El niño MANUEL salió muy
risueño,
marchó del HOGAR, dónde se
crió.
Un “HOSPICIO” fue, en donde, contento,
toda su niñez, él, allí, vivió.
Solo, ante la vida, divisó los campos.
¡Los atravesó!
Océanos lejanos quería explorar…
Había visto en sueños, los mares, los barcos
y a aquél horizonte, que quería alcanzar.
Escuchó el bramido de olas rompientes;
la espuma tan blanca que ellas movían,
bañaba la orilla, bañaba las rocas.
Mecía los caudales que los ríos traían,
y, así, los abismos de lechos profundos,
el caudal del
río, tallaba sincero,
como menester.
Los mares, muy grandes.
La tierra, no tanto…
El niño Manuel, que al viajar al mar,
creció en cuerpo y mente,
sintió, al llegar, la misma cadencia,
e igual melodía, que en la lejanía
su pequeño arroyo, volvió a recordar.
Su pura armonía hasta hacerse río,
llegaba hasta
el mar.
Nada es diferente.
Todo es diferente.
Todo no es igual
Y
Todo, es, igual…
María Jesús Ortega Torres
ALICANTE 20/12/2021
Ilustración tomada de INTERNET
Con mi felicitación para estas
fiestas tan entrañables,
mis Saludos y Cariño sinceros.
Masús
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