CRECER
(Hojas de ensayo)
“El yo no es algo que es, sino
algo que será. Es una tarea.”
Sören A. Kierkegaard
Un niño recién nacido, suele aumentar
físicamente de talla, cada mes, de uno, a un centímetro y medio. Hay niños
recién nacidos que nacen con un percentil del 97%, y suelen crecer, por lo
general, hasta dos centímetros al mes, durante los doce primeros meses.
El desarrollo psicomotor es muy variable
en los niños…, los hay que gatean muy
pronto y suelen andar antes del año, aunque a veces, ocurre, que no siguen con
la misma rapidez, su desarrollo psicomotor y es distinta, también, y dentro de
su desarrollo, su interactuación con los demás. Todo es muy variable y personal
desde el principio, y pocas cosas son exactas.
Al crecer, el ser humano, se verá
influenciado por los genes, la alimentación y los cuidados de los padres
biológicos o adoptivos, cuidados que si son de mucho cariño, le van a dar mayor
satisfacción, que si no lo son, y se va a notar, a muy corto plazo, en su desarrollo físico e intelectual o
emocional.
El cariño a los bebés, despierta su
alma. Los bebés sonríen cuando se les da muestras de cariño, de amor por parte
de sus familiares, y se vuelven tristes y llegan a enfermar, si no sienten esas sensaciones afectivas, placenteras
y necesarias para su desarrollo.
Desde el último empujón al nacer y la primera sonrisa que nos dedica
nuestra madre, tenemos alma.
¿Se puede considerar al alma, parte del
ser?, ¿se puede decir que representa el 50% de nosotros, siendo el otro
cincuenta por ciento la porción física?
La respuesta creo que es no. El
alma lo inunda todo, es etérea, liviana y densa a la vez. La sentimos en la
piel, en una uña…, en cualquier parte y hasta en el aire, en el fenómeno de la
respiración, pero donde más, siento que es, que está, es en el pensamiento,
porque nosotros somos nuestro pensamiento.
La llamamos alma, como la podríamos
llamar: esencia, espíritu, inteligencia, conciencia…, que son sus sinónimos. Como
oponentes: materia, cuerpo.
Todo lo que representa el alma va íntimamente
unido a la materia, compartiéndola. Sin su soporte material, el alma solo fluye
en el recuerdo, que tenemos nosotros, de los que nos faltan. El recuerdo del
otro es personificado por nuestra
memoria, si se trata de alguien
conocido, querido, amado, odiado, temido, despreciado… o, simplemente, si por
algo nos llamó la atención.
Ha quedado en nosotros un “poso de
impresiones”, que a lo largo de su vida, nos ha transmitido, y, su personalidad
única, la tenemos bien marcada y la transmitimos casi por inercia, con su
consiguiente paradoja de ser iguales entre nosotros, pero diferentes al mismo
tiempo, en calidad de irrepetibles.
La
esencia del ser, ha sido estudiada en todos los tiempos. Ya, desde épocas
anteriores a nuestra era cristiana, había gran polémica sobre su ubicación y
funciones en el ser humano.
El
hacerla inmortal, es una creencia que los cristianos y, anteriormente, con las
teorías de la reencarnación, confirmaban que en la muerte, el alma vuela
del soporte físico o cuerpo, pero, sigue
viviendo, aunque no se sepa ubicar el lugar o esta cuestión haya dado origen a
teorías, religiones, supersticiones y
fantasías, que nos han acompañado en todos los tiempos.
El ser humano es social, también hay
otros seres vivos que lo son porque se necesitan, conviven y se las ingenian creando
nuevas formas de convivencia, pero el ser humano razona, no solo se mueve por
instinto…
La primera célula de la sociedad es la familia, en donde hay unas
obligaciones y unos deberes, entre padres e hijos y viceversa. En la edad
infantil de los hijos, los padres no deben ser
amigos, deben ser guías, pero con
una empatía, necesaria y suficiente, que logre satisfacer las necesidades,
tanto físicas o fisiológicas, como psíquicas.
Su empatía, ha de ser perfecta, los
padres tienen que tener la facultad de retroceder en el tiempo; no se puede
dirigir a un niño desde las alturas de un adulto…, hay que hacerse niño para
apreciar las necesidades que cada uno de los hijos tiene, porque aunque tengan
el mismo núcleo familiar, todos los hijos son diferentes y necesitan un trato
personalizado, que además de marcar su personalidad, les servirá para hacerlos
más fuertes, y en su calidad de receptores, aplicar lo aprehendido.
Tanto el niño como el adulto necesitan
de la sociedad, en quien se apoyan, y formando parte de ella, se moldean y la moldean, ofertando su razón de ser.
El hombre es un animal social que se
realiza participando y trabajando en su círculo inmediato, y, que aportando su
granito de arena, hace que su colaboración sea imprescindible, para la mejoría
de todo y de todos. Si el esfuerzo es de todos, se conseguirá con poco esfuerzo
individual…, lo difícil es ponerse de acuerdo en el cómo, porque todos tendemos
a orientar nuestro brío, a nuestro personal beneficio y no para el bien
general. La mayoría de las veces, eludimos responsabilidades, y considerando
que otros piensan por nosotros, como ocurre en el caso de los políticos, les
colgamos la culpa a ellos de todo lo malo que sucede a nuestro alrededor, y sin
ejecutar nuestro derecho al pataleo públicamente, callamos, siendo nuestra
familia y alrededores, quienes acusan nuestro disgusto y nuestra cobardía al no
participar por medio de periódicos, y otros vías de comunicación, activamente, para
que la sociedad en la que nos desenvolvemos, lleve nuestra colaboración de modo
real en lo que querríamos modificar, antes de que se legisle, o nos moleste, si
ha sido legislado ya, de modo partidista o injusto.
No tendremos la sartén por el mango, si no
ocupamos un puesto en el que se escuche nuestra voz, pero también la podemos
alzar, a nuestro modo…, y un modo de hacerlo, es poner atención en lo que nos
interesa y adquirir los conocimientos necesarios para poder expresar nuestra
conformidad o disconformidad y así poder manifestarnos al respecto. ¡Ya
encontraremos el modo…¡“Poder es querer”! En el caso concerniente a la prole,
procurar que desde pequeños, se eduquen en unos valores, que les hagan
desarrollar, posteriormente, unas defensas contra la adversidad y en pro de la anhelada
felicidad, que es a lo que se debe aspirar, y si cambiamos la idea de triunfar
por la de poder trabajar en algo que
guste, y estar con quien te quiera y quieras, también ayudará para
lograr un mayor gozo y una paz personal.
…Y,
es que el alma se duele, y de la melancolía se pasa a la tristeza y de ésta a
la depresión. Si observamos nuestro entorno, vemos un mundo deprimido porque la
fórmula para ser feliz la tenemos encerrada en nosotros mismos, y no sabemos
donde hemos puesto la llave para liberarla. Tener esa felicidad de vez en
cuando, sería lo ideal ya que la vida moderna, nos dota de medios que
ayudarían al menos a sobrevivir con
mínimas preocupaciones, pero eso hay que
trabajarlo y conseguirlo poco a poco. Es importante pensar, lograr dar con los
problemas de cada uno, empezando por el que inició la cadena, y poco a poco irles eliminando. Primordial es el primero que generó los demás.
¿Nos
puede enfermar un pensamiento? ¿Nos puede sanar…?
¡Claro!,
en nuestro cerebro existe la plasticidad (nos da buenas lecciones de ello, nuestro
divulgador científico Eduardo Punset, en
T. V. E.), se ha descubierto que es maleable, se podía decir que tenemos un
cerebro a nuestra medida y tenemos que acostumbrarnos a ideas que nos ayuden y
desechar las que nos perjudican. Hay que seleccionar, no descuidarse.
Es
tan importante todo, que no estar atentos y olvidar algo en nosotros, puede
llevarnos a dolencias del alma, y después a dolencias físicas, pues se somatiza
todo, porque, en nuestro organismo, todo está muy interrelacionado. Siendo
nuestra formación, veinte años antes de nacer (según la vieja escuela de
pedagogía), la que va a ayudar, a no olvidar nada, porque los padres estarán
pendientes, y aplicando sus conocimientos para el crecimiento total.
Marco Aurelio nos dice:
“Acomódate a las cosas que la
suerte te ha destinado, y ama con verdadero amor a los hombres con quienes
debes convivir.”
“En ninguna parte, puede hallar
el hombre un retiro tan apacible y tranquilo,
como en la intimidad de su alma.”
Friedich Nietzche afirma que:
“Quien siembra en el espíritu,
planta un árbol a larga fecha”
Alicante 15/10/2013
Mª Jesús Ortega Torres
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