ESPERA
(…Divagaciones,
disquisiciones)
Hay
diez minutos que se convierten en dos horas por el arte de la espera. Sí,
esperar es un arte, porque se puede transmitir y después de haberla hecho
protagonista, se puede derivar como:
“Alegría”
—las menos veces—,
“Odio”
—tampoco es para tanto—,
“Resignación”— las más de las veces—,
“Venganza”: ¿Por qué?
Yo
hoy, en esta mi espera de hoy, me vengo. Me “vengo” de las palabras que
no me dijiste, y que aunque pudiste haberlas dicho, quedaron en un fondo: En el
tuyo o en el mío. En el mío o en el tuyo…: Congeladas. Añoradas. Deseadas.
Ilusionadas. Anheladas, pero, sobre todo: ¡AMADAS…!
Sí,
porque esas tus palabras, de esa espera, que el sagaz tiempo, pudo
prolongar, después de los segundos,
minutos y horas, a días, a semanas, meses y a años, después de eso y sin
haber perdido la esperanza, seguimos luchando con la misma o mayor ilusión
de nuestra alma, recordando voces en verso o prosa que te identifican. También
miradas claras. Tacto suave, mas, no etéreo y aromas de acacias o madreselvas
floridas y salvajes, no contaminadas.
¿Qué
es una espera, si no una risa loca?
¿Qué
es una espera, si no una o más lágrimas?
¿Qué
es una espera si no hay en ella un sueño?
Creo que sin esto, la espera, no sería
nada.
No existiría el tiempo, la risa, las lágrimas.
Tampoco la alegría, la resignación ni el odio
y la venganza.
Qué pena que la espera sea tan prolífica, pero
tan poco astuta y tan vana. Que viva solo de sueños, de recuerdos. De batallas
por hacer y de la nada.
Qué
felicidad, pensar en cuando acabe. Qué felicidad pensar en cuando acaba. Si no hay muerte, hay un destino,
que colma y llena de anhelos sus batallas.
¿Cuándo llega?
¿Qué
ha de llegar en la espera?
¿Lo sabemos?
¿Por
qué evitar sorpresas?
¿Presentimos?
¡No
perdamos más el tiempo…!
¡Adiós! ¡Adiós…! ¡Solo
me queda pensar!
ALICANTE 1/07/2017
Mª Jesús Ortega Torres
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