martes, 27 de enero de 2015

SENTIMOS, PENSAMOS, DUDAMOS... SEGUIMOS





SENTIMOS, PENSAMOS, DUDAMOS… SEGUIMOS


(Hojas de Ensayo)

       
        Al cabo de  las veinticuatro horas que nos depara el día, nos movemos y hacemos muchas cosas: Leemos, trabajamos, pensamos continuamente,  observamos y notamos, a veces,  que lo que nos interesa o incumbe, está rodeado por un halo de incertidumbre, un halo de duda, porque no todo es como creemos, no todo es como habíamos pensado que era.
        Nosotros y lo que sentimos  o pensamos, depende, a veces de agentes externos, una segunda persona, una tercera, o del mundo entero.
        Solemos idealizar con mucha ilusión y con demasiada frecuencia, todo lo que tocamos o nos rodea, y, tanto en el plano del amor, de la amistad, de la salud, en lo social o laboral, generalmente, vemos las cosas de modo optimista. No tenemos motivo para otra cosa, pero éstos, los motivos, no se suelen hacer esperar, y vemos que lo que hemos percibido en un principio, se convierte, de la noche a  la mañana, en algo muy distinto.
        El amor que  sentías por una persona, puede variar por una sola palabra del amado o por  un solo gesto, que nos resulta extraño, no de él. No de cómo le creíamos, y aunque reflexionemos y nos parezca mentira, esa desilusión, da comienzo a otra etapa en esa relación.
        Pasa con la amistad, que si es duradera, logra ser un tesoro, pero se puede torcer también por un mal entendido de tu parte  o del otro, y convertirse como ocurre con el amor, en algo pasado si dudamos de nuestro amigo o él duda de ti.
       
        La incertidumbre llega, ante  la decepción por  algo que no esperabas. No sabes si es  una mala interpretación tuya, de un  hecho, o es la realidad. Llega y te sorprende, aunque haya  ocurrido más veces con la misma persona… Entonces se piensa: ¿Soy de piedra…?
        Si somos capaces de perdonar a las mismas personas que nos han defraudado varias veces, con intervalos más o menos largos, estamos en el trance de digerir, siempre,  todos los obstáculos que nos pongan por delante porque creo que, el mundo de los sentimientos, es tan importante, que todo lo demás, está por debajo.
        Sensaciones, incertidumbres, dudas…, las  toleramos, no las rechazamos, porque estamos hechos de ellas. Son fisiológicas como lo son el pensamiento y otras capacidades inherentes a  todos.

        Ya Aristóteles decía que:
“La duda es el principio de la sabiduría” y que:
“Los grandes conocimientos engendran grandes dudas”,
por lo que nuestras incertidumbres deben tener fundamento, y tomadas como cualidades del ser, asimiladas como camino para encontrar la verdad, aunque a veces se caiga en  otra cosa, como son los juicios temerarios (la mayoría de las veces "en comandita”),  que tanto daño hacen en los destinatarios…, mucho más, que lo que quién los remite, puede llegar a pensar.
        Voltaire dice que:
“Dudar vale más que estar seguro” y también nos dice que:
“La vacilación es el más vehemente indicio de la debilidad de carácter”.
        Sentimos, pensamos, dudamos, y aunque nos hayan tirado piedras por algún equívoco, aunque digas: “me confunden”, yo no soy la “susodicha” o el “susodicho”…, soy simplemente yo, no la otra o el otro que han creado con no muy buena intención, seguimos, porque al final, únicamente nos ha de interesar el criterio que tengamos de nosotros mismos, no el que inventen los demás, si su criterio no es el nuestro, aunque a veces, la opinión de los demás hace responder con unos reflejos condicionados, que, como en las novelas de crímenes y misterio de Agatha Christie, conciben al inocente como culpable.


Bibliografía:
                 Pensamientos de Aristóteles y Voltaire del “Diccionario de Citas” de
                 Luis Señor.
                 Experiencia profesional y personal

Alicante 25 de Enero de 2015
Mª Jesús Ortega Torres
          



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