HOJAS DE ENSAYO
LAS
AGUAS
LOS FUEGOS
Aquí, en ALICANTE con nuestro MEDITERRÁNEO y en muchos
otros lugares costeros y, también de MESETA, con sus ríos, afluentes, arroyos y,
arroyuelos…, llueve, y a veces mucho. Tanto…, que, cuando lo hace, pensamos “si
podremos salir de ésa, de esta o de la próxima…”, pues nos cae en un día o dos,
también es posible, solo en unas horas, toda el agua que se llevó la atmósfera,
evaporada y a la que el “Astro Rey”, transformó, porque nuestro ambiente había
subido a 30º o más, y nos la envió devuelta o, con cambio de lugar.
La atmósfera siente que le sobra y
su necesidad de devolverla, la generaliza y, la va derivando al resto de
Naturaleza, y, “caiga quien caiga y, donde caiga”.
La
Atmósfera es Naturaleza. Todo lo demás también lo es; también lo somos los
seres humanos, con una gran suerte de poder emplear nuestro gran poder, si
asimilamos nuestras experiencias/conocimientos, y corregimos, para mejorar, lo
que no estaba bien del todo y que nos piden, cada año – hablando con su voz de
acciones o hechos-, las otras partes de la Naturaleza.
La revisión y observación de repetitivos
desastres, y, que no haya demora en la corrección, para el bien de todos, sería
el fruto glorioso de nuestra mente y puesta en marcha de los remedios. Hay un
perfecto axioma, que define, en solo cinco palabras, lo que intento decir:
“Más vale prevenir que curar”
Sabemos
que el agua, al caernos desde las nubes, toma su rumbo por donde puede. Camina
por inercia, sin decidir. No tiene más opción que abrirse paso y arrasa con
desbordamientos en campos sembrados, casas, tiendas e invadiendo súbitamente lo
que encuentra, destruye, en un instante, el patrimonio de quienes han luchado a
diario para conseguirlo.
Todos
los años y, suele ser en primavera y verano, se repite el hecho de los
incendios en bosques y valles y ocurre que, su desaparición, calcinados por
esos fuegos de turno, va privándonos de unos pulmones necesarios en la
naturaleza. Muy necesarios a todos los seres vivos. Pensar que, poco a poco,
que, año tras año, nos vamos quedando sin el principal elemento que nos permite
seguir vivos, y que ellos, los árboles, están desapareciendo, por errores y
mala fe, y , que su continua donación que es como un acto de amor, nos permite
tomar el oxígeno que nos ofertan, generosamente, en cada momento del día, al
estar calcinados no nos sirven para salvarnos
Cuando
en cada estación y cuando tocan los tiempos del agua y los tiempos del fuego,
llegan y se repiten los desastres, que siempre, además de las víctimas humanas,
se llevan a animales y a cosas que representan nuestro patrimonio o nuestros
medios de vida, parece como si el “Guionista”, de la secuencia de agua o fuego
del momento, gritase con firmeza:
¡Repita,
repita la escena!
Esta película “natural” -a la
fuerza, cada año-, me hace reflexionar y concluir, que si el hombre va contra
el hombre, va contra sí mismo y la solución, tanto para lo común de nuestra
naturaleza, la naturaleza “per se” y “per nos”-, que signifique buen estado y digna
supervivencia general, en todo lo que, por lo común disfrutamos-, podría estar en una mejor alternativa al desarrollar el
estudio pedagógico y su mejor aplicación, porque el
sufrir, cada año, estas
desventuras, nos causa una repetida sensación de abandono continuado y total para
nuestras, mínimas, necesidades de supervivencia,
Adiós mes, florido, de mayo. Los
frutos, de desastre, por incendio provocado y de desbordamientos por las,
sempiternas, crecidas, castigando con dureza
a esos pirómanos y tomando precauciones de limpieza de cauces, todo el
año, se podrían evitar.
PREVENIR PARA NO LAMENTARNOS
Fotografía de la "VEGA BAJA del SEGURA" en este mes de mayo.
- Tomada de INTERNET-
María
Jesús Ortega Torres