sábado, 1 de enero de 2011

NUEVO AÑO Y PARAGUAS





   Ante todo, ¡¡Feliz Año Nuevo!! Lo acabamos de estrenar…, y esta noche que se presta a reflexiones --entre otras muchas cosas--, me ha hecho pensar en una anécdota que le ocurrió a un conocido mío.
Este viejo conocido, me contó un día, que fue a visitar a un paisano suyo porque se encontraba enfermo y, que cuando él llegó al domicilio del enfermo, salían de visitarle, sendas amigas que también le habían ido a ver. Había comenzado a llover… Él iba provisto de paraguas, pero, no así sus dos antecesoras que pidieron, con confianza, a la hija del enfermo uno para guarecerse de la lluvia.
   La hija de su paisano, les negó el paraguas diciéndoles que solo tenía uno y lo necesitaba para ella…, mas cuando se marcharon las señoras, rió comentando que había quitado los paraguas de la entrada porque, si los dejaba, temía que no se los devolverían.
   Mi confidente, improvisando una urgencia que había olvidado, marchó despidiéndose rápidamente y salió horrorizado, encontrando a las dos señoras, muy nerviosas, resguardándose de la lluvia, en el mismo portal de la casa.
Él las acompañó hasta la parada más próxima del autobús, con su paraguas…
¿Qué es lo que hizo que no se desprendieran de un paraguas, ni la hija ni el padre?
Mi amigo siempre había creído que eran buenas personas…,¿eran inhumanos?, ¿eran tacaños?
   Lo que sí dedujo mi amigo, es que no eran solidarios y que además no tenían empatía.
Esta historia, me hace reflexionar, en este momento en que estrenamos año, que, con un gesto de solidaridad y empatía, podríamos (o deberíamos), aligerar el peso y preocupaciones de personas amigas que se encuentren en una difícil situación.
Entonces resonaría en nuestros oídos, lo que se lee en el “Cantar de los cantares” (2,12)

                                         “Brotan flores en la tierra
                                          llega el tiempo de cantar”.

Alicante 1/01/2011
Mª Jesús Ortega Torres

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