miércoles, 28 de octubre de 2015

¡TODOS ESOS COCINEROS!




 ¡TODOS ESOS COCINEROS!
(MONÓLOGO)

                He salido a pasear. He dejado la casa porque me apetecía tomar el aire, y que cesara ese sudor calentito por toda la geografía de mi piel.
        Voy despacio, pero mi sentido de la orientación me hace caminar en línea recta: así es seguro que tengo pocas posibilidades de perderme, porque estos bosques y tanto matorral, aunque no seas del todo tonto o tonta, a veces, nos suelen despistar.
        Mis ojos se han elevado al cielo y, ¡oh dolor!, he descubierto a una abeja que viene hacía mí… ¡Qué alivió!, se ha entretenido con una flor intermedia y puedo seguir disfrutando de mi paseo, aunque, en momentos como este, uno añora su casa. El fresquito que me llega me ha hecho olvidar a la abeja, como también lo ha hecho, ahora, el hecho de no sudar  la “gota gorda”.
        En el camino me encuentro con alguna piedrecilla que salvo como puedo: o bien pasando por encima con cuidadito o bordeándola, si presiento que debajo no se esconde ningún peligro.
        Somos tan frágiles. Cada ser vivo, tiene en otra especie su depredador y algunos son depredadores de su propia especie… ¡Qué miedo!
        El campo nos presenta  sus arroyos, sus árboles y arbustos, como si no tuviesen importancia. También, si hablamos de aromas, además del de las mil flores que se encuentran en él, tenemos los leñosos tomillos, romero, la hierba buena y, vaya, voy a pasar por una plantación de orégano.
                               ¡No quiero atravesar esa parcelaaaaaa!
        ¡Me vuelvo a mi casa! No sé si les he dicho que soy un caracol y que con orégano, todos esos cocineros, dicen…, por ahí, que estoy muy bueno.

Santa Pola 4/05/2015
Mª Jesús Ortega Torres



viernes, 16 de octubre de 2015

CHINITAS



Los caminos de Santurde
están llenos de “chinitas”,
las hay pequeñas, otras grandes…
Las plantas del pié lastiman.

“Chinitas”, “piedras”, “pedruscos”
encontramos en la vida.
Cuando el camino es muy largo,
la experiencia las evita.

Le quita importancia a hechos
que otrora  soliviantaron.
Da por “nada” las palabras,
que contra ti pronunciaron…

Y es la experiencia, día a día,
quien te procura cambiar,
y llevar, indiferente,
el “dime” y el “qué dirán”.

SANTURDE DE RIOJA 19/08/015
Mª Jesús Ortega Torres