miércoles, 1 de enero de 2020

UNA HORA ANTES. UNA HORA DESPUÉS...





UNA HORA  ANTES.
UNA HORA DESPUÉS…

         Apenas una hora para despedirme de 2019. Un cero a la  izquierda no vale nada, pero con el “2” delante de 019, pasamos a 2019 y está que se va, y no, no…, “de borina”, porque ha procurado comer bien sus trescientos sesenta y cinco días y no tiene él, porqué llegar a su fin, con un cólico. Marcha contento y en T.V.E. le ponen una Música de años pretéritos, pero con intérpretes nuevos y no con sus creadores primigenios. La “hora antes” sigue escuchando esa Música cuyas letras son tan evocadoras que emocionan y no solo por esto, también emocionan porque sus autores, queridos, de otra época y muy conocidos, ya caminan desde hace algunos años del brazo de  las Estrellas de los infinitos y atemporales firmamentos y aunque supieran ser muy bien, nuestras admiradas y queridas estrellas en esta Tierra.
         La Música nos hace recordar lo bueno de nosotros, puede que también lo malo. La buena Música nos hace olvidar lo menos bueno, si es que lo hubiere, porque nos evoca tanto que suele ser una aliada, astutamente, selectiva.
A treinta y cinco minutos de las campanadas que nos separan de 2020, un esbelto joven rubio, nos dice cantando que “nos quiere”…          
   ¡Que alegría tan grande!
         El ser humano, por muy progre que sea, nunca se acostumbrará a las malas palabras ni a los desacatos. La falta de agradecimientos, algunas veces viene dada por las prisas de la vida que no nos permite agradecer, tampoco a pararnos para acompañar al caído o al menos, si no lo acompañamos, preguntarle si necesita algo. Escuchar que se nos quiere “como la Tierra al Sol”, me hace una gran ilusión, sobre todo porque no me siento “escarabajo pelotero” ni perdida en un inmenso desierto de arena, en donde, el buen amante: Sol, me desharía en un instante con sus fuertes y abrasadores rayos.
         No olvidaremos nunca nuestra “varita mágica” de Educación y Respeto, para espantar a las malas palabras y a los hechos aún peores, que cambian tanto nuestro entorno, que lo hacen irreconocible. Pasa en nuestras “redes sociales habituales”, y nos dan gana de salir bramando…
         …Risas, coches. Unos pocos peatones en el centro de mi ciudad, pasan en grupos cantando. Pocos minutos para tomar, con poca parsimonia, los doce granos de uvas del “Vinalopó”, que descansan confiados en el platillo de acero brillante y suficiente, como una patena, para reflejarlos y tomarlos uno a uno.
         En “La Puerta del Sol” de la capital de España, MADRID, el bullicio es, como cada año, ¡Iiiimpresionanteeee!  … En “La Plaza de Cataluña” de BARCELONA, es igual de inmenso e intenso. En ALICANTE, en “La Plaza del Ayuntamiento” hay un gentío que mira, como en todos los lugares y a esta misma hora, su propio reloj y el de arriba, con la esperanza de superación, de lucha, de trabajo. Lo miramos todos embelesados con la “esperanza de esperanza” y para que el tiempo, que se nos está avecinando, sea mejor que el que dejaron atrás nuestros recién deglutidos granos de uva, que se han conformado, sin rechistar, a formar parte de cada uno de nosotros.
         Llegan las llamadas de teléfono o los correos de INTERNET o las comunicaciones en los portales de sus redes sociales. Llamamos a quienes queremos y nos llaman quienes nos quieren. Volvemos a ser felices al escuchar sus deseos de felicidad y bonanza para este neonato año.
         Añoro a GILA. Se reía con tanta gracia de sí mismo, que nos hacía conformarnos con lo poco que somos cuando nos veíamos con su disimulada elegancia, reflejados, e igualmente, sabíamos que le parodiábamos.
¡Así es todo!
         Poco a poco hemos escalado algo en nuestra sociedad para nuestro bien y en general. Nos queda sufrir un poco más de sacrificio, y aunque nos quedemos sin uñas al intentar no caernos, avanzar y avanzar nos hará progresar y mejorar.
         Una hora después pasa rápida también, y ya ha pasado. Todavía seguimos  congelando tiempo y espacio en recuerdos y celuloides. Así, esta hora podrá volver, sobrepuesta a otro tiempo y espacio, cuando la evoquemos, dentro de la hora o tiempo en el que lo hagamos, o tranquilamente retrocedamos el cliché de la película que la quiso guardar. Ya ha pasado la hora después y es una realidad de TODOS y para TODOS.
         Cada día es una ALEGRÍA. Que no se convierta en tristeza es nuestra responsabilidad.
¡FELIZ 2020!

ALICANTE 1/01/2020
Fotografía de la Plaza del Ayuntamiento de ALICANTE tomada desde INTERNET, de
                    “El Periódic.com”
Mª Jesús Ortega Torres








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