sábado, 4 de junio de 2011

ONDAS (RELATOS URBANOS)



   A veces evocamos por olores, sonidos, gestos etc., situaciones o momentos vividos anteriormente por nosotros y que nos hacen volver al pasado, haciéndonos reflexionar sobre nosotros, nuestro entorno y los cambios que hemos experimentado, desde que se produjeron dichas situaciones.
   De pequeña, me gustaba tirar piedrecillas al mar, recogidas de las rocas desde donde me bañaba. Las ondas que se producían, me fascinaban.
Cogía en mi mano diez o más pequeñas piedras y las iba tirando despacio, luego más deprisa y después un poco más tarde de manera rápida. Los círculos se producían unos detrás de otros y eran cada vez más rápidos, y yo, miraba entusiasmada, como con mi simple gesto, parecía transformar la naturaleza de las cosas: de un mar sereno, se pasaba a un mar que emitía ondas, con un simple gesto de mi mano.
   Esta mañana, me he levantado temprano. El mar desde mi ventana, se veía tranquilo. No he visto ninguna gaviota recorriendo mi trocito de cielo visible, pero sí, cerca de la orilla, he visto unas ondas continuas que me han recordado, mis inocentes piedrecillas, pues esas ondas eran iguales a las que yo producía al tirarlas al mar.
   Las ondas de esta mañana las ha producido, el volumen de una bañista solitaria, que ha elegido mi playa para refrescarse de esta calíma, que nos agobia las veinticuatro horas del Julio abrasador que nos ha tocado.
   La “Ley de Arquímedes”, se da tanto con las piedrecillas, como con un peso pesado, que al parecer tiene la madrugadora bañista solitaria.
   Me ha hecho pensar en la genialidad humana, nacida las más de las veces de su observación unida a la casualidad, como factores imprescindibles del progreso y superación de nuestra especie humana.
Me ha hecho pensar en Newton, que al ver caer una manzana, formuló su “Ley de la Gravedad”.
Me ha hecho pensar en Einstein, y en su “Teoría de la Relatividad”, al recordar, el ejemplo, de un tren parado y otro en marcha y la sensación que se vive en el parado que parece que también anda, aunque ¡claro! su desarrollo es bastante más complejo.
También he pensado en Torricelli, el físico italiano, que siendo discípulo de Galileo, amplió los estudios de éste sobre el movimiento parabólico de proyectiles, enunciando el famoso “Principio de Torricelli” sobre la efusión de líquidos, construyendo también, el primer barómetro.
En fin…, termino mis reflexiones. La culpable de las mismas no he sido yo.
   La culpa la ha tenido la bañista, que ha producido esas “ondas”, con su pesado cuerpo.
Seguiremos observando, a ver si descubrimos petróleo.

M ª JESÚS ORTEGA TORRES
Torrevieja 19/7/09

















No hay comentarios:

Publicar un comentario