Día diez de Octubre. Día de la Salud Mental
“Todos vivimos en las cloacas, pero
algunos miramos a las estrellas”
OSCAR FINGEL WILLS WILDE
Cuando
las sombras desaparecen y vemos la luz, nos encontramos mejor. Tenemos luz,
pero no podemos olvidar, que, en parte, la debemos a nuestras sombras y, sabemos,
que hay diferentes tipos de sombra y también distinta intensidad y…¿Cómo no?, distinto
tiempo. Con nuestras contradicciones, cuesta que llegue esa luz; no progresamos
y por esta razón, en algunas cosas que podrían aportar sentido y coherencia a
nuestras vidas, si siguen estando, quizá, en nuestro subconsciente, no se
cambia si no hay una evolución milagrosa por nuestra parte, o una variación por
algo, que, desde fuera, nos lo haya hecho evocar. El no querer estar enfermos y
la experiencia de buenos profesionales que de momento han de paliar las fases
agudas y marcar pautas, adecuadas, a cada paciente, son primordiales para
acertar. Nuestro conocimiento de nosotros mismos, que va evolucionando con el
tiempo, junto a la ilusión que se nos va aportando, ha de modificar algo y para
bien, los estados, en principio, de amargura, tensiones y desesperanza.
Acostumbrarnos a un mundo, el nuestro, con:
“Verdades
a medias”
“Amistades a medias”
“Seguridad a medias”
Nos lleva a ilusionarnos con un cambio, un vuelco, que
desarrollaremos como podamos, siendo muy favorables la lectura, las audiciones musicales,
escribir, pintar…, la práctica de alguna actividad física, como los deportes
que nos puedan atraer y sobre todo, ayudar, porque cuando asoma la “punta del iceberg”,
mirar a las estrellas es muy favorable y, además, en este intento de iniciación
a una esperanza ilusionante, es una recomendación universal, porque universal es el escritor más polémico
de su tiempo. Época que fue llamada victoriana
por su rigor moral, aunque a OSCAR WILDE (DUBLIN 1854, PARIS 1900), no lo curó,
solamente, mirar a las estrellas; le curó el profundo conocimiento de sí mismo
y quizá fueron sus formas descaradas al expresarse y muy “atrevidas”, las que molestaron tanto. Su
sinceridad y con la perspectiva que, a todo, da el tiempo, es un buen ejemplo de
superación, para cualquier sociedad, ya sea medieval, victoriana, o
contemporánea.
El
estigma sigue, como en tantas otras cosas, y hay poca o nula credibilidad
cuando se sabe que alguien ha estado o está con un tratamiento, porque su salud
mental en alguna ocasión, se vio mermada. La sensibilidad general, y desde
fuera, es mucho mayor, actualmente, al progresar, de modo alarmante, los casos
de suicidio, sobre todo en jóvenes que piensan, o deben de pensar, que todo lo
que tenían que conocer, sentir, ver, lo saben ya, o que, muy defraudados por
otras personas y hechos, han entrado en una depresión, semejante a una terrible
pesadilla eterna, que se pega en la geografía de la piel y anula la entrada y visión de toda
luz posible. No se tiene la capacidad de poder deshacer esa espiral agotadora.
Hay muchos tipos de sensibilidad y en la Salud Mental, las herramientas que influyen en la balanza, como, el grado de enseñanza individual y atenciones familiares, y el ámbito que nos pueda rodear en la sociedad, al igual que la ayuda que nos ofrezca nuestro terapeuta, ya sea Médico de familia, Psicólogo, o Psiquiatra, son decisivas.Teniendo en cuenta que, no a todas las personas, se las puede diagnosticar, quienes sí lo están, necesitan apoyo, también comprensión, de un modo sutil, sin estridencias ni tanta publicidad, porque el “boca a boca”, no corre, vuela.
Hace
algún tiempo leí un Poema cuyo último verso terminaba así:
“En
el principio fue Eros”
No recuerdo el nombre de su autor, pero
lo creo muy adecuado, siempre que “EROS”, nos simbolice la LUZ.
ALICANTE 10/10/2021
Ilustración tomada de INTERNET
María Jesús Ortega Torres
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