SUCEDIÓ Y SUCEDE
(Hojas de ensayo)
Estamos
en crisis, y aunque esta afirmación, no intenta ser un descubrimiento personal,
estoy segura que todos, en nuestro ámbito, hallamos cada día motivos de
sorpresa, dados, en principio, por lo irracional de situaciones que se nos
presentan ahora y que desempolvamos de una memoria que no habríamos querido ni
limpiar ni abrillantar, por ser vetusta
o haber desaparecido.
Vivimos
en un país con una tradición cultural, que vivió periodos de poder y sin
fronteras porque en nuestra imperio “no se ponía el sol…”, cuando se ocultaba por el oeste, salía por el
este en el otro hemisferio y es buscando en archivos, ésta, muy conocida frase
atribuida por algunos a Felipe II (que fue rey pero no emperador) y por otros a
Carlos I de España y V de Alemania, cuando descubro que el escritor Manuel
Fernández Álvarez, autor de: “Carlos V, el César y el hombre”, nos dice que el
mencionado emperador vio la cita, al entrar a Nápoles. Esa frase la había dicho
el poeta Virgilio (70 a C- 19 a.C.) refiriéndose a Octavio Augusto y sus
territorios dominados.
Esa
tradición cultural y de riqueza, es un orgullo, pero como siempre es un orgullo
para unos pocos, porque los ciudadanos, de entonces, también sufrían crisis, y
siempre, muchas carencias, tanto económicas como intelectuales y morales. El
poder lo ostentaban unos pocos, y lo que
en la antigua Grecia se llamó “aristocracia” y que a través de los siglos,
perdura vestida de “democracia”, pero, no nos engañemos, ni engañemos…, es el
gobierno de unos pocos privilegiados (al
menos eso se cree, en general), que legislaban a su medida, más a su favor que
en contra y, sí, desde un principio, el hombre tuvo sus líderes, pero hasta
ahora, salvo honrosas excepciones, el poder conlleva el olvido y la
desprotección al más débil y pobre en medios económicos, culturales y morales.
No
olvidemos a la Iglesia…: “la Iglesia católica abarcadora de todos los bienes
llamados ‘limosnas’”. Fueron muchos los credos los que empezaron su riqueza
pidiendo. En Roma se cambió el paganismo por el cristianismo con Teodosio (a
378). Tienen poder, y es un poder absolutista, que les llega, aún hoy día, por
el temor del poderoso al infierno y el consuelo y esperanza del pobre. Pero el
infierno está aquí.
Religión y espiritualidad, son dos conceptos
distintos. Se dice que la religión desarrolla la espiritualidad, pero quien la
desarrolla es el ente de modo individual. Las religiones dan unas normas,
generalmente las de ayuda a los demás, es decir a nuestro prójimo, dan mucha
tranquilidad al espíritu, pero el prójimo se tiene que ayudar solo, pues se da
en limosnas y palacios o catedrales para el culto, lo que debía paliar sus
necesidades más pertinentes. La seguridad se diluye quedando el pobre sumido en
el llanto y en el “no saber qué hacer ni a dónde ir” y el rico que lo ha donado
todo de “limosna” a la Iglesia para la salvación de su alma, queda enterrado en la catedral, en
la cripta de un santo, que antaño, puede que también fuera, un hombre muy rico
o, tal vez, un solitario ermitaño.
Paradójicamente,
tendríamos seguridad, si no se repitiera siempre la misma historia, pero es muy
cierto aquello de que “el hombre es el único animal que tropieza siempre, dos
veces, con la misma piedra” y no me explico, si los que están arriba, ven,
observan y estudian los procesos precedentes, cómo no se pone remedio antes que
nada para paliar tanta desigualdad…, saben ya por la experiencia del anterior
gobernante, el descontento de la mayoría, y se sigue sin poner remedio.
¡Aquí
te querría yo ver!, seguro que respondería quien entrara en mi blog, leyera lo
que termino de escribir y ocupara un puesto relevante y de responsabilidad, en
política. Sí, ya sé que mover los hilos es difícil, hay muchos “enredos”,
maniobras de intereses creados y adquiridos que no dejan trabajar
adecuadamente, pero ¿para que estáis sino que para desenredar esos hilos y
comenzar a moverlos sin influencias, con firmeza y bien…?
El
trabajo nos honra, nos distrae y nos alimenta… Que no hay trabajo es algo
evidente y tener seguridad no lo da buscar comida en un contenedor. Vemos en la
calle escenas que ponen el vello como garfios, y se presume, queriendo
disculpar el hecho, que lo que vemos, pasa en casi todos los lugares, pero
cuando se ve salir a alguien de un contenedor a donde ha llegado buscando
comida, o rebuscar en el mismo para ver lo que encuentra, vemos en esas
personas, la “carne de cañón” que nos está invadiendo, cada día más y más, sin
que se le ponga, de momento un remedio que lo evite. La expresión carne de cañón que se emplea para
definir a un grupo o a una persona que está en peligro, bien a las tropas que
por su bajo rango, están en primera línea, más cerca del peligro de morir o
resultar heridos, la veo yo también en esos indigentes a los que les falta de
todo, cariño, salud, pan.... Es la desesperación hecha realidad, porque no hay
otra opción. Solo nos tienen a “nosotros” para remediarlo y nosotros pasamos
olímpicamente, porque pensamos que no nos atañe,
que es cosa de ellos y… ¿ pensamos como
Shakespeare en Enrique IV?:
“Bah, bastante buenos para ensartarlos en
una pica; carne de cañón, carne de cañón. Llenarán una fosa tan bien como cualquiera. En
fin, hombre, mortales, mortales.” William Shakespeare, Enrique IV, Parte I
.
Es
obvio, que tenemos que cambiar la sociedad, pero no la podremos cambiar, si no
volvemos a valorar, todo lo que antes de estas influencias capitalistas,
valorábamos y nos hacía caminar hacia adelante y que entre otras muchas cosas
era el deseo profundo e ilusionante, de querer trabajar, no para ser “los más
ricos del barrio” sino para cumplir con nosotros mismos, realizarnos como
personas y ser así más felices, ¡ah…!, y pensar que esto no son “paparruchas”,
era y es la verdad. Adquirir voz, e ir contra las injusticias que nos da la
sociedad, será más fácil si tenemos confianza en nosotros mismos, en que lo que
hacemos, está bien hecho, y eso lo sabemos sin que nadie nos lo diga, porque
tenemos conciencia de que nos vamos superando y ponemos los medios para ello,
poniéndonos al día en nuestras
respectivas profesiones y disfrutando cada vez más con lo que hacemos. Hoy, no
es fácil trabajar bien, por las restricciones de personal en casi todas las
empresas, ya sean públicas o privadas.
Incluso no es fácil trabajar, y sería importante para que ocurriera lo
contrario, que dentro de los valores perdidos, se recuperara el valor de la
solidaridad, que tan felices nos hace cuando, descargados un poco de nuestro
egoísmo, ambición y vanidad, lo ponemos en práctica y pensando que con menos
podemos pasar, no se despide a tanta gente… Este sistema no marcha, y habrá que
educar a los futuros empresarios, más, en valores, y lo justo en dividendos.
¿Quién
cambia la sociedad?, posiblemente un impulso efectivo y participativo de
quienes puedan y quieran que cambie. Pero…, y ese impulso a quién pertenece,
quién lo da… ¿Cómo sabemos quién lo ha dado y que ha sido efectivo? Necesitamos
saberlo, y no confiarnos por ello, pero saber que todo va marchando…, ayuda a
retomar la ilusión para que todo vaya a mejor…, óptimo…, al menos bueno, porque
ahora es malo el panorama.
Si
tomamos como modelo otra cosa ya hecha y la volvemos a hacer, se dirá que
estamos copiando, pero la verdad es que, si no tomamos como modelo las buenas
ideas de los demás, apeándonos de nuestro “trono particular” y viendo en el
ejemplo, el progreso en los países que salen adelante con los mismos medios, lo
tenemos difícil. Hay que empezar por unos cimientos sólidos de educación en el
auto conocimiento, que nos permitiría conocernos en el sentido físico y anímico
o espiritual, por lo que necesitaríamos a la ciencia, a las letras y a las artes
y con las demás humanidades, aprenderlas y aprehenderlas porque son necesarias
para la vida y el trabajo.
Estamos
viviendo una crisis espeluznante y es como una forma distinta de guerra, que se
paliará, según el interés de los gobernantes responsables, que aún sin saber de
su éxito o fracaso, presienten y saben, su
paso a la historia.
Para
que exista el señor, tiene que existir el esclavo, según nos demuestra la
tradición, pero no tiene que ser necesariamente así, y en nuestro siglo,
afortunadamente, no hay en el pueblo la ignorancia de antaño… Se protesta se
reivindican, como se puede, los derechos y el poder tiene oponentes que le
hacen rectificar o anular decretos que no convendrían a la mayoría… Se critican
ciertas actitudes y se hace público el error o errores que en otro tiempo se
ocultaban…
El desarrollo y evolución, va muy despacio, quizá
el hombre no debía haber subido a la luna sin haber resuelto los problemas de
nuestro planeta, aunque el no querer volver a las cavernas y vivir con dignidad
es tarea de todos. Estas son nuestras cosas, las de todos y este es nuestro
tiempo y si se rompen o se para, como todo, hay que poner solución, arreglarlo
y procurar que no se vuelvan a romper y volver a dar cuerda, así de sencillo...
Bibliografía:
Wikipedia
Citas:
Manuel Fernández Álvarez
William Shakespeare (Enrique IV)
Deducciones personales
Alicante 4/03/2014
Mª Jesús Ortega Torres
No hay comentarios:
Publicar un comentario