VIDAS ETERNAS. Hoy…: MATEO ALEMÁN DE ENERO
“Donde
la fuerza oprime, la ley se quiebra”
MATEO ALEMÁN DE ENERO
Mateo
Alemán de Enero nacido en Sevilla en 1547, y que falleció en Ciudad de México
en 1614, fue un pensador, y escritor e investigador de la palabra y de nuestra
lengua, que con su novela picaresca “Guzmán de Alfarache”, marcó una
nueva forma literaria que se convirtió en clara fuente en la que bebieron, no
solo sus coetáneos, sino que sirvió para definir y clasificar un estilo y una
época con su: “toma de tierra”, ante una realidad, que se ha ido
transmitiendo de generación en generación, ya que observamos por la experiencia,
que el “ser”, en esencia, no cambia, y sí lo hacen: “tiempos y circunstancias”. Todos nosotros creemos vivir unos hechos
que nos son “propios” y pasa que, por nuestra condición humana
(¿genética?, ¿de imitación?, ¿evolucionante o involucionante…?), se nos han transmitido, como “calcados”, a pesar de los siglos transcurridos.
El carácter misantrópico de Mateo
Alemán, queda reflejado en su “Guzmán de Alfarache”, porque imbuido en su
pesimismo, ve la continua caída del hombre
que aunque trata de enmendarse no lo consigue. Esa lucha interna por
sobrevivir a una adversidad, no lo
ayuda, sino antes al contrario, le va hundiendo hasta lograr destruirle pues
adquiriere unas experiencias, que le hacen más sagaz en cuanto a sus propias
maldades.
En nuestro autor, se ve reflejada su
propia adversidad. La muerte de su padre no le permite licenciarse, y sus
estudios en Humanidades y Medicina, se finalizan de modo forzoso, ante la precaria economía familiar y sin la
titulación pertinente. Durante toda su vida
estuvo endeudado, y obligado, muy a su pesar, visita, como preso, la
cárcel en diversas ocasiones. Con el propio horror en su misma piel, sus
conocimientos humanísticos y el horror percibido
en otros, que tiene que soportar, cuando ejerce de juez visitador, en las minas de
mercurio de Almadén, y que deja como testimonio en su “Informe secreto”, denuncia hasta dónde
es capaz de llegar una mente humana, que, embrutecida o enferma, abusa de su “poder”,
y hace auténticas vilezas sobre personas a quienes cree inferiores: los
esclavos y los forzados, que hasta entonces y en aquél tiempo se seguían
haciendo.
Mateo
Alemán de Enero, publica su más famosa obra, “GUZMÁN DE ALFARACHE”, en dos
volúmenes o partes, siendo la primera parte publicada en el año 1599 en Madrid
y la segunda parte en el año 1604 en Lisboa. Él se fija en la puntuación. No la
deja en manos del “corrector de la imprenta” o para el gusto del “cajista”,
y además, no solo fonéticamente
sigue puntualizando lo que piensa…, lo hace filosóficamente, y lo hace, dando
todo el sentido que la fuerza de una palabra puede tener como continente y
contenido de una idea, consciente de que, esta, la idea, es el contenido de un
sentimiento humano que es el producto o resultado de querer ejercer las
mejores, por antonomasia, prerrogativas del “SER”: su LIBERTAD, su
DERECHO a la VERDAD, su RESPETO a sí mismo y a los demás por el buen trato como
PERSONAS, porque al analizar su obra, se deduce su tendencia moralista.
Con su “GUZMÁN DE ALFARACHE” y,
preludiando a las demás novelas picarescas, marca un estilo literario y
convierte en el SIGLO DE ORO, y por primera vez, una novela, la suya, en “best
seller”, pues cuando no pudo más por los agravios sufridos de otros
escritores que quisieron hacer suya una segunda parte (Juan Bautista del Rosso
y Mateo Luxan), y se decide a escribir y publicar la segunda parte. Su novela
se tradujo al italiano, alemán, francés, inglés
y al latín, siendo inspiradora para que D, MIGUEL de CERVANTES
escribiera su “DON QUIJOTE DE LA MANCHA”.
Mateo Alemán, dedicó su vida a pensar y
con una lógica natural, quiso, en el país que sería el que le acogiera también
para su última morada, Ciudad de México, escribir un “Tratado sobre Ortografía”
en el que hace hincapié, de la importancia de la puntuación en los textos.
Con
este autor y por su obra “El Guzmán de Alfarache”, conocemos el oportunismo que
entre los escritores había, al querer adjudicarse como suyas, las ideas de los
otros, que, estando mejor preparados para la escritura y siendo más creativos e
inspirados, a veces, tenían que ver, como sus “colegas”, les arrebataban sus
ideas que, por cuestiones crematísticas, no habían podido legalizar.
Esta
breve semblanza la debo terminar con otro pensamiento de este autor que, en, y
desde su experiencia nos dice:
“Todos vivimos en
asechanza los unos de los otros, como el gato para el ratón y la araña para la
culebra”
Fuentes
en:
Sentencias tomadas de los
Calendarios: “Mirga” y “Sagrado Corazón”
Tesis doctoral de Fidel
Sebastián Mediavilla, dirigida por Francisco Rico Manrique sobre:
“La puntuación
en el Siglo de Oro”
Programa de Literatura
Española (Departamento de Filología Española el
15/09/2000)).
Y
Wikipedia
Imagen gráfica tomada de Internet (Ley de correspondencia).
ALICANTE
14/07/2017
Mª
Jesús Ortega Torres
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