viernes, 22 de octubre de 2010

"NUEVA TORREVIEJA"



     El aire era algo fresco. Llegué a mi pueblo marinero y nada más andar unos pasos, llegaron a mi recuerdos de otros tiempos, al identificar el aroma del pulpo asado a las brasas, que salía de algún lugar. Me paré un instante. Evoqué en la fracción de un segundo tantas cosas…Retornar en el tiempo me produjo una gran emoción en ese instante y mi sentido del olfato se recreó en ese aroma.Ahora pensé, solo me faltaría, que al pasar por una de las casas de planta baja que aún quedan, me diese en la cara el bamboleo de una cortina por la gracia de una corriente de puertas abiertas ...
¡IMPOSIBLE!, ahora en mi pueblo, las casas se cierran a “cal y canto”, no pasa ni una mosca ¡faltaría más!. Los tiempos han cambiado, no hay cortinas. No hay "sillicas" en las puertas con la reunión de las vecinas y vecinos, comentando los últimos eventos del pueblo y alrededores. Las calles no parecen las mismas.
   Los edificios de muchos pisos, han cambiado el paisaje entrañable y con ese aire de pequeño pueblo de puerto de mar que éramos. Caminas por estas calles y no encuentras a personas del pueblo. Para uno de aquí que encuentras, ves a quinientos forasteros.
   Me siento extraña aquí. Siento que ésto no es mi pueblo. Es un pueblo invadido masivamente por personas que nada tienen que ver con él y por edificios que han cambiado bruscamente su fisonomía.

   He visitado distintas capitales europeas y todas me han dejado un recuerdo único e irrepetible, pero una de las que de verdad, me dejó con la boca abierta y llena de una admiración indescriptible, fue la ciudad de Florencia, cuna del Renacimiento y llena de obras de arte por doquier.
En esa ciudad ha reinado y reina todavía la armonía, tanto en el color de sus edificios como en las formas arquitectónicas de estos.Los florentinos han sabido respetar su historia. Su tiempo sigue siendo historia. Han tenido que hacer leyes, para que no se destruyeran tantos siglos de arte, y los habitantes de Florencia, no cambiarían los tonos pastel de sus casas y ningún precio les tentaría.
El núcleo de nuestra ciudad, Torrevieja, si se hubiese respetado haría que fuese lo que era…, un pueblo con un encanto único. Un pueblo que era la envidia de cuantos venían y el orgullo de cuantos vivíamos aquí. No ha sido respetado. Esto es Nueva Torrevieja, a la antigua Torrevieja la han cambiado. La han vendido. Yo no me identifico aquí así.
   ¿Dónde han estado los planes urbanísticos?, ¿en qué han pensado para cambiar de este modo a un pueblo?, ¿es lícito hacer con un pueblo lo que quieran o interese a unos pocos con los impuestos que pagamos todos?
   Vivo desde hace mucho tiempo fuera de aquí, y cada vez que vuelvo, me encuentro con algo nuevo, que me hace pensar, que en vez de embellecer al pueblo, sirve para que éste se parezca cada vez menos a lo que fue.
Torrevieja, ya no es la ciudad con encanto que fue. Es otra. Es : “Nueva Torrevieja

Torrevieja 26/10/2008

Mª Jesús Ortega Torres

 

 

 

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