lunes, 28 de marzo de 2011

"PRIMERA Y SEGUNDA PARTE"

“PRIMERA PARTE”




A veces la razón se pelea con el corazón, he ahí mi locura…
Sin saber porqué, hay momentos, en que te das cuenta porque te fijas más, en que el corazón no va a la par con la razón y te invade una terrible impotencia. Nos disgustamos y si seguimos, hasta podemos enloquecer.
¿Qué o qué cosas nos llevan a tales extremos?. Como somos todos los seres humanos distintos tenemos, también, desigual razón y sentimiento. Sentimiento y razón.
   Decimos, comparando, que el sentimiento es corazón y que la razón, habita en nuestros cerebros, pero sabemos el condicionamiento que tiene todo nuestro organismo entre si. Nuestros cinco sentidos nos avisan. Las neuronas hacen que nada sea íntimo en nuestro ser, ya que todo él se torna participativo, impregnando cada una de sus células de un saber o conocimiento, adquiridos por nuestros sentidos y administrados por las partes interesadas, pero con el salvoconducto o veto de todo lo demás.
   Muchas veces, conocimientos y sentimientos sufren un cambio repentino como de norte a sur o de oeste a este…, han entrado en nuestro organismo conocimientos, sensaciones nuevas que nos marcan otro destino diametralmente opuesto a la orientación anterior.
   Así somos: cambiantes como el tiempo en la primavera, que de frío pasa a sol intenso y viceversa, pareciéndonos un misterio, al igual que en nuestros sentimientos, nos parecen igualmente misteriosos el odio y el amor o, el amor—odio.
Todo cambiante, todo diferente, todo natural…, para todo amar, para todo odiar,para términos medios.

Torrevieja 26/03/011
Mª Jesús Ortega Torres



“SEGUNDA PARTE”


   Me faltan solo cinco minutos, para estar guapa.
   Un poquito de rimel…, el pintalabios, la sombra nacarada.
¡¡Ay!!, yo no sé que hacer para tapar tanto dolor, tanto “quejío”.
   Iré a un bar…
   --Una caña sin alcohol, por favor (así, enérgica).
   El camarero me dirá: con alcohol, vale lo mismo.
  Y yo le contestaré:
--Pero es que yo no tomo alcohol… (¿por qué se mete?).
Cuando la quiera con alcohol, ya se lo diré.
   Después me iré a la estación. Me gusta ver llegar el tren de las cinco.
Me gusta ver llegar los trenes.

¿Penélope…? No.
Yo no espero a nadie. Tampoco sé si alguien me espera a mi. ( Creo que no es el caso).´
   Mientras, tomo la caña. El camarero me mira…¿hizo efecto mi rimel?. Salgo. Camino despacio. Se va acercando la hora del té (at five o’clock tea), y yo, yo me he tomado mi caña sin alcohol, y al revés del mundo: ni caso… Sé que él no es para mi, y sé también por tanto, que yo no soy para él.

Voy a ver llegar el tren de las cinco. ¿El primero o el último?.

Torrevieja 25/03/011
               Mª Jesús Ortega Torres

No hay comentarios:

Publicar un comentario