ARTE Y ARTISTAS
(Hojas de ensayo)
Cuando
las cimas de las altas montañas, tocaron el cielo, se dieron cuenta de que no
tocaban nada. El cielo se lo habían dejado aquí abajo, y en él pastaban,
hermosos, unos corzos en sus propias laderas y collados, siendo, los más
pequeños quienes lograron emocionar a las montañas, pues les hicieron despertar
su ternura…
Ellas,
estáticas, lo veían pasar todo, incluso
el tiempo que se escapa y que no vuelve sino, convertido en sutil recuerdo que
nos presta la memoria. Pensaron en el arte que tienen los animales que con su conducta nos emocionan. Lo tienen esas
manchas verdes que conforman su propia fisonomía y morfología y que formada por
abetos, robles, almendros y otras especies, cambiaban el color y el aspecto de ellas
mismas, según la estación del año, como si un pintor, dando rienda suelta a su
creatividad, lo decidiera.
Sí,
el arte está aquí, ya en forma de pequeños corzos que emocionan a las montañas,
ya en forma de mancha verde intenso, amarillo, marrón o naranja, según la
estación que las viste e ilumina.
El
arte practicado por el hombre, es privativo de unos pocos. Todos lo llevamos
dentro, pero el arte es expresión y muy pocos lo saben expresar.
A
quienes lo saben expresar, se les llama “artistas”, que entre otras cosas, nos
salvan de la monotonía, Cuando lo expresan nos emocionan, convirtiéndose para
el espectador, en seres fantásticos porque nos permiten tocar los sueños,
colmando nuestra expectativas de ilusión, de esperanza, de anhelos y de tantas
cosas bellas que nos hacen sentir mejor.
Si el
cielo no está sobre las cimas de las montañas, es porque está entre nosotros.
Puede estar en el silbar de un tren, que penetra y corta el aire que respiramos
y haciéndonos despertar con el ansia de llegar a gentes y lugares acogedores,
notamos un algo mágico que da bienestar, emoción…, como también lo da el color
de las plumas de las aves, que sirven de inspiración y se materializan en la
paleta de un pintor, dando rienda suelta a su “saber hacer”. El arte nos inunda,
si nos paramos a contemplar la naturaleza, y el artista, o bien evocándola o
bien imaginando, nos transporta a un mundo que no existiría sin él: su mundo,
expresado en una pintura, una escultura, una melodía, una poesía, un relato,
unas vidrieras…, esas creaciones nos
desinhiben y nos transportan a otra dimensión.
El
artista “nace y se hace”, pues tiene que perfeccionar lo que le ha sido dado, casi
sin sentirlo, si quiere que su obra sea óptima y perdure en el tiempo, a no ser
que sea genial y lo haga todo, a la primera intención, bien y perfectamente. Los
artistas en general, son portadores de unos atributos que desarrollan, y que
por ser infinitos, parece que escapan en
cierto modo al carácter humano, ya que
tienen un componente de creatividad, que es lo que da un sello a la obra en sí.
Su originalidad es lo que la hace valer
y nos hace a los demás olvidar los fantasmas y avatares que la vida, “cotidiana”,
nos depara.
Quienes,
famosos o no, nos alientan a soportar esa diaria cotidianidad, son los artistas y con ellos su
arte, quienes, con una brillante partitura, con la visión de una obra
escultórica, pictórica…, transforman nuestro yo de “andar por casa” en sublime
y a la vez individual, porque no a todos nos gustan las mismas obras, las mismas
melodías, las mismas lecturas… Con ellos y por ellos nos definimos y definimos
nuestro estilo, a la par que disfrutamos.
El
confundir realidad con fantasía, ha sido y es muy característico de algunos
artistas, y entraña una patología, que les puede hacer geniales, pero es uno de
los síntomas inequívocos de una patología mental, que puede ser de mayor o
menor grado, aunque va siempre revestida de cierto sufrimiento.
Muchas
culturas, han tenido a la persona con problemas mentales, como “iluminada”. Otras
culturas, sin embargo les han tirado piedras, llamándoles “locos” y temiendo de
ellos lo peor.
La
verdad es que hay un “halo” de magia en aquellas personas, que padecen
trastornos psicológicos, y que, cuando ejecutan cualquier tipo de arte, es tal
el grado de perfección que alcanzan y su creatividad tan pasmosa, que no tienen
comparación.
Por
supuesto, no todos los enfermos con patología psiquiátrica son artistas, ni
todos los artistas tienen patología psiquiátrica, pero se sabe, empíricamente,
que la parte creativa está más desarrollada de lo que es habitual, en quienes
tienen una patología de este tipo.
El
profesor Jeffrey A. Kottler, en su libro
“Divina locura”, dice textualmente: “El propósito
fundamental es entender los vínculos entre creatividad y locura (que ya asumo
que están presentes) a través de las vidas de diez individuos de diferentes
profesiones y épocas artísticas dentro del siglo XX”. (Pag.17)
En este libro analiza la
vida de: Sylvia Plath, Judy Garland, Mark Rothko, Ernest Hemingway, Virginia
Woolf, Charles Mingus, Vaslav Nijinski, Marilyn Monroe, Lenny Bruce y Brian
Wilson, todos ellos artistas
representativos en distintos ámbitos y únicos en sus especialidades.
El autor nos habla de
sus temperamentos y nos dice:
“Podemos ver su dolor y su angustia,
todo lo románticos que queramos, pero estos individuos, pagaron un precio tan
alto por su exquisita sensibilidad que en la mayoría de los casos les mató,
literalmente”. (Pag.13)
El
profesor Kottler, hace un análisis comparativo de los síntomas de creatividad
y locura:
CREATIVIDAD LOCURA
Alta
energía Manía, insomnio
Sensaciones
aumentadas Desorden en los estados de ánimo
Excentricidad Comportamiento
imprevisible
Expresividad emocional Volubilidad emocional
Espontaneidad Impulsividad
Asumir riesgos Temeridad
Firmeza Obsesión
Percepciones inusuales Distorsiones de la
realidad
Visiones Alucinaciones
Grandes ideas
Grandiosidad
Fluidez de ideas Vuelo de
ideas
Altos valores Perfeccionismo
Sensación de tener talento Narcisismo
Estas
diferencias no lo son tanto, si advertimos y meditamos que en la patología de
carácter psicológico hay una transformación y hay una exageración de la
realidad. Todo está más exaltado, pero esa pequeña diferencia, hace único al
artista con esa patología.
La definición de arte y artista, hecha por quienes conocieron y dejaron huella en nuestra cultura, pone el último punto a esta reflexión.
JOHN RUSKIN (1819-1900), escritor, crítico de
arte, poeta y sociólogo británico, nos decía que:
“arte bello es aquél en que la mano, la cabeza y el
corazón marchan juntos”
OSCAR WILDE (1854-1900), el gran escritor de la
época “Victoriana” y un rebelde (con
causa), nos dice:
“ningún artista ve las cosas como son realmente; si así las ve, no es
gran artista”.
“Si queremos comprender a una nación por su arte,
estudiemos su arquitectura y su música”.
ANDRÉ MALRAUX (1901-1976), novelista, aventurero y
político francés dijo:
“el arte es una rebelión contra el destino”
ANDY WARLOL (1928-1987), artista americano y un
destacado innovador, pensaba que:
“un artista es alguien que produce algo que la gente no necesita tener, pero que él, por
alguna razón, piensa que sería buena idea darles”.
PABLO RUIZ PICASSO (1881-1973), el español
considerado mundialmente, como uno de los más grandes artistas del siglo XX, nos
deja estas enseñanzas:
“a los doce años sabía dibujar como Rafael, pero necesité
toda una vida, para aprender a pintar como un niño”.
“El arte es la mentira que nos permite conocer la verdad”
“un pintor es un hombre que pinta lo que vende. Un
artista, en cambio, vende lo que pinta”
Bibliografía: JEFFREY A. KOTTLER “Divina locura”
LUIS SEÑOR “Diccionario de citas”
WIKIPEDIA
Mª Jesús Ortega Torres
Alicante 28/03/2014
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