Moriré y quedará sola un
alma.
Un alma en el vacío, sin
hombro, sin mirada…
Sin la llama de noche, sin
la llamada al alba.
Sin mi voz, que te nombre,
sin mi brazo que abraza.
Sin mi pena que es tuya,
sin mi alegría blanca.
Y… tendrás que andar solo
de noche, y en el alba.
Encontrarás amores, si de
tu tren te bajas.
Mas, no serán tan ciertos.
Mas no te darán calma…
Querrás que vuelva el día,
en el que yo te amaba.
Alicante
21/12/2014
Mª
Jesús Ortega Torres
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