domingo, 15 de marzo de 2015

ESTÉTICA




ESTÉTICA

(HOJAS DE ENSAYO)


¿Sabemos qué es la estética?  


         ¿Todo lo relacionado con la belleza?
         ¿Ciencia que estudia la belleza?
         ¿Es quizá una forma de ser?
         ¿Es una rama de la Filosofía?

         Quién primero definió la estética fue, en 1750, el filósofo, seguidor de Leibniz, Alexander Gottieb Baumgarten (1714-1762), quien la definió como “ciencia de lo bello,  la misma a la que se agrega un estudio de la esencia del arte, de las relaciones de esta con la belleza y los demás valores”. No es solamente una capacidad de respuesta.
         La palabra “bello” viene del griego “kalos” y   algunos filósofos quisieron llamar a la ciencia de la belleza “kalología”.
         La estética es la rama de la Filosofía  que investiga y estudia el origen del sentimiento puro y su manifestación que es el arte, según asienta Inmanuel Kant en su “Crítica del juicio
         Hay una estética para cada forma de arte, en cada tiempo. La hay  para la música, en donde se nota claramente la evolución del hombre, que ha logrado crear unas formas musicales distintas, adaptadas a diferentes momentos en nuestra vida, siendo muy notoria, también en las demás artes  y también en el deporte en general, cuyas diferencias le imprimen un carácter particular, advirtiéndose su evolución  y crecimiento, pues parece que los seres humanos somos una fuente inagotable de ingenio y creatividad. En el paisaje vemos distintas estéticas influidas por factores climatológicos, en las distintas estaciones, y condicionamientos sociales, que las hacen diferentes y a veces únicas. Hay una estética para cada persona  y una estética para las cosas que conforman nuestro entorno en el tiempo pasado o en nuestro tiempo, por el que estamos marcados y que implica una moda asequible para muchos, en el momento en que se vive. La moda de cada tiempo debería de ser adoptada y adaptada, en cada uno a nuestra medida, una moda personalizada para cada cual. Esa moda adoptada y adaptada, conforma nuestra estética particular, sumada a otros factores.
         Creo que la estética es, ante todo, una forma de ser, que se manifiesta en las personas, en primer lugar, en el carácter, en nuestro modo de comportarnos y de relacionarnos con los demás. Primero somos, después nos abrimos y nos prodigamos, con  nuestro estilo, formación, conocimientos, educación  y más o menos belleza y armonía. El filósofo Mario Bunge considera que  la estética no es una disciplina, yo quisiera pensar que puede ser disciplina en cuanto al ser aferrado a sí mismo, pero nuestra volubilidad, nos lleva, a veces, a ser traidores con nosotros mismos si nos mueven  las corrientes que otros marcan. A veces somos más disciplinados de lo que deberíamos con esas corrientes ajenas y que mueven otros, porque se da el caso que una persona, famosa o “famosilla”, en los actuales medios de comunicación, puede hacernos cambiar o convencernos para que cambiemos, de imagen, y también de forma de vida. Cambiar nuestra estética o imitar  la estética de otras personas, es hoy muy habitual si no estamos suficientemente enraizados con lo que hemos creado en nuestra propia vida, dependerá además de nuestra mayor o menor personalidad, del grado de atracción que tengamos hacia lo que se nos ofrece como nuevo y novedoso.
        



“Soñar es la actividad estética
         más antigua”
         JORGE LUIS BORGES
“La belleza no hace feliz a quien la posee,
sino a quien puede amarla y adorarla”.
HERMAN HESSE
“La belleza es muy superior al genio. No
necesita explicación”.
                                                                                            OSCAR WILDE


         Todo lo enunciado  anteriormente, puede ser cierto, son sentencias a lo bello, a la belleza y a una actividad estética, según Borges: Soñar, pero la estética, no queda en la mera belleza, de las personas o cosas ni del arte en todas sus formas, hay un sentimiento estético que se transmite y que es diferente en cada tiempo, aunque podemos gustar en  algunos casos de la estética de tiempos anteriores o crear una nueva estética, más adecuada a un diferente gusto o percepción del momento. La estética está en el tiempo; está en el modo, porque estética es abrirse a las nuevas tendencias, que marca nuestro momento y de ningún modo es anquilosamiento. No es algo viejo, es algo que se puede renovar y se renueva, permaneciendo en las mentes de quienes nos conocen, por nuestras peculiaridades, y por todo lo que queda y nos ha rodeado durante nuestra vida, como pueden ser nuestros libros, nuestra música, nuestras ropas, cuadros, abalorios y objetos decorativos…
         Si  la persona que posee unas cualidades estéticamente innovadoras, se da cuenta de ello, y se obsesiona, puede  llegar al “narcisismo”, llamado así por el mito de Narciso, y, en su propia contemplación, ahogar una estética que de modo natural y no forzada, llegaría a ser renovadora de una estética anterior. Quien tiene una estética diferente y que destaca entre las demás, no la tiene como bandera sino de modo natural como un algo más, en el conjunto de su personalidad y, sin darse cuenta, la irradiará.
         A través del tiempo observamos los cambios producidos en las mismas cosas, pues estas serán diferentes siendo  las mismas. Es la mirada del ser, la que hace cambiar las cosas y esta depende y está influenciada por las épocas y las circunstancias.
         El tiempo ha hecho cambiar el modo de galanteo entre hombre y mujer y viceversa. Pocas veces, o ninguna, va un caballero a cantarle una “trova” a su dama en este momento. Ahora  está pasado de moda también, que la estudiantina cante en el balcón de la elegida, siendo todo esto cambiado por unos métodos más directos, tanto en el hombre como en la mujer. La verdad es que se suele “ligar”, mostrando la cara “amable” al ser querido y después pasa  lo que pasa, pero, actualmente, se tiene la ventaja de que la convivencia previa pone las cartas boca arriba antes de una unión definitiva. Es otra estética, es otro tiempo.
         Al sur de la isla Amami-Oshima, en la zona subtropical de Japón, en 1995, los buceadores se encontraron unos dibujos extraños, círculos que eran rellenados con figuras geométricas, en distintos lugares del fondo marino. A esos círculos geométricos los llamaron “los círculos  misteriosos”. En el año 2011, investigadores de la revista científica “Nature”, identificaron un pequeño pez globo, no venenoso, de unos doce centímetros de longitud, construyendo dichos círculos, que dibuja, como “cebo amatorio” para que la hembra, si le gusta el precioso dibujo, ponga allí sus huevos
          Hay también, al igual que en el amor, una estética de la guerra, ya que a través de las épocas se ha cambiado el modo de luchar. El hombre empezó luchando con su fuerza, más tarde con piedras, quijadas de animales pasando por tirachinas, espadas, arcabuces, metralletas, bombas de pólvora y atómicas, se sabe que se  puede hacer la guerra  con virus y bacterias, una estética tan peligrosa como las citadas anteriormente, ya que todas conducen a la autodestrucción, que aunque, de momento, no represente  la muerte de quien la ha provocado, sí representa la muerte de millones de personas, que no tienen la culpa ni el deseo de luchar y morir. La palabra en general y la poesía en particular, pueden ser un arma más letal que cualquier artilugio innovado. Pueden aportar mucho a una finalidad concreta como es la libertad de las personas, ante las opresiones dogmáticas de todo tipo, que les invaden indiscriminadamente.
         El pequeño pez globo, utiliza su arte para seducir, y también pintores, escultores, arquitectos, músicos, escritores, y en general todos los seres vivos lo hacemos, a nuestro modo, imponiendo su estética quien más gusta o más sorprende por la novedad, aunque esto no quiera decir que siempre y en todos los casos se tenga que perdurar.


Referencias:
                   Wikipedia
                    verne.elpais.com
                     “Diccionario de Citas”  Luis Señor
                    Fotografía del paisaje del Campus de San Vicente del Raspeig  (Alicante)


Mª Jesús Ortega Torres

Alicante 12/03/2015

miércoles, 4 de marzo de 2015

PEQUEÑO RELATO "3/03/2015"





PEQUEÑO RELATO
“3/03/2015”

 Hoy no debería haberme levantado.
Me ha salido, me sale todo mal ¡qué rabia!
        Esta tarde, no me he bajado en la parada de autobús que me correspondía, he parado dos paradas más adelante, distraída,  y he tenido que ir a mi lugar de destino, andando, y temiendo  llegar tarde. Luego, en clase de  literatura,  le dije al profesor que yo era una superdotada…¡qué cosas tiene el subconsciente!
      Esta mañana fui al médico y en la puerta, una enfermera iba llamando a los pacientes, por número y por nombre, con un orden impecable.
Yo creí  llevar el 27, y cuando la enfermera iba a llamar al 26, yo ya estaba en la puerta… ¡uy…, soy muy impaciente!
        Cuando  llamó al 27, pronunció otro nombre… ¡Anda, no era yo!
Yo no me llamo Mª Asunción. En ese momento quería que me hubiese tragado la tierra y desaparecer o marchar, invisible, a mi asiento en la sala de espera. Me quedé estupefacta y además, noté risitas pecaminosas. La tierra no me tragó y acudí a mi asiento de la sala de espera aferrándome a mi libro de cuentos “Zen”.
El cuento de los patos, me tapó la cara. Más tarde miré mi número y ¡claro!, tenía el 37,  tuve que esperar.
Y es que hay días en que, con lo bien que se está  en la cama con un buen libro, con la radio, o con un Tebeo de Mortadelo y Filemón, ¿por qué se tiene una que levantar?


Alicante 3/03/2015
Mª Jesús Ortega Torres





        

sábado, 14 de febrero de 2015

...Y CUANDO NOTAS QUE AMANECE



… Y CUANDO NOTAS QUE AMANECE


Bendito mundo,
que nos hace vivir o morir
como a las flores.

Que nos hace reír o llorar
como al arroyo
que a su paso pregunta
¿cómo estás?

Bendito mundo,
lleno de alegrías y sinsabores.
Que nos hace despertar cada mañana,
con su sol y con, también, su paz.

Fue en un otoño,
cuando divisé a lo lejos la tormenta,
que parecía, sola, envolverlo todo,
y que sin aliento me dejó.

No hay día sin sol,
y cuando, de pronto, notas que amanece
y que calienta el sol, entonces piensas:
Bendito mundo, bendita flor, bendito arroyo…
Bendita yo.


ALICANTE 10/02/2015

Mª Jesús Ortega Torres

sábado, 7 de febrero de 2015

RECUERDO AL POETA JOSÉ ANTONIO SUÁREZ



       

 RECUERDO AL POETA JOSÉ ANTONIO SUÁREZ

          El ahora pasado día seis de Febrero, se han cumplido dos años desde que nos dejó el poeta y amigo JOSÉ ANTONIO SUÁREZ GARCÍA, y como hicimos el pasado año desde este Blog, queremos manifestar nuestro sentimiento y recuerdo, con uno de sus tiernos sonetos dedicados a  su perro “Chito”, y recordar el bello prologo que le dedicó el también poeta GERARDO DIEGO. 
El recuerdo hace inmortal al hombre. El recuerdo hace inmortal al poeta.


PRÓLOGO, POR GERARDO DIEGO, AL POEMARIO
 “DIOS Y CHITO” DEL POETA ANTONIO VÍCTOR
(JOSÉ  ANTONIO SUÁREZ)

        Tengo un amigo poeta. Y mi amigo tiene un perro. Tiene un perro, lo cual  equivale a decir, en cierto modo, que mi amigo es rico. Su posesión es absoluta y en su esclavo amicísimo encuentra respuesta a sus inquietudes, compañía a sus soledades, obediencia a sus deseos y consuelo a sus penas. No soy demasiado partidario de los perros, aunque de lo que acabo de decir, podría deducirse lo contrario. Los admiro y hasta los quiero, cuando se me hacen confiados, pero jamás he poseído uno. No he sido nunca “amo”. Y, en cambio, he padecido mucho con sus recelos, sus ladridos inarmónicos y asustantes y sus rencores injustificados, cuando yo soy para el perro el desconocido del que por adelantado hay que desconfiar.
        Mi amigo tiene un perro. El perro se llama Chito. No le conozco porque ahora mi amigo, que había nacido cerca de mi tierra, en Asturias, vive lejos a la orilla del Mediterráneo. Antonio Víctor, nombre poético y, supongo que en lo esencial, nombre de pila del poeta, recibió una esmerada educación humanista. Posee el sentido de la forma, de la belleza retórica y de  la concentración en la palabra honda.
        Porque Antonio Víctor vive una  doble vocación: filósofo y poeta. Como en los siglos fundadores del clasicismo griego, cuando los presocráticos y los poetas didácticos, teogónicos y gnómicos, su pensamiento puede expresarse, mejor que en prosa, en los cauces paralelos del verso.
        La filosofía es  una filosofía __ así lo ha bautizado él__ “del anhelo”. Dicho se está su parentesco con la filosofía existencial, pero con un matiz muy personal y libre de todo morbo posromántico. Ahora y después de un primer libro, “Mortal eterno”, ya muy interesante, me sorprende  con el regalo de otro.
        A mí los  sonetos me han causado una intensa emoción, hasta el punto de saltárseme las lágrimas con alguno. Si la poesía ha de ser algo trascendente, su mejor prueba es ésta de la emoción aguda en su lector partícipe.
        La historia del perro desde su súbita aparición hasta la angustia de la ausencia.
        El paisaje  en torno, diurno o nocturno;  la compañía de la esposa, los celos, fantasías y confidencias del can y su dueño, los impenetrables misterios de unos ojos siderales, de un alma incógnita, los presentimientos de eternidad y más allá en el espacio y el tiempo, los fundamentos mismos de la hombría, de la “perrunía” y del ser existencial y esencial van desfilando a lo largo de los sonetos en conmovedora procesión de estampas, meditaciones y efusiones de amor. Libro digno de  un verdadero poeta que exige, por tanto, un lector verdadero, que sepa comulgar con la poesía y abismarse en la cavilación filosófica.

GERARDO  DIEGO

FIDELIDAD

Llena Chito mi vida de ventura,
su eterno afán de hacerme compañía,
su tierna adoración  con alegría,
que no hay entre él y yo mayor altura.

No se postra  ante mí en su desventura,
ni siente en su interior la rebeldía
de una vida angustiosa, triste y fría,
que a mi corazón llena de amargura.

Yo pienso, al verle humilde y resignado
guardando mi jardín junto a la puerta,
en aquél paraíso que he anhelado,

velando en el dintel de pie a otro dueño,
con el alma en la angustia ya despierta,
mientras  llamo en la noche de su sueño.

JOSÉ ANTONIO SUÁREZ

Alicante 07/02/015
Mª Jesús Ortega Torres



martes, 27 de enero de 2015

SENTIMOS, PENSAMOS, DUDAMOS... SEGUIMOS





SENTIMOS, PENSAMOS, DUDAMOS… SEGUIMOS


(Hojas de Ensayo)

       
        Al cabo de  las veinticuatro horas que nos depara el día, nos movemos y hacemos muchas cosas: Leemos, trabajamos, pensamos continuamente,  observamos y notamos, a veces,  que lo que nos interesa o incumbe, está rodeado por un halo de incertidumbre, un halo de duda, porque no todo es como creemos, no todo es como habíamos pensado que era.
        Nosotros y lo que sentimos  o pensamos, depende, a veces de agentes externos, una segunda persona, una tercera, o del mundo entero.
        Solemos idealizar con mucha ilusión y con demasiada frecuencia, todo lo que tocamos o nos rodea, y, tanto en el plano del amor, de la amistad, de la salud, en lo social o laboral, generalmente, vemos las cosas de modo optimista. No tenemos motivo para otra cosa, pero éstos, los motivos, no se suelen hacer esperar, y vemos que lo que hemos percibido en un principio, se convierte, de la noche a  la mañana, en algo muy distinto.
        El amor que  sentías por una persona, puede variar por una sola palabra del amado o por  un solo gesto, que nos resulta extraño, no de él. No de cómo le creíamos, y aunque reflexionemos y nos parezca mentira, esa desilusión, da comienzo a otra etapa en esa relación.
        Pasa con la amistad, que si es duradera, logra ser un tesoro, pero se puede torcer también por un mal entendido de tu parte  o del otro, y convertirse como ocurre con el amor, en algo pasado si dudamos de nuestro amigo o él duda de ti.
       
        La incertidumbre llega, ante  la decepción por  algo que no esperabas. No sabes si es  una mala interpretación tuya, de un  hecho, o es la realidad. Llega y te sorprende, aunque haya  ocurrido más veces con la misma persona… Entonces se piensa: ¿Soy de piedra…?
        Si somos capaces de perdonar a las mismas personas que nos han defraudado varias veces, con intervalos más o menos largos, estamos en el trance de digerir, siempre,  todos los obstáculos que nos pongan por delante porque creo que, el mundo de los sentimientos, es tan importante, que todo lo demás, está por debajo.
        Sensaciones, incertidumbres, dudas…, las  toleramos, no las rechazamos, porque estamos hechos de ellas. Son fisiológicas como lo son el pensamiento y otras capacidades inherentes a  todos.

        Ya Aristóteles decía que:
“La duda es el principio de la sabiduría” y que:
“Los grandes conocimientos engendran grandes dudas”,
por lo que nuestras incertidumbres deben tener fundamento, y tomadas como cualidades del ser, asimiladas como camino para encontrar la verdad, aunque a veces se caiga en  otra cosa, como son los juicios temerarios (la mayoría de las veces "en comandita”),  que tanto daño hacen en los destinatarios…, mucho más, que lo que quién los remite, puede llegar a pensar.
        Voltaire dice que:
“Dudar vale más que estar seguro” y también nos dice que:
“La vacilación es el más vehemente indicio de la debilidad de carácter”.
        Sentimos, pensamos, dudamos, y aunque nos hayan tirado piedras por algún equívoco, aunque digas: “me confunden”, yo no soy la “susodicha” o el “susodicho”…, soy simplemente yo, no la otra o el otro que han creado con no muy buena intención, seguimos, porque al final, únicamente nos ha de interesar el criterio que tengamos de nosotros mismos, no el que inventen los demás, si su criterio no es el nuestro, aunque a veces, la opinión de los demás hace responder con unos reflejos condicionados, que, como en las novelas de crímenes y misterio de Agatha Christie, conciben al inocente como culpable.


Bibliografía:
                 Pensamientos de Aristóteles y Voltaire del “Diccionario de Citas” de
                 Luis Señor.
                 Experiencia profesional y personal

Alicante 25 de Enero de 2015
Mª Jesús Ortega Torres
          



lunes, 5 de enero de 2015

LEER, ESCRIBIR






LEER, ESCRIBIR…

(Hojas de Ensayo)


        “Uno llega a ser grande por lo que lee,
        no por lo que escribe”.
                  JORGE LUIS BORGES

“Nadie te recordará por tus pensamientos
secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría
para expresarlos”.
                  GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ


        Leer un libro, nos da mucho más de lo que podríamos imaginar, porque con solo abrir sus páginas y leerlo, podemos comprobar que nos transmite experiencias, sentimientos de alegría, ternura, aversión, pena…, contándonos, a veces historias divertidas, que pueden ser verídicas o producto de la fantasía de quien lo ha escrito, representando, todo su contenido, una información adicional en nuestra vida cotidiana.
        La lectura de un libro, bien elegido por cada uno de nosotros, nos acompaña, nos ameniza y nos ilustra, siendo, a veces, casi imposible dejarlo, si nos parece que es muy interesante y su autor,  dominando el arte de narrar, nos introduce en su relato, logrando un interés por nuestra parte, sorprendiéndonos y haciendo que entremos en su historia.
        Leer nos ayuda a pensar. Nos ayuda a aclarar nuestras ideas, y también, nos ayuda a madurar pues muchas veces nos identificamos y podemos conocernos mucho mejor. Con la lectura, también, se empieza a tener criterio de  una forma sencilla, pues coherentemente, anotamos lo que nos gusta y lo que no. Discutimos con los autores mentalmente y desarrollamos nuestras propias ideas.
        Cuando estamos formando nuestro criterio se siente, frecuentemente,  la necesidad de manifestarlo y comunicarlo a otras personas. La forma de expresar nuestras ideas de modo escrito, es muy comprometida y requiere de una responsabilidad. Es la historia, que guarda bien la memoria, quien nos recuerda la influencia de los escritores en  la vida política y social de todos los pueblos y la repercusión de sus ideas, con su lucha continua, para poder expresarse libremente.
        Los buenos literatos, tratan de cambiar lo malo que tiene el mundo, de un modo no cruento, y además, nos transmiten su criterio sobre lo que no está bien, y por medio de metáforas, nos hacen sentir evidencias, que con nuestra normal sagacidad, quizás no apreciaríamos. Ellos son testigos de la historia y grandes agentes en la evolución de los pueblos.
        También se plasman en los libros,  la ternura, el amor, y se crean historias que se han hecho inmortales, por el buen oficio de quien  las ha escrito y que aunque las hayamos  leído más de una vez, sus peculiaridades nos parecen siempre nuevas y sorprendentes.

        Hoy en día, escriben a  la misma altura, hombres y mujeres…, no ha sucedido así siempre, ya que como todos sabemos, en nuestra cultura occidental ha existido siempre un  límite para la mujer, la cual, hasta el siglo XX, no logró  la suficiente autoridad y credibilidad para que su palabra brille por ella misma y que sin utilizar ningún seudónimo, se pudieran manifestar sus pensamientos. Sigue estando vetado este privilegio a las mujeres de otras culturas, a  las que se les niega el derecho a expresarse y que cuando lo hacen, queriendo definirse libremente, son recluidas o perseguidas y sus pensamientos escritos son destruidos.
        No en todos los lugares hemos evolucionado de igual modo, pero las mujeres, aunque muy lentamente, vamos encontrando un  lugar en nuestra cultura. Si queremos saber, leemos, observamos, aprendemos… Ya Sócrates sentenció: “Solo sé que no sé nada”.
         Si volvemos la vista al siglo XIX, nos encontramos a escritoras que tuvieron que utilizar seudónimos con nombre de varón, para poder publicar sus historias, sus pensamientos y sus denuncias.
        Entre estas mujeres están George Sand, cuyo verdadero nombre era Aurora Lucille Dupin (1804-1876), pero que con este nombre no hubiera podido editar los ensayos políticos y de crítica literaria, para los que estaba preparada y que la llevaron a ser una persona influyente. Fue una adelantada a su tiempo.
        Emily Brontë (1818-1848), tuvo que publicar con el nombre de Ellis Bell. Murió de tuberculosis, al año de publicar “Cumbres borrascosas”, una historia que sigue siendo inmortal. Una de sus hermanas, Charlotte Brontë, tiene una de las obras literarias más importantes de su época: “Jane Eyre”, que escribió por la impresión que le causó el tenebroso colegio (Clergy Daughters), del que salieron todas las hermanas enfermas de tuberculosis. Charlotte Brontë descubrió los poemas de su hermana Emily y, la indujo a su publicación, uniendo los poemas de ella también.
        Tenemos a  la escritora Georges Elliot (1819-1880), nacida como una, no muy agraciada joven llamada Marian Evans y, cuyo padre al notar en ella su poco atractivo, la formó para que se defendiera sola por  la vida. Escribió varias novelas, pero los escritores Martin Amis y Julian Barnes, están de acuerdo al considerar como tantos lectores y seguidores de la Elliot que su obra: “Middel March”, no solo trata de  la vida rural en un pueblo imaginario en la época victoriana, sino que es la mejor novela de habla inglesa que se ha escrito, ya que toca, igualmente, temas políticos y muestra el conocimiento de la autora de la sociedad de su tiempo. Marian Evans, tuvo que cambiar su nombre por el de un hombre, porque  tenía una relación afectiva con un señor casado y temía el escándalo.
        A.M. Bernard, es  el nombre que usó Louisa May Alcot (1832-1888), que nació en Nueva Inglaterra, y cuya obra más importante “Mujercitas”, es autobiográfica. Fue enfermera durante seis semanas, en el  hospital de Georgetown, y de su experiencia como tal surgieron unas cartas, en donde se apreciaba su gran capacidad de observación y de ironía al resaltar  la organización del hospital y la conducta de los médicos. Esas cartas tuvieron una gran acogida por la crítica de su tiempo. Otra de sus obras importantes es “Moods” (Modos de ser).
        En todo el mundo, hoy en día, existen miles de mujeres, que detectan, al escribir, y detallan muy bien con su aguda sensibilidad, el pulso del mundo. No son meras espectadoras. Son actoras que tienen voz, en este escenario  variante de la vida.
        Escribir nos lleva a documentarnos y  por  ello, siempre es muy necesario  leer… Comprobamos datos, recordamos sentencias, revisamos biografías. Todo en pro de la escritura, porque ésta ha de ser lo más veraz posible. Al escribir volvemos a recordar y aprendemos cosas nuevas.
        Si queremos que se transmitan nuestras opiniones, debemos escribir. Dejar pasar los hechos es fácil. Escribirlos y dar nuestro testimonio es comprometerse.
       
Termino mi exposición con un proverbio árabe:
                   “Libros, caminos y días, dan al hombre sabiduría”.

Documentación:
                       “Wikipedia”
                       “El País Semanal” del 12/10/2013 --Silvia Alexandrowitch     —“Letras andróginas”.
                        Tertulias, clases, talleres de literatura de la U.A. (U.P.A.), y                          experiencias personales.


Torrevieja 5/01/2015
Mª Jesús Ortega Torres
                       
       



jueves, 1 de enero de 2015

TIERRA



 TIERRA


Quisiera ser como la Tierra:
Firme, segura, veraz…
Sin miedo a vivir y,
sin  miedo a amar.

De mirada firme, de palabra cierta,
de corazón grande, de boca pequeña.
De habitar rincones, recónditos, nuevos,
del alma que, muy dentro, muy dentro yo llevo…

De andar mil caminos buscando el amor,
 que siempre se escapa si lo has alcanzado,
pues nada es eterno y él brinca veloz.

Quiero ser como la tierra:
Viva, dulce, tierna, cierta…
También alegre,
para poder cantar,
como los pajarillos
que trinan sobre ella:
TIERRA, TIERRA, TIERRA


Torrevieja 08/12/014
Mª Jesús Ortega Torres