fue salvaje. O más bien armónica.
Ignacio Escolar
Me
despertó el canto coral, sorprendente, de los peces de mi pecera. Les escuché
embelesada y atónita a la vez… Un grupo de ellos parecía decirme cantando.
“Calla,
calla”
Al otro grupo y, al
unísono, le escuchaba:
“Ven, ven”.
Lo de calla, calla y, con mi fama de
cotorrita solitaria y desesperada por comunicar, alguna ocurrencia o evento
personal a mis próximos y habituales interlocutores, no me sorprendió, aún
sabiendo la gran verdad que alberga nuestro silencio, porque, él, el silencio,
habla por sí solo. Él habla y dice…
Sin hablar
Sin señalar
Sin mostrar sus ideas
-Que,
con tanto que escucha, seguro, serán muchas-.
Ideas en potencia que
se están cociendo, haciendo al cocerse y prepararse… Por ser nuevas, son
tímidas, temerosas quizá y, no se atreven a surgir e invadir un universo qué, ¿no le incumbe? O, ¿no
quiere que le incumban por ser renovadoras? ¡Posiblemente buenas!
Me pregunto: ¿Queda
algo que no sepamos o que no sepa el universo?
El
mundo, y su gente -todos-, juzgan o juzgamos, por lo que ve o vemos, de
nosotros mismos, en los demás. También juzgamos los hechos que invaden nuestro entorno
e intimidad, por lo que creemos cierto. Pasa que las certezas y los errores son
diferentes en cada PERSONA.
El grupo de pececillos cantores, que
pronunciaba “Ven, ven…”, me ha retro llevado a nuestras primeras células y su
bipartición, hasta llegar a donde somos/ estamos. Llegar desde una sencilla
esponja hasta aquí -890 millones de años-, ha sido muy duro. Se ha llamado y se
sigue llamando evolución y los pececitos me cantaban, “ven, ven…” y ellos nadan
desde hace la friolera de 480 millones de años.
¿Mis
pececillos de colores me adoran porque les alimento, cambio su agua,
periódicamente, y no tienen problemas de depredación?
¿Me quieren en un lindo camino sin depredadores?
Estar como ellos, en
una urna abastecida de agua y alimentos, sin los problemas acuciantes de
nuestro globo terráqueo y sin satisfacer ninguna otra necesidad, ¿es lo que me
sugiere ese “ven, ven”? Los doscientos mil
años – o, casi trescientos mil-, desde que estamos los seres HUMANOS,
aquí, quedarían en el olvido o tendría que haber otra revolución importante,
para que el ser humano se reconvirtiese de nuevo en SER HUMANO. Esta faceta, en
alas, de ambiciones, vanidades, anhelo de poder, desestimación de todo lo que
no sea referido a él mismo, no tiene, para, según quién, ninguna importancia y
no darse cuenta que está habiendo una autodestrucción global, por unos excesos
y unas impunidades repetidas y, con involucración de personas de paz ante
hechos constantes, como las continuas guerras, que perjudican a todos, en
general, estemos como protagonistas forzosos, en ellas, o no, nos causa el
temor de catástrofe continuada y destructiva. Las imágenes de una guerra
servida en el acto y, en nuestras particulares pantallas de T.V.E., y, mientras
tratamos de hacer, con normalidad, nuestra vida cotidiana, dejan en nuestro
ánimo la sensación de involución, y, esta involución existe porque se repite en
todos los tiempos la destrucción del ser por el ser, con apenas intervalos de
descanso y enmienda.
“Al
principio, toda Naturaleza fue salvaje. O, más bien armónica”
En
esta frase de IGNACIO ESCOLAR (BURGOS 20/12/1975), es, creo yo, muy importante
la afirmación: “Al principio”. También “salvaje” y “armónica”, como si fuese la
primera, consecuencia de la segunda en su apreciación de la naturaleza.
Imaginar a la NATURALEZA armónica, me fascina…
¿Tanto hemos cambiado para haberla cambiado tanto?
En “Diarios de un escritor”, pensados y
escritos, entre, 1873 / 1881, FIÓDOR
DOSTOIEVSKI (MOSCÚ 11/11/1821 – SAN PETESBURGO 9/2/1881), nos habla de “El
Quijote”. Fue tal, el impacto de esta lectura, para él, que creyó que estos
libros llegan a la humanidad, cada varios cientos de años… Asegura que sus
textos representan la suprema y máxima expresión del pensamiento humano. La más
amarga ironía que pueda formular el hombre y si se acabase el mundo y alguien
preguntase a los hombres, sobre lo que habían sacado en limpio de la vida y qué
conclusión definitiva se ha deducido de ella, podrían los hombres mostrar “El
Quijote” y decir luego: “Esta es mi conclusión sobre la vida. ¿Podríais
condenarme por ella?”
No está todo dicho. Trabajar por una armonía
primitiva que pueda continuar; leer y pensar mucho para poder lograrlo, nos
debería de seducir.
TORREVIEJA 19/2/2023
María Jesús Ortega Torres
Referencias
de citas:
“El
porqué de DOÑANA” Ignacio Escolar -“el Diario.es” Diciembre 2022-.
Pensamiento
de F. Dostoievski tomado de Internet.
Fotografía
de mi propiedad y colección particular
Cómo siempre ¡ Magnifico! Y a la vez muy interesante tus citas. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Marisa! Procuro escribir lo que siento en este tiempo tan lleno de guerras y cambios trascendentales. Hay quienes no han leído, todavía, nuestro libro de "El Quijote" ni a autores tan importantes como Dostoiveski y sería una alegría y gran fuente de conocimientos, para ellos, que así lo hicieran.
ResponderEliminarMuchas gracias Marisa