sábado, 15 de enero de 2011

PRIMER AMOR

          
 

    Ella, sola en su pequeño cuarto, acostada y mirando fijamente al techo, repasaba su vida.
Lo hizo en un instante. Varios minutos le bastaron para recorrer su infancia y adolescencia que fueron de una alegría normal, aunque intranscendente…, pocas penas, muchos juegos en la infancia y abundantes “hadas” que la socorrían en todo. En la adolescencia, surgió el descubrimiento del latir de su corazón cuando lo veía.
   Aquí se paró un instante que le sirvió de puente para entrar en la edad adulta.
Sus veinte años fueron de logros: primero profesionales, después consiguió, tras un acelerado noviazgo formar una familia.
Dos hijos nacieron: la parejita, ¿para qué más?
   Su marido parecía amarla con vehemencia y se sentía feliz.
Trabajaba por las mañanas y por la tarde hacía manualidades que había aprendido de su madre que era artista.
   Un atardecer -- serían las diecinueve horas de un mes de septiembre--, cuando salía del taller de terminar unas muñecas, lo encontró.
   Miguel era su primer amor de adolescencia…Se reconocieron. Se abrazaron. Se besaron. Apenas se dijeron nada. Marcharon con destino incierto. Impensado. Caminaron juntos un tiempo y parecían que los dos habían olvidado su presente más próximo. Los dos se volvieron uno y continuaron andado hasta que se perdieron.
   Ahora, ella estaba en su habitación mirando al techo.
Su amor de adolescente, ya no estaba.
Tampoco sus dos hijos.
No estaba su marido.
Hasta su lecho, el gris de su entorno había invadido su sangre.

 Alicante 4/01/11

 Mª Jesús Ortega Torres



No hay comentarios:

Publicar un comentario