Te he ofrecido hoy un ramo, de tus sueños
mejores,
las musas de tu vida, convertidas en
flores.
Somos tantas habitando la faz de esta
tierra,
que variado
es el ramo de distintos colores.
Todas, con peculiar perfume, te amamos de
algún modo,
y fuimos buenas musas, en tus lapsos
oníricos.
Pero ahora ya no estás. Sueñas en otra
estancia…
tus sueños son ahora, eternos e infinitos.
Te has ido a descansar ¡y es que estabas
muy triste!
Tu llanto lo sentíamos, transitando tu faz.
Ahora, en tu solaz, nos mirarás a todos.
No escucharemos tus quejas, no oiremos tu
cantar.
Por las nubes del cielo pasearás muy
gozoso,
Verás, con alegría, vivir a tu poesía.
Yo no esperaba un fenecer tan presto,
con frío y soledad de compañía…
Sin la mirada de la amada, que esperabas,
y que ahora aguardarás tras la agonía.
En tu vida hubo alguna mano amiga,
que enlazó la tuya, con contento,
mas tú soñabas otra mano y, al recordarla,
rechazabas, de ti, cualquier intento.
Tu vida se alejaba, poco a poco
por ese amargor, que te inundaba a veces,
aunque una sonrisa nos decía, frecuentemente,
que también soñabas y pensabas otros entes.
Y me parecía a mí, cuando creabas – ¡ oh
conspirador! -,
que tenías, tú, otros amores. No tan solo…,
un amor.
Alicante 3/12/11
Mª Jesús Ortega Torres
No hay comentarios:
Publicar un comentario