ETOLOGÍA
(Aprender
de ellos)
Hojas de ensayo
“Dos cosas me admiran: la inteligencia
de las bestias y la bestialidad de los
hombres”.
FLORA TRISTAN
“Cuando un hombre mata a un tigre lo
llaman deporte; cuando el tigre mata
al hombre, lo llaman ferocidad”.
GEORGE BERNARD SHAW
A veces, lo que no vemos claro, aunque
lo sea, o es más bien abstracto, nos conmociona, nos deja intranquilos, no nos
acaba de llenar o gustar y no lo captamos del todo. Produce una cierta desazón,
un cierto tipo de estrés…, y aunque nuestra intuición nos enseña que cuando no
interesa algo, se ha de dejar enseguida,
nosotros no nos hacemos caso. No imitamos la postura instintiva y sabia a la
vez, que nos enseñan nuestros animales domésticos o salvajes, que nos haría
mejorar, aunque nuestra curiosidad se viera algo paliada. Porque sí, es por una
excesiva curiosidad, por lo que no nos deshacemos de alguna situación que empieza
molestando pero que si sigue, nos hace daño y…, “dale que dale Perico al torno…”,
seguimos hasta que nos duele, y más…
La etología nos enseña lo sabios que son
los animales, y como con su conducta conservadurista, metódica y constante, pueden
preservar su medio, y cuanto se refiere a descendencia y a alimentación. Son
esas conductas: reproductiva, marcada por el “celo” y una instintiva
administración de los alimentos conseguidos que son las idóneas, al no tener
más descendencia de la que puedan atender y
no acumular para sobrevivir más de lo que necesitan.
Lo que les sobra a los predadores más activos, es aprovechado
por otros a los que la naturaleza, no dotó con el arte de la caza, por lo que,
los primeros, prueban su solidaridad…Se aprovecha todo, y son lo
suficientemente sabios como para auto-gobernarse y si no hay alimentos o no los
pueden conseguir, muchos de estos animales tienen el don de aletargarse,
durante unos determinados periodos de tiempo, en los que bajan su temperatura
corporal, porque para hibernar llevan sus constantes a un mínimo, compatible
con la vida, y es así como consiguen no tener mucho gasto energético y de este
modo sobreviven. Podemos observar que seres tan dispares y antagónicos, como
pueden ser un pequeño caracol y un tremendo oso, hibernan, en sus respectivos
medios, cuando no les es posible la
subsistencia. Ambas especies pasan su “dormancia”(que en el caracol se llama
“estivación”) eligiendo, los caracoles un ambiente húmedo y fresco para
sobrevivir a la sequía en la que el crecimiento, desarrollo y actividad física
se suspenden temporalmente.
Ralentizar su metabolismo, es pues, lo
primero que hacen todas las especies, que aún siendo distintas, tienen unas
necesidades fisiológicas en común, que colmar para la vida. La grasa acumulada
en los periodos en que se saciaron, les va a servir en un letargo, donde
solo las constantes vitales van a
necesitar energía, ya que no se van a mover en ese periodo.
Además del caracol y las diversas
especies de osos, otros muchos animales hibernan, siendo las tortugas uno de
ellos y también las ardillas y marmotas. El cese de crecimiento o actividad en mariposas,
larvas de insectos, es calificado como “diapausa”, con lo que pueden sobrevivir
en ambientes fríos, secos o cuando hay carencia de alimentos, o las condiciones
climáticas son adversas. En semillas y algunos árboles la dormancia puede durar
años. Cuando el medio es favorable, salen de su dormancia. En las plantas, la
dormancia sigue el reloj biológico que le marca el ciclo circasiano (oscilación
de las variables biológicas en intervalos regulares de tiempo). Cuando algunas
plantas están en dormancia, es porque los días han acortado, o no tienen la
suficiente agua, por falta de lluvias y también por la caída de temperaturas.
El instinto que tienen los animales para
sobrevivir y preservar el medio que les asiste, nos debe servir de ejemplo, ya
que, al parecer, con la evolución, hemos perdido el sentido de la coherencia y
nos estamos confiando, (¿en qué, y por qué…?). En nuestro planeta desaparece
flora y fauna, teniendo algunas especies, tanto vegetales como animales, una
tradición de millones de años y se da la circunstancia de que nos estamos
jugando el futuro de la Tierra, de nuestra Tierra, pues son tantas las sustancias
contaminantes que se vierten en sus suelos y en su ambiente, que seres tan sencillos, pero tan hacendosos,
como las abejas y las mariposas, están desapareciendo por muerte inducida y por
millones, ya que no aguantan la toxicidad tanto de transgénicos como de pesticidas y al intentar la
polinización en esos campos tóxicos, los
eliminan y no se ejecuta… Tampoco se pueden reproducir porque antes mueren…
Las
mariposas “monarca” mueren, a millones, por los transgénicos, cuando realizan
su migración. Si mueren no se podrán reproducir, eso es evidente… Las abejas, a
millones también, mueren sin remisión, por los pesticidas, y ante la ambición y
el poder de unos pocos que por presentar documentos que entregan a los
políticos como “científicos”, no se hace nada, mientras tanto, siguen muriendo.
¿Es así como les pagamos los millones de
años que nos han permitido saborear, plantas y mieles, por su polinización?
¿Hemos perdido el seso y deberíamos
hibernar, también para que el periodo de
letargo, nos hiciera renacer más sensatos y libres de ambiciones
excesivas?
Si
no todos, creo que al menos quienes permiten estos desmanes, si que
deberían hibernar. A todos los demás se nos desarrollaría la ilusión por quienes se pusieran en su lugar, y
trataran de paliar y corregir tantos desatinos que trae consigo el círculo
vicioso y continuo, que forma el mundo desde que se ha desbocado,
progresivamente, y pienso que hasta su límite total, por la ambición.
En la
cadena alimentaria, en la que unos seres nos comemos a otros de distinta especie,
para sobrevivir, la especie humana es la menos respetuosa, ya que estamos
eliminando a las generaciones futuras, antes de que existan, porque si no hay
alimentos, no tendrán la oportunidad de nacer, de pisar la tierra, de ser. La
poetisa Safo decía que “si la muerte fuese buena, los dioses no serían
inmortales”, y aunque los no dioses, somos mortales, no es lo mismo morir que
la extinción.
Ni
las mariposas ni las abejas nos pueden hablar, para decirnos que pongamos fin a
tanta insensatez, pero su desaparición paulatina, habla por ellas. Además
de los citados, hay miles, más, de insectos y otros animales, que se han
extinguido o que están en periodo de extinción por culpa humana, ya que actualmente
por la gran frecuencia con que el hombre, por trabajo, por conocer o por
vacaciones, visita otros continentes, es
también motivo de que muchas especies estén ahora en peligro de extinción,
porque se ha hecho habitual, traer animales de esos lugares y se siguen
reproduciendo y criándose, las foráneas especies, en medios a los que no están
habituados y provocan cambios bruscos en
los ecosistemas establecidos, que a su vez, desplazan o eliminan a las especies
autóctonas.
La caza furtiva es otra de las importantes
causas de extinción. En España hay muchas especies protegidas y otras como la “paloma
migratoria”, que ya ha desaparecido por capturas indiscriminadas, durante
décadas. Se podrían citar tantas especies en peligro de extinción que ocuparían
su número todas estas páginas y no hace falta porque ya hemos demostrado que no
somos respetuosos con nuestro medio y todos conocemos las más importantes.
Por otra parte, un estudio del Instituto
de Geología y Paleontología de Naujing en China, verificó, que la mayor
extinción de especies se hizo en cinco etapas, desapareciendo el 90% de las
especies marinas y el 70% de las terrestres a la vez. La extinción de hace
250,28 millones de años, fue la mayor que ha habido, y se produjo por una
emisión masiva de Anhídrido Carbónico de origen volcánico. Fue Shu-Zong Shen,
el científico que lideró esta investigación y su equipo y él, encontraron
restos en provincias chinas de las citadas extinciones que fueron probadas en unos
laboratorios con las condiciones necesarias y adecuadas. La noticia vino dada
en el diario El País el día 21 de Noviembre de 2011.
Yo no
soy la conciencia que Collodi hizo implantar a Pinocho por su padre, el carpintero
Gepetto…, no, yo no soy “Pepito Grillo”, pero Carlo Collodi, nos enseña que
hasta un muñeco de madera, ha de tener conciencia, y parte de nosotros, parece
que la hemos perdido. Creo que a la mayoría, nos gustaría que la vida siguiera
en este planeta y que se transformara el actual “Chip” cuyo nombre es “ambición
desmedida”, y también podría llamarse “ignorancia mortal”, por otro que parece
hemos olvidado y nos hace ser, su pérdida, involucionantes en vez de evolutivos.
Ese Chip que todos los seres humanos, agradeceríamos y también la mayor parte
de especies animales maltratadas, se podría denominar “Equidad”, también
“Respeto”, y otro nombre que creo le iría bien sería el de “Miedo”, pues se
necesita un poco de temor para no cometer estas infamias que avocan al planeta
a su destrucción, pues en la conducta humana, esa tala de árboles masiva, nos
llena de un anhídrido carbónico nefasto para todos los seres vivos, también
para la Tierra.
Si el
hombre puede vivir, en cualquier parte del planeta, como se ha demostrado por
experimentos concretos, pues la adaptación que nos brinda nuestro cerebro es
perfecta, y lo vemos en la práctica, ya que por la crisis global que estamos
viviendo, percibimos como el hogar y lo adoptamos donde hay trabajo, sin
importar, ni clima, ni cultura…, es por
nuestro más inmediato futuro por lo que debemos preservarlo todo. Todo es de
todos, no de quienes se lo apropian indebidamente por la fuerza del poder y del
dinero.
Comencé
esta pequeña reflexión diciendo que lo
que no vemos claro nos conmociona, lo tenemos que dejar… Hay que imitar a los
animales, que lo hacen y no se estresan, pero todo lo expuesto está consensuado
y es evidente. Parece abstracto pero no lo es, y se tiene que cambiar cuanto antes. Es nuestro presente
lo que hay que cambiar porque nuestro futuro se llama: “YA”.
Bibliografía y otras referencias:
Luis Señor: “Diccionario de citas”
Sentencia de la poetisa Safo del calendario “Mirga”
Wikipedia
Diario “El País
Radio y T.V.E.
Fotografía del muñeco Pinocho, sobre una
interpretación personal, con acuarela, de las dunas de Guardamar del Segura
(Alicante).
Torrevieja 17/04/2014
Mª Jesús Ortega Torres
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