. C.). Saber y decidir, son pensamientos “animados”
en Platón por la filosofía de Sócrates (470-399 a. C.).
La
IDEA, es lo que dará identidad y hará que se tenga un orden. Para Platón este
orden será el bien. El mal es el desorden.
Aristóteles (384-322 a.C.) nos habla de
la PRAXIS, que “manteniéndonos en el justo medio, permite darle a la vida una
forma racional” (se plantea el vínculo entre la teoría y la praxis), y, la
POIÉSIS, será “una obra específica y eminentemente humana”, introduce el
concepto de poética y “se entiende como MIMESIS, la imitación de la naturaleza, primera actitud del artista”.
La ética y estética nicomaquea de Aristóteles, supera las
cuestiones planteadas por Sócrates y Platón.
“La moral no viene dada por naturaleza:
no nacemos unos buenos ni otros nacemos malos, sino que: nos hacemos buenos
o nos hacemos malos” (me sugiere el pensamiento de Rousseau [1712-1778]
cuando reflexiona: “El hombre es bueno por naturaleza, pero la sociedad le
pervierte”).
Aristóteles dice que “el hombre dispone
de resortes naturales potenciales para ser virtuoso y en la sociedad en que
convive, lo puede desarrollar o no”.
También clasificará las virtudes en dos
clases, “las ÉTICAS, nacidas del hábito y las DIANOÉTICAS, nacidas de la
inteligencia y que se pueden aprender si te las enseñan”.
En el libro VI de su “Ética a Nicómaco” se
desarrolla una virtud: la prudencia (puede ser inhibidora de la libertad, pero
te ayuda a discernir mejor).
Los libros VIII y IX, tratan de la
amistad y el amor, y, en el libro X se dice que la felicidad puede estar en el
placer: “Todas las funciones del alma, incluso las más altas, pueden estar
ligadas al placer”
Spinoza
(1632-1677) tiene en su “Ética demostrada según el orden geométrico”, lo más
importante de su producción. Publicada en 1677, después de haber muerto él, se deduce fácilmente, que el pensamiento
había evolucionado. Divide su obra en cinco partes y en la V, desarrolla la
manera de alcanzar la libertad: “La potencia de la razón contra los afectos”.
Sigue a Descartes (1596-1650), y es también
determinista no niega por tanto, la libertad en el entendimiento, y sí la niega
en la sumisión.
“El hombre sabio es más poderoso que el ignorante,
porque consigue la libertad del alma, es decir, la felicidad”
“El conocimiento es el camino de la libertad y la
felicidad del alma”
“Conocimiento para dirigir y dominar sus deseos,
para conseguir: la alegría más perfecta”.
Hay
muchos siglos de evolución entre Sócrates, Platón, Aristóteles, Descartes y el último
filósofo Spinoza que he mencionado… El pensamiento en el ser humano, tarda en
asentarse y dejar huella, porque pensar nos es inherente, aunque no todos “nos hacemos eco” de nuestros
propios aconteceres y de los eventos y problemas de nuestro alrededor. El que
ha pensado mejor que nosotros, merece, al menos ser escuchado y después, si es
posible, seguido, y, ese pensamiento llevado a la práctica, nos va a condicionar y preparar para ser
libres, felices, honestos…
No
se puede dejar de aludir a los filósofos chinos, cuya tradición se remonta al
Neolítico y que se conoce como tal filosofía, practicada, desde el siglo VI
a.C.
El
confucionismo buscaba valores, y trataba de potenciarlos y desarrollarlos, y se
puede considerar una filosofía pragmática que lleva a un estado de serenidad.
Lao
Tsé, preconizaba la armonía y respeto con el entorno, y así alcanzar una
metafórica inmortalidad o “longevidad en plenitud” y, así asentó las bases del taoísmo.
El
pensamiento del hombre, nace para volar en lo más alto, como un cóndor, y así
divisarlo todo…, que nada se escape de su
sagaz mirada, para lograr, con equilibrio, liberar al espíritu, mente y
cuerpo de desidias, insidias, y otras clases de sinsabores que le aguardan en
cualquier camino o encrucijada , o, incluso, en su propio hogar.
En el
entorno actual, paradójicamente lleno de todo tipo de tecnologías, pero repleto
también de carencias que son esenciales, para una estabilidad tanto física como
psicológica, está desprovisto de valores
que se han perdido por las circunstancias del “progreso”, que nos ha llevado a
una negación de los factores
espirituales, incluso los inherentes, no solo los adquiridos, que han sido
reemplazados para y por la competitividad, ambiciones laborales y sociales que
llevan a “trepar” a cualquier precio incluso la traición hacia personas, antes
queridas y a veces, con mayores conocimientos.
El
estrés cotidiano en las ciudades, producido por muchos condicionantes, no nos
deja llegar a lo que sería una paz continuada, y no podemos discernir lo mejor,
y, usando nuestra libertad, llegar a una felicidad desprovista de tanta atadura
y materialismo. Estamos de acuerdo en que hace falta, de vez en cuando, algo
quizás no tan formal, pero no avocar nuestra vida al materialismo y al
consumismo, sería la base de una
conducta para progresar como personas.
Deberíamos
contar con nuevas leyes, que regulen
esta epidemia, de ambición desmesurada que hace que unos pocos sean muy ricos y
poderosos y la mayoría esté a expensas de la voluntad de unos “amos” cuyas
decisiones pueden ser buenas o no serlo… Se está atado, sin libertad y la
felicidad, está lejana en la mayoría, y así no se puede convivir con armonía y
justicia, pues los menos favorecidos,
presienten que será de por vida.
Termino con unas sentencias que van a reafirmarnos
en lo antes expuesto:
“Raros son esos tiempos felices en los que
se puede pensar lo que se quiere y decir lo
que se piensa”.
TÁCITO
“La libertad es un bien común y, mientras no
participen todos de ella, no serán libres los
que se crean tales”
MIGUEL DE
UNAMUNO
Bibliografía:
“Diccionario de citas” de Juan Señor
“Enciclopedia de El País”
“Wikipedia” Internet
Alicante 6/11/04
Mª Jesús Ortega Torres
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