lunes, 31 de marzo de 2014

OCTAVIO PAZ




 LIBERTAD BAJO PALABRA
Allá, donde terminan las fronteras, los caminos se borran. Donde empieza el silencio. Avanzo lentamente y pueblo la noche de estrellas, de palabras, de la respiración de un agua remota que me espera donde comienza el alba.

Invento la víspera, la noche, el día siguiente que se levanta en su lecho de piedra y recorre con ojos límpidos un mundo penosamente soñado. Sostengo al árbol, a la nube, a la roca, al mar, presentimiento de dicha, invenciones que desfallecen y vacilan frente a la luz que disgrega.

Y luego la sierra árida, el caserío de adobe, la minuciosa realidad de un charco y un pirú estólido, de unos niños idiotas que me apedrean, de un pueblo rencoroso que me señala. Invento el terror, la esperanza, el mediodía -- padre de los delirios solares, de las falacias espejeantes, de las mujeres que castran a sus amantes de una hora.

Invento la quemadura y el aullido, la masturbación en las letrinas, las visiones en el muladar, la prisión, el piojo y el chancro, la pelea por la sopa, la delación, los animales viscosos, los contactos innobles, los interrogatorios nocturnos, el examen de conciencia, el juez, la víctima, el testigo. Tú eres esos tres. ¿A quién apelar ahora y con qué argucias destruir al que te acusa? Inútiles los memoriales, los ayes y los alegatos. Inútil tocar a puertas condenadas. No hay puertas, hay espejos. Inútil cerrar los ojos o volver entre los hombres: esta lucidez ya no me abandona. Romperé los espejos, haré trizas mi imagen, que cada mañana rehace piadosamente mi cómplice, mi delator. La soledad de la conciencia y la conciencia de la soledad, el día a pan y agua, la noche sin agua. Sequía, campo arrasado por un sol sin párpados, ojo atroz, oh conciencia, presente puro donde pasado y porvenir arden sin fulgor ni esperanza. Todo desemboca en esta eternidad que no desemboca.

Allá, donde los caminos se borran, donde acaba el silencio, invento la desesperación, la mente que me concibe, la mano que me dibuja, el ojo que me descubre. Invento al amigo que me inventa, mi semejante; y a la mujer, mi contrario: torre que corono de banderas, muralla que escalan mis espumas, ciudad devastada que renace lentamente bajo la dominación de mis ojos.

Contra el silencio y el bullicio invento la Palabra, libertad que se inventa y me inventa cada día.
      OCTAVIO PAZ

    Pocos poetas llegan en un siglo. Octavio Paz llegó y se fue, pero nos legó su poesía y toda su obra trascendente, que recordamos en su aniversario y no podremos olvidar.
     Alicante 31/03/2014


sábado, 29 de marzo de 2014

ARTE Y ARTISTAS





ARTE Y ARTISTAS

(Hojas de ensayo)

        Cuando las cimas de las altas montañas, tocaron el cielo, se dieron cuenta de que no tocaban nada. El cielo se lo habían dejado aquí abajo, y en él pastaban, hermosos, unos corzos en sus propias laderas y collados, siendo, los más pequeños quienes lograron emocionar a las montañas, pues les hicieron despertar su ternura…
        Ellas, estáticas, lo veían pasar  todo, incluso el tiempo que se escapa y que no vuelve sino, convertido en sutil recuerdo que nos presta la memoria. Pensaron en el arte que tienen los animales que  con su conducta nos emocionan. Lo tienen esas manchas verdes que conforman su propia fisonomía y morfología y que formada por abetos, robles, almendros y otras especies, cambiaban el color y el aspecto de ellas mismas, según la estación del año, como si un pintor, dando rienda suelta a su creatividad, lo decidiera.
        Sí, el arte está aquí, ya en forma de pequeños corzos que emocionan a las montañas, ya en forma de mancha verde intenso, amarillo, marrón o naranja, según la estación que las viste e ilumina.
        El arte practicado por el hombre, es privativo de unos pocos. Todos lo llevamos dentro, pero el arte es expresión y muy pocos lo saben expresar.
        A quienes lo saben expresar, se les llama “artistas”, que entre otras cosas, nos salvan de la monotonía, Cuando lo expresan nos emocionan, convirtiéndose para el espectador, en seres fantásticos porque nos permiten tocar los sueños, colmando nuestra expectativas de ilusión, de esperanza, de anhelos y de tantas cosas bellas que nos hacen sentir mejor.
        Si el cielo no está sobre las cimas de las montañas, es porque está entre nosotros. Puede estar en el silbar de un tren, que penetra y corta el aire que respiramos y haciéndonos despertar con el ansia de llegar a gentes y lugares acogedores, notamos un algo mágico que da bienestar, emoción…, como también lo da el color de las plumas de las aves, que sirven de inspiración y se materializan en la paleta de un pintor, dando rienda suelta a su “saber hacer”. El arte nos inunda, si nos paramos a contemplar la naturaleza, y el artista, o bien evocándola o bien imaginando, nos transporta a un mundo que no existiría sin él: su mundo, expresado en una pintura, una escultura, una melodía, una poesía, un relato, unas vidrieras…,  esas creaciones nos desinhiben y nos transportan a otra dimensión.
        El artista “nace y se hace”, pues tiene que perfeccionar lo que le ha sido dado, casi sin sentirlo, si quiere que su obra sea óptima y perdure en el tiempo, a no ser que sea genial y lo haga todo, a la primera intención, bien y perfectamente. Los artistas en general, son portadores de unos atributos que desarrollan, y que por ser  infinitos, parece que escapan en cierto modo al  carácter humano, ya que tienen un componente de creatividad, que es lo que da un sello a la obra en sí. Su originalidad es  lo que la hace valer y nos hace a los demás olvidar los fantasmas y avatares que la vida, “cotidiana”, nos depara.
        Quienes, famosos o no, nos  alientan a  soportar esa diaria  cotidianidad, son los artistas y con ellos su arte, quienes, con una brillante partitura, con la visión de una obra escultórica, pictórica…, transforman nuestro yo de “andar por casa” en sublime y a la vez individual, porque no a todos nos gustan las mismas obras, las mismas melodías, las mismas lecturas… Con ellos y por ellos nos definimos y definimos nuestro estilo, a la par que disfrutamos.

        El confundir realidad con fantasía, ha sido y es muy característico de algunos artistas, y entraña una patología, que les puede hacer geniales, pero es uno de los síntomas inequívocos de una patología mental, que puede ser de mayor o menor grado, aunque va siempre revestida de cierto sufrimiento.
        Muchas culturas, han tenido a la persona con problemas mentales, como “iluminada”. Otras culturas, sin embargo les han tirado piedras, llamándoles “locos” y temiendo de ellos lo peor.
        La verdad es que hay un “halo” de magia en aquellas personas, que padecen trastornos psicológicos, y que, cuando ejecutan cualquier tipo de arte, es tal el grado de perfección que alcanzan y su creatividad tan pasmosa, que no tienen comparación.
        Por supuesto, no todos los enfermos con patología psiquiátrica son artistas, ni todos los artistas tienen patología psiquiátrica, pero se sabe, empíricamente, que la parte creativa está más desarrollada de lo que es habitual, en quienes tienen una patología de este tipo.
        El profesor Jeffrey A. Kottler, en su  libro “Divina locura”, dice textualmente: “El propósito fundamental es entender los vínculos entre creatividad y locura (que ya asumo que están presentes) a través de las vidas de diez individuos de diferentes profesiones y épocas artísticas dentro del siglo XX”. (Pag.17)
En este libro  analiza la vida de: Sylvia Plath, Judy Garland, Mark Rothko, Ernest Hemingway, Virginia Woolf, Charles Mingus, Vaslav Nijinski, Marilyn Monroe, Lenny Bruce y Brian Wilson, todos  ellos artistas representativos en distintos ámbitos y únicos en sus especialidades.
        El autor nos habla de sus temperamentos y nos dice:
         “Podemos ver su dolor y su angustia, todo lo románticos que queramos, pero estos individuos, pagaron un precio tan alto por su exquisita sensibilidad que en la mayoría de los casos les mató, literalmente”. (Pag.13)
        El profesor Kottler, hace un análisis comparativo de los síntomas de creatividad y  locura:

CREATIVIDAD                                    LOCURA
Alta energía                                        Manía, insomnio
Sensaciones aumentadas                    Desorden en los estados de ánimo
Excentricidad                                       Comportamiento imprevisible
Expresividad emocional                        Volubilidad emocional
Espontaneidad                                       Impulsividad
Asumir riesgos                                      Temeridad
Firmeza                                                 Obsesión
Percepciones inusuales                           Distorsiones de la realidad
Visiones                                                Alucinaciones
Grandes ideas                                        Grandiosidad
Fluidez de ideas                                     Vuelo de ideas
Altos valores                                          Perfeccionismo
Sensación de tener talento                       Narcisismo

        Estas diferencias no lo son tanto, si advertimos y meditamos que en la patología de carácter psicológico hay una transformación y hay una exageración de la realidad. Todo está más exaltado, pero esa pequeña diferencia, hace único al artista con esa patología.
      La definición de arte y artista, hecha por quienes conocieron y dejaron huella en nuestra cultura, pone el último punto a esta reflexión.

 JOHN RUSKIN (1819-1900), escritor, crítico de arte, poeta y sociólogo británico, nos decía que:
“arte bello es aquél en que la mano, la cabeza y el corazón marchan juntos”

OSCAR WILDE (1854-1900), el gran escritor de la época “Victoriana” y un rebelde  (con causa), nos dice:
ningún artista ve las cosas como son realmente; si así las ve, no es gran artista”.
“Si queremos comprender a una nación por su arte, estudiemos su arquitectura y su música”.

ANDRÉ MALRAUX (1901-1976), novelista, aventurero y político francés dijo:
“el arte es una rebelión contra el destino”

ANDY WARLOL (1928-1987), artista americano y un destacado innovador, pensaba que:
“un artista es alguien que produce algo que  la gente no necesita tener, pero que él, por alguna razón, piensa que sería buena idea darles”.

PABLO RUIZ PICASSO (1881-1973), el español considerado mundialmente, como uno de los más grandes artistas del siglo XX, nos deja estas enseñanzas:
“a los doce años sabía dibujar como Rafael, pero necesité toda una vida, para aprender a pintar como un niño”.
“El arte es la mentira que nos permite conocer la verdad”
“un pintor es un hombre que pinta lo que vende. Un artista, en cambio, vende lo que pinta”

Bibliografía: JEFFREY A. KOTTLER “Divina locura”
                    LUIS SEÑOR “Diccionario de citas”
                    WIKIPEDIA

Mª Jesús Ortega Torres
Alicante 28/03/2014



        

miércoles, 5 de marzo de 2014

SUCEDIÓ Y SUCEDE


SUCEDIÓ Y SUCEDE


(Hojas de ensayo)


        Estamos en crisis, y aunque esta afirmación, no intenta ser un descubrimiento personal, estoy segura que todos, en nuestro ámbito, hallamos cada día motivos de sorpresa, dados, en principio, por lo irracional de situaciones que se nos presentan ahora y que desempolvamos de una memoria que no habríamos querido ni limpiar ni abrillantar, por  ser vetusta o haber desaparecido.
        Vivimos en un país con una tradición cultural, que vivió periodos de poder y sin fronteras porque en nuestra imperio “no se ponía el sol…”,  cuando se ocultaba por el oeste, salía por el este en el otro hemisferio y es buscando en archivos, ésta, muy conocida frase atribuida por algunos a Felipe II (que fue rey pero no emperador) y por otros a Carlos I de España y V de Alemania, cuando descubro que el escritor Manuel Fernández Álvarez, autor de: “Carlos V, el César y el hombre”, nos dice que el mencionado emperador vio la cita, al entrar a Nápoles. Esa frase la había dicho el poeta Virgilio (70 a C- 19 a.C.) refiriéndose a Octavio Augusto y sus territorios dominados.
        Esa tradición cultural y de riqueza, es un orgullo, pero como siempre es un orgullo para unos pocos, porque los ciudadanos, de entonces, también sufrían crisis, y siempre, muchas carencias, tanto económicas como intelectuales y morales. El poder lo ostentaban unos pocos,  y lo que en la antigua Grecia se llamó “aristocracia” y que a través de los siglos, perdura vestida de “democracia”, pero, no nos engañemos, ni engañemos…, es el gobierno de unos  pocos privilegiados (al menos eso se cree, en general), que legislaban a su medida, más a su favor que en contra y, sí, desde un principio, el hombre tuvo sus líderes, pero hasta ahora, salvo honrosas excepciones, el poder conlleva el olvido y la desprotección al más débil y pobre en medios económicos, culturales y morales.
        No olvidemos a la Iglesia…: “la Iglesia católica abarcadora de todos los bienes llamados ‘limosnas’”. Fueron muchos los credos los que empezaron su riqueza pidiendo. En Roma se cambió el paganismo por el cristianismo con Teodosio (a 378). Tienen poder, y es un poder absolutista, que les llega, aún hoy día, por el temor del poderoso al infierno y el consuelo y esperanza del pobre. Pero el infierno está aquí.
         Religión y espiritualidad, son dos conceptos distintos. Se dice que la religión desarrolla la espiritualidad, pero quien la desarrolla es el ente de modo individual. Las religiones dan unas normas, generalmente las de ayuda a los demás, es decir a nuestro prójimo, dan mucha tranquilidad al espíritu, pero el prójimo se tiene que ayudar solo, pues se da en limosnas y palacios o catedrales para el culto, lo que debía paliar sus necesidades más pertinentes. La seguridad se diluye quedando el pobre sumido en el llanto y en el “no saber qué hacer ni a dónde ir” y el rico que lo ha donado todo de “limosna” a la Iglesia para la salvación de  su alma, queda enterrado en la catedral, en la cripta de un santo, que antaño, puede que también fuera, un hombre muy rico o, tal vez, un solitario ermitaño.
        Paradójicamente, tendríamos seguridad, si no se repitiera siempre la misma historia, pero es muy cierto aquello de que “el hombre es el único animal que tropieza siempre, dos veces, con la misma piedra” y no me explico, si los que están arriba, ven, observan y estudian los procesos precedentes, cómo no se pone remedio antes que nada para paliar tanta desigualdad…, saben ya por la experiencia del anterior gobernante, el descontento de la mayoría, y se sigue sin poner remedio.
        ¡Aquí te querría yo ver!, seguro que respondería quien entrara en mi blog, leyera lo que termino de escribir y ocupara un puesto relevante y de responsabilidad, en política. Sí, ya sé que mover los hilos es difícil, hay muchos “enredos”, maniobras de intereses creados y adquiridos que no dejan trabajar adecuadamente, pero ¿para que estáis sino que para desenredar esos hilos y comenzar a moverlos sin influencias, con firmeza y bien…?
        El trabajo nos honra, nos distrae y nos alimenta… Que no hay trabajo es algo evidente y tener seguridad no lo da buscar comida en un contenedor. Vemos en la calle escenas que ponen el vello como garfios, y se presume, queriendo disculpar el hecho, que lo que vemos, pasa en casi todos los lugares, pero cuando se ve salir a alguien de un contenedor a donde ha llegado buscando comida, o rebuscar en el mismo para ver lo que encuentra, vemos en esas personas, la “carne de cañón” que nos está invadiendo, cada día más y más, sin que se le ponga, de momento un remedio que lo evite. La   expresión carne de cañón que se emplea para definir a un grupo o a una persona que está en peligro, bien a las tropas que por su bajo rango, están en primera línea, más cerca del peligro de morir o resultar heridos, la veo yo también en esos indigentes a los que les falta de todo, cariño, salud, pan.... Es la desesperación hecha realidad, porque no hay otra opción. Solo nos tienen a “nosotros” para remediarlo y nosotros pasamos olímpicamente, porque pensamos que  no  nos  atañe,  que  es cosa de ellos y… ¿ pensamos como Shakespeare en Enrique IV?: 

 “Bah, bastante buenos para ensartarlos en una pica; carne de cañón, carne de cañón.  Llenarán una fosa tan bien como cualquiera. En fin, hombre, mortales, mortales.” William Shakespeare, Enrique IV, Parte I
.
        Es obvio, que tenemos que cambiar la sociedad, pero no la podremos cambiar, si no volvemos a valorar, todo lo que antes de estas influencias capitalistas, valorábamos y nos hacía caminar hacia adelante y que entre otras muchas cosas era el deseo profundo e ilusionante, de querer trabajar, no para ser “los más ricos del barrio” sino para cumplir con nosotros mismos, realizarnos como personas y ser así más felices, ¡ah…!, y pensar que esto no son “paparruchas”, era y es la verdad. Adquirir voz, e ir contra las injusticias que nos da la sociedad, será más fácil si tenemos confianza en nosotros mismos, en que lo que hacemos, está bien hecho, y eso lo sabemos sin que nadie nos lo diga, porque tenemos conciencia de que nos vamos superando y ponemos los medios para ello, poniéndonos al día en  nuestras respectivas profesiones y disfrutando cada vez más con lo que hacemos. Hoy, no es fácil trabajar bien, por las restricciones de personal en casi todas las empresas, ya sean públicas  o privadas. Incluso no es fácil trabajar, y sería importante para que ocurriera lo contrario, que dentro de los valores perdidos, se recuperara el valor de la solidaridad, que tan felices nos hace cuando, descargados un poco de nuestro egoísmo, ambición y vanidad, lo ponemos en práctica y pensando que con menos podemos pasar, no se despide a tanta gente… Este sistema no marcha, y habrá que educar a los futuros empresarios, más, en valores, y lo justo en dividendos.
        ¿Quién cambia la sociedad?, posiblemente un impulso efectivo y participativo de quienes puedan y quieran que cambie. Pero…, y ese impulso a quién pertenece, quién lo da… ¿Cómo sabemos quién lo ha dado y que ha sido efectivo? Necesitamos saberlo, y no confiarnos por ello, pero saber que todo va marchando…, ayuda a retomar la ilusión para que todo vaya a mejor…, óptimo…, al menos bueno, porque ahora es malo el panorama.
        Si tomamos como modelo otra cosa ya hecha y la volvemos a hacer, se dirá que estamos copiando, pero la verdad es que, si no tomamos como modelo las buenas ideas de los demás, apeándonos de nuestro “trono particular” y viendo en el ejemplo, el progreso en los países que salen adelante con los mismos medios, lo tenemos difícil. Hay que empezar por unos cimientos sólidos de educación en el auto conocimiento, que nos permitiría conocernos en el sentido físico y anímico o espiritual, por lo que necesitaríamos a la ciencia, a las letras y a las artes y con las demás humanidades, aprenderlas y aprehenderlas porque son necesarias para la vida y el trabajo.
        Estamos viviendo una crisis espeluznante y es como una forma distinta de guerra, que se paliará, según el interés de los gobernantes responsables, que aún sin saber de su éxito o fracaso,  presienten y saben, su paso a la historia.
        Para que exista el señor, tiene que existir el esclavo, según nos demuestra la tradición, pero no tiene que ser necesariamente así, y en nuestro siglo, afortunadamente, no hay en el pueblo la ignorancia de antaño… Se protesta se reivindican, como se puede, los derechos y el poder tiene oponentes que le hacen rectificar o anular decretos que no convendrían a la mayoría… Se critican ciertas actitudes y se hace público el error o errores que en otro tiempo se ocultaban…
El desarrollo y evolución, va muy despacio, quizá el hombre no debía haber subido a la luna sin haber resuelto los problemas de nuestro planeta, aunque el no querer volver a las cavernas y vivir con dignidad es tarea de todos. Estas son nuestras cosas, las de todos y este es nuestro tiempo y si se rompen o se para, como todo, hay que poner solución, arreglarlo y procurar que no se vuelvan a romper y volver a dar cuerda, así de sencillo...
 
 Bibliografía:
Wikipedia

Citas:
Manuel Fernández Álvarez
William Shakespeare (Enrique IV)

Deducciones personales

Alicante 4/03/2014

Mª Jesús Ortega Torres