¡Qué bonita es Barcelona…!
Me he traído, de Barcelona, una hoja de invierno, de las
muchas que, como alfombras, poblaban el suelo.
También me vine con los recuerdos de un tiempo pasado que
viví, con ilusión y trabajo, pues estuve antaño, en esa preciosa ciudad, en dos
ocasiones, y en las dos, por periodos largos. Afortunadamente, he vuelto muchas
veces más, siempre que tuve ocasión, y aunque han pasado los años, los
recuerdos fluyen en el reencuentro. No se olvidan…, la ciudad nos vuelve a
hacer sentir el tiempo de juventud, el tiempo de lucha. Barcelona sigue igual, como
siempre, alegre, bulliciosa, sorprendente, frenética, trabajadora…, ahora, además, en el tiempo de adviento,
tiempo de Navidad, Barcelona, está llena de color con las fantásticas
iluminaciones, que adornan el techo de sus calles; está llena de rumores
nuevos, está llena de nuevas estridencias y también, nuevas melodías.
Volví a beber agua, fresquita, en la fuente de “Canaletas”,
que es uno de los muchos símbolos que tiene esta bella ciudad, y que además
garantiza, para quienes la bebemos, la vuelta de nuevo, en un futuro más o
menos próximo. Volví a admirar los bellos edificios de Gaudí. Volví a pasear
por sus Ramblas…
Me gusta el modo de vida de los catalanes. Lo considero serio,
planificado para el progreso, y que, aprovechando todos los mejores factores de
cada persona que vive en esa tierra, permite la progresiva superación y llegar a donde
habías soñado. Llegar algún día, o, al menos intentarlo.
Si estás trabajando y quieres seguir estudiando, te ofrecen
un horario adecuado para que puedas realizar tus estudios. Los “jefes”, se
colocan ante su “planing” y tratan por todos los medios de favorecerte…
Empiezan a mover posibilidades. Te acomodan.
Vas a trabajar mejor, porque estás
muy contenta, notas como te ayudan, notas que, sin apenas conocerte, te quieren
un poco.
Es lógico y razonable que algo así, no podemos dejarlo
perder. No somos tontos ni tontas los de otros lugares, aunque a veces, muchas
personas, por ignorancia, lo parecemos. Yo, en este tema de Cataluña, no, desde
luego, y considero que no se puede juzgar a la ligera y castigar, no comprando
sus productos, y desarrollando una antipatía, creo que no lógica, también a la
ligera, a un pueblo que lo único que hace es mostrarnos una personalidad más
estructurada con su idiosincrasia y
temperamento distinto, pero libre, para ser como son.
Me gusta la política, en tanto en cuanto, necesito pensar y
saber, que me puede ayudar a vivir mejor, a utilizar mejor mis recursos y los
de los demás; a defenderme de los abusos de otros, a mi misma y a mis
allegados. Me gusta si me ayuda a sentirme protegida, como miembro de una
nación que nos valore a todos por igual (así consta en la Constitución), y nos dé
parte de la seguridad que necesitamos, para vivir en las distintas facetas de
nuestra vida, que nos conforman y hacen personas…
Me duele que en Cataluña, y
en otros lugares de nuestra España, haya esa tendencia a un fraccionamiento,
que nos haría tambalearnos, aún más, de lo que lo estamos ahora, por la
inseguridad, crisis, desencanto en general…
He ido y venido tantas veces a Barcelona, que no imagino,
hacerlo de otro modo que libremente, sin
visados ni trabas de ningún tipo, y sintiéndome una española más, igual que
cualquiera de los catalanes.
Bebo de vez en cuando Cava…, el “Brut” me parece delicioso,
inmejorable; me gustan sus tejidos y su moderna confección; me gusta su civismo
a imitar, su modo de trabajar y organización, y su gran acogida a quienes
quieren trabajar, a quienes quieren superarse…
Últimamente, siempre
me traigo una camiseta que, con su eslogan, reafirma a los cuatro vientos mi
pasión por esta región de España. Por esa Comunidad un poco mía, por lo
querida.
GRACIAS BARCELONA
GRACIAS CATALUÑA
Alicante Diciembre 2012
María Jesús Ortega Torres
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