SECUENCIAS
(Cristalización)
¿Preguntas
qué es una cristalización?
Según
la R.A.E. es: “La acción de cristalizar”.
¿Existe
en el SER, además de su parte física y química algo más? ¿Algo que no podríamos
ni imaginar que quedase para siempre, como eterno y como cimiento sin ser material?
Cristalizar:
“Tomar forma clara y precisa las ideas, sentimientos y deseos”.
BARCELONA
Verano de 1955
JOAN
Esperábamos a JOAN, con alegría y
paciencia o con paciencia y alegría, es igual porque el orden no alteraba la inquietud
de si bajaría o no a jugar a las cuatro esquinas, al escondite, coroneja,
cromos o a lo que se terciara. La verdad es que era el último en llegar,
esperábamos y solo entonces empezaba el juego, aunque algunas tardes saltábamos
mejor en la “Plaza del Sol” o en la de “Rius y Taulet”, muy cercanas a nuestra
intersección de las calles “Maspons” y “Sant Joaquim”.Todos vecinos, aunque yo
era la “forastera” y me había integrado con mis amigos, estando de vacaciones
en casa de la “abuelita”, en casa de “els tiets”, y viviendo en la misma
manzana. Algunos de nosotros, en el mismo edificio.
Joan era el más alto de los niños, y
muy delgado, casi esquelético... Rubio, blanco de tez y con unos ojos muy
claros. Me intimidaba un poco porque era una mezcla de seguridad absoluta y once
años vacilantes… Yo le veía dudar cuando se dirigía a mí, pues se esforzaba en
hablar castellano, teniendo que repetir alguna palabra que, al traducir, le
había salido mal. Me di cuenta de que balbuceaba muchas veces cuando me
nombraba y mi nombre era fácil: “Teresita”, y yo pensaba que no era normal que
no lo dijera de un tirón. A veces,
alguna tarde, yo me atrevía y pronunciaba algún vocablo en catalán, pero
enseguida me tapaba la cara con mis dos manos, y reíamos porque lo hacía francamente
mal. Me sorprendí a mi misma cuando hablando en castellano, yo también
balbuceaba cuando me dirigía a él.
Una tarde Joan no bajó. Al día
siguiente tampoco, al otro tampoco y esperamos más tiempo del que solíamos, por
él. Al disponernos ya a marchar a la “Plaza del Sol”, porque no bajaba, se
abrieron de par en par las puertas de su edificio y pudimos ver como cuatro
personas, seguidas de otras cuatro o cinco más, colocaban a Joan y su féretro
en el coche funerario que paró en su puerta, rigurosamente y a tiempo, en ese crucial
momento. Quedamos, todos, muy descorazonados. Lloramos y nos abrazamos en grupo
y sin decir palabra, nos retiramos a nuestras casas. Hablamos sobre Joan mucho
en los siguientes días. Su enfermedad cardíaca, le había hecho naufragar definitivamente
y ya no le íbamos a ver más, ni íbamos a escuchar su cadenciosa voz,
contándonos sus aventuras en los exámenes del “VERDAGUER”.
Otra tarde, después de haberle “soplado” dos cromos
seguidos a Roser, me dijo bajando la voz: “A ti te gustaba el Joan, ¿verdad
dona?”
(Ilustración tomada de INTERNET)
ISLETA 14 de Febrero de 2019
Mª Jesús Ortega Torres